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Una cita a ciegas con la música
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Una cita a ciegas con la música

Tres conciertos de artistas que no conoces, en el salón de una casa y para 50 privilegiados. Sofar Sounds triunfa en todo el mundo y empieza a consolidarse en España

Escena interior noche. Alguien llama a la puerta de una casa desconocida. Abre una cara también desconocida. Saludos. Adelante. Así medio centenar de veces. Todos entran al salón, se sientan en suelo, en los sofás, en las sillas, permanecen de pie… y empieza la música. Pero, ¿quién toca esta noche?

Este podría ser el script de Sofar Sounds, un movimiento de conciertos con un punto clandestino que se celebran cada mes en casas particulares. Nació como respuesta a la necesidad de encontrar lugares donde escuchar y descubrir música y a grupos emergentes, en un ambiente mucho más íntimo.De este modo, los afortunados asistentes conocen dos días antes la dirección de la casa del anfitrión y, el mismo día -allí-, el nombre de los tres grupos que van a escuchar.

Pero si algo podemos decir que es la seña identidad de Sofar Sounds es la cercanía y la piel que desprenden estos encuentros. No todo el mundo tiene el privilegio de poner una banda tocando en acústico en su salón (aunque sea suyo por unas horas) y poder hablar después con ellos, tranquilamente. Es, como dice Carmen Boza en pleno ataque deromanticismo, “una cita a ciegas” con la música. Y todo gratuito, porque aquí nadie cobra.

“Es un movimiento sin dinero de por medio. Los que organizamos no cobramos, los músicos no cobran, los anfitriones tampoco... Lo interesante es que a esta propuesta se acerca gente que sí podría pagar una entrada. Creo que si cobráramos, la gente también vendría porque la retribución se disfruta desde otro lado. Aquí la gente viene a buscar algo que no va encontrar en ningún lugar de pago porque no existe”, explica Luciana Padua, organizadora de Sofar Madrid y que antes lideró el movimiento en Buenos Aires. “La gente busca una experiencia. Esa es la diferencia”, remacha.

Este formato nació en 2009 en Londres y triunfa por todo el mundo. Ahora empieza a coger fuerza en España, donde se realizan sesiones en Madrid y Barcelona. El domingo pasado Sofar Madrid retomo con energías renovadas la actividad (tras dos sesiones el año pasado), con el primero de sus conciertos mensuales. Carmen Boza, Juan Zelada y A por ella Ray fueron los tres grupos que pudieron escucharlas 50 personas,de los más de 1.000 inscritos. Y, para los que no quieran perderse la próxima cita de diciembre, deben inscribirse online. Además, ya están buscando la casa de la persona que hará de sala de conciertos.

placeholder Carmen Boza en el pasado Sofar Madrid (Carmen González Flahavin)
Carmen Boza en el pasado Sofar Madrid (Carmen González Flahavin)

La cita era en el madrileño barrio de Salamanca a las 19.30. La recomendación del mail de confirmación era clara: no comentarnada en redes sociales, porque “este evento es secreto” y llevar bebidas y vasos de plástico para compartir (algo que después generó un picoteo más que considerable).

Rita Bered de Curtis, brasileña que trabaja en la embajada de su país en España, iba recibiendo al personal que se iba a adueñar de su casa. ¿Es algo raro, no? Se encoje de hombros y señala su amplio y envidiable salón. Tiene hasta un escalón inmejorable para hacer de escenario, que ha decorado con unas lucecitas por el borde para daraún mayor calidez a la estancia.

Intimidad ante todo

Explica que conocía Sofar Sounds y no dudó en ofrecer su casa. “Yo lo hago por la fiesta”, cuenta. “Lo interesante es dar la oportunidad a gente que está haciendo cosas nuevas. La cosa es saber quién hace música realmente original e interesante en el mundo. Esa es la pregunta. Y ojalá la podamos ir respondiendo en estos eventos”, añade.

¿Y lo de los vecinos?Ella tranquiliza al personal: “Puede que nos interrumpan pero realmente no hay nadie, sólo dos señoras mayores al lado que son más de misa que de esto”, dice riendocuando la animan a invitar a la comunidad. Por cierto, el único requisito para que cualquier casa sea escenario de Sofar es que tenga unas dimensiones como para poder acoger a 50 personas y esté bien comunicada por transporte público. Y unos vecinos majos, claro…

“Me gusta mucho el concepto. Es algo íntimo y en casa. Es la idea romántica de venir una tarde a un sitio donde sabes que van a tocar en directo pero no saber quiénes son. Le da la vuelta al hecho de ir a un concierto y eso me gusta”, cuenta Carmen Boza, la cantante encargada de abrir fuego en la noche del pasado domingo. Presenta cinco canciones de su último disco La mansión de los espejos con las que deja clarísimo el espíritu de estos encuentros:Música de tú a tú, participación y sentimientos a flor de piel.

Un rato agradable

“Creo que el cambio en la forma en la que la gente consume la música hoy lo refleja Sofar. La gente viene sinnecesidad de pagar una entrada por adelantado a un grupo que quizás no conoce. Vieney disfruta un rato de música en un sitio agradable. Me parece que esto tiene que ver con el futuro”, vaticina.

Uno de los leitmotiv de Sofar es dar a conocer a grupos que están empezando o con promociones más segmentadas y crear público. Y hacerlo de una forma tan simple y tan eficaz comode primera mano y cara a cara. Si Boza es conocida en España, Juan Zelada tiene tras de sí una carrera que, injustamente poco (re)conocida aquí, impresiona. Este bluesman se formó en el LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), la escuela de música de Paul McCartney, pegó un pelotazo con una de sus canciones en la emisora radioBBC2 y fue telonero de Amy Winehouse. Todo esto después de recorrer media Inglaterra y más de Sudamérica tocando en bares, restaurantes, cruceros y demás eventos.

Zelada llega en versión íntima, acompañado de percusión y un contrabajo, a la casa de Rita con los temas de su último disco Back to Track, producido por Carlos Jean y que se publicaeste mes.“Después de muchos años quemando etapas, me pedía el cuerpo renovar ideas y la oferta de Muwon [el sello de Jean] era demasiada oportunidad como para dejarla escapar. Además, ya tenía cierta morriña de España”, desvela. “Cantamos en inglés, hacemos soul, folk y otros estilos pero creo que la gente tiene una mente más universal e internacional y le gusta todo tipo de cosas. El mejor ejemplo es este evento”, remacha no sin pedir “que nos inviten a terrazas, áticos, salones… donde sea. Nosotros nos animamos, los músicos tocamos donde sea”.

Guardar silencio

A por ella Ray son los ‘novatos’ y el último descubrimiento de la noche. El grupo empezó a rodar, explican, en mayo y acaban de publicar Mecanismos, su primer EP de sonidos indies. Nos cuentan que les contactó Luciana a raíz de un concierto que vieron por internet y no podría desaprovechar la ocasión. “Sofar tiene todo lo que no tiene una sala de conciertos: el respeto del público guardando silencio para oír a un artista y el contacto directo de la canción, tal y como ha sido compuesta, con el público”, aseguran.

Pero, ¿y debajo del escenario/escalón del salón de Rita? Pues por el suelo está Kike, Rafa sentado en una escalera, Silvia yPatricia buscando un hueco en los sofás. La satisfacción es unánime. “Esto es especial, diferente y me encanta que no haya dinero por medio y que sólo sea por amor al arte del anfitrión, el público y los artistas. Es genial”, dice Kike. Carlos destaca lo impactante que es escuchar un concierto así“sin altavoces ni amplificadores, que sólo escuches su voz”.

De “auténtico e íntimo” define Rafa este Sofar Madrid. “Es un lujo”, añade, y garantiza que sin duda pagaría por asistir y ofrecería su casa para hacer alguna de las próximas ediciones. “Sin venir nunca sabes. Da como reparo meter a gente extraña en tu casa pero cuando lo ves, es gente como tú a la que le gusta la música”, dice.

“Sería genial que hubiera un montón de iniciativas como esta o parecidas. Sin duda, para mí, cuanto más pequeño sea el sitio, mucho mejor”, agrega Kike dejando claro que la música “gana mucho de cerca”. Un ejemplo: “Conocía a Boza pero hoyme ha encantado. Me gusta mucho más todavía después de esto”. Coincide con Carlos y su “voy a ponérmelos ahora en Spotify…”. Patricia ensalza las ventajas de su primer Sofar: planazo de domingo, buena música, conocer a gente y sin pagar:“No hay excusa posible para no venir”, concluye.

Escena interior noche. Alguien llama a la puerta de una casa desconocida. Abre una cara también desconocida. Saludos. Adelante. Así medio centenar de veces. Todos entran al salón, se sientan en suelo, en los sofás, en las sillas, permanecen de pie… y empieza la música. Pero, ¿quién toca esta noche?

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