El Prado compra el 'Tríptico del Zarzoso' a la familia Várez Fisa por casi 4 millones
El Prado ha adquirido por 3.945.119 euros –a pagar en cuatro plazos y cuatro años, sin intereses– el Tríptico del Nacimiento de Jesús, de 1450
La sala 52 A del Museo Nacional del Prado esconde joyas bajo el nombre de Várez Fisa, en honor al coleccionista que donó algunas de las que pueden verse en ella desde finales de 2013. La pinacoteca inauguró la instalación unos meses antes de que falleciera el donante, en la que el espectacular artesonado de doce metros de largo, seis de ancho y seis toneladas de peso arrebata la atención al resto de alhajas medievales y renacentistas que cuelgan de las paredes.
De las 18 piezas expuestas, 12 fueron donaciones y el resto depósitos temporales. Tal y como ha informado la pinacoteca a El Confidencial, el museo firmó una preferencia de compra sobre cuatro de estos últimos antes del depósito. Este periódico ha podido saber que El Prado ha adquirido por 3.945.119 euros –a pagar en cuatro plazos y cuatro años, sin intereses– el Tríptico del Nacimiento de Jesús, de 1450, de un pintor anónimo, posiblemente de origen nórdico formado en el estilo internacional, al que se le ha llamado Maestro del tríptico del Zarzoso. El buen estado de conservación y la originalidad del autor al representar todos los temas recogidos en el tríptico lo convierten en unaexquisita pieza de primer orden.
El museo quiere presentar la compra junto al resto del año 2014, como ha indicado la institución a este periódico, a finales de enero. De la decena de obras adquiridas el pasado año destaca, además del tríptico, el Ecce Homo de Juan de Flandes, comprado por 500.000 euros. El resto de piezas son Retrato de Carlos II, de Sebastián Herrera Barnuevo (120.000 euros); Santiago Apóstol con donante, del pintor valenciano Jacomart (110.000 euros); Retrato de Elisabhet Mongomery de O´Shea de Federico Madrazo, también por 110.000 euros;un Autorretrato en miniatura (60.000 euros) de Luis Paret y Alcázar, el Watteau español y extraño caso de pintor patrio que en el siglo XVIII imitó el rococó francés; 25 grabados (55.000 euros), de Goltzius, artista del que pudimos ver un Ticio en la exposición de Las Furias; San Pedro, de Juan de Juanes, uno de los pintores más importantes del Renacimiento español, por 36.600 euros; y un grabado de la Hilandera de Goya, por 25.000 euros. Ninguno de ellos es una novedad en las filas del Prado.
A cuenta de Villaescusa
La mayoría de las compras se realizaron en el último tramo del año, momento en el que el museo ajusta sus balances y verifica el “excedente” con el que cuenta para las adquisiciones. Llama la atención en la operación del tríptico dedicado al nacimiento de Jesús que la cuenta corra a cargo del museo en solitario, sin la ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, como es habitual en las piezas de alto valor, como ocurriese con El vino de la fiesta de San Martín, de Brueghel el viejo, de 7.000.000 de euros. En otros casos recientes, como La oración en el huerto con el donante Luis I de Orleans, atribuido a Colart de Laon (siglo XV), pagó 850.000 euros de sus “bolsillos”.
Sin embargo, esta vez hay un factor clave en la compra: la localización en 2013 de más de un millón de euros en una cuenta en Suiza del legado de Villaescusa, así como de varios inmuebles. Manuel Villaescusa, fallecido en 1991, hizo heredero de sus bienes al Prado, que debía ajustarse a la última voluntad del mecenas e invertirlo todo exclusivamente en adquisiciones de obra para sus colecciones. El Tribunal de Cuentas animó al museo a que realizara las investigaciones precisas sobre la posible existencia de patrimonio no incluido en la herencia, que se suponía de 7 millones de pesetas.
El apodo del Zarzoso del tríptico es en referencia al convento de El Cabaco (Salamanca) en el que se encontraba: “Muy perdido, en la Sierra de Francia, que ha llegado milagrosamente en estado perfecto hasta nuestros días”, explicaba la jornada de la presentación Pilar Silva, responsable del departamento de pintura española (1100-1500) y pintura flamenca y escuelas del norte. En el catálogo escribe Silva sobre la habilidad del autor desconocido: “Es tan personal el estilo del pintor, del que no se sabe nada, que si se encontrara alguna obra de su mano, se podría reconocer con facilidad”. El día de la presentación, el director del museo, Miguel Zugaza, ya avisó de que el tríptico sería "todo un descubrimiento para los especialistas".
La sala 52 A del Museo Nacional del Prado esconde joyas bajo el nombre de Várez Fisa, en honor al coleccionista que donó algunas de las que pueden verse en ella desde finales de 2013. La pinacoteca inauguró la instalación unos meses antes de que falleciera el donante, en la que el espectacular artesonado de doce metros de largo, seis de ancho y seis toneladas de peso arrebata la atención al resto de alhajas medievales y renacentistas que cuelgan de las paredes.