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La RAE pone precio a las dudas ortográficas
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busca patrocinador para el diccionario digital

La RAE pone precio a las dudas ortográficas

La Academia busca patrocinador para la versión digital del Diccionario ante su deficitaria situación económica. El acceso para el usuario seguirá siendo gratuito

Foto: Jornada inaugural del simposio sobre 'El futuro de los diccionarios en la era digital' de la RAE
Jornada inaugural del simposio sobre 'El futuro de los diccionarios en la era digital' de la RAE

Del último Diccionario de la Real Academia Española se vendieron más de un millón de ejemplares en sus ediciones de papel pero las previsiones no son tan optimistas con la recién publicada versión número 23. "Es muy difícil que se pueda repetir el éxito", aseguró ayer el secretario de la institución, Darío Villanueva.Si a eso le sumamos que la academia está en número rojos -su director José Manuel Blecua reconocía hace pocas semanas que con un déficit de 2,5 millones de euros se encuentran en unasituación "muy difícil de sostener"-, la única solución viable pasa por buscar dinero. Y la diana se ha puesto en la versión digital del Diccionario.

"La academia tiene necesidades económicas y está buscando la fórmula para mantener el servicio que da a los usuarios. Para ello, estamos buscando recursos por otra parte", aseguraban ayer desde la Academia. Esos ingresos pasan por rentabilizar las consultas de las dudas ortográficas que se hacen en la versión online del Diccionario. Seguirán siendo gratuitas para los usuarios, señaló Villanueva tras la inugauración del simposio El futuro de los diccionarios en la era digital (que se celebra hasta mañana), pero quieren que cuandoa principios de 2015 llegue la versión del nuevo Diccionario a su página web, las consultas esténpatrocinadas.

Inicialmente barajaron la opción de incluir publicidad pero es una idea que "no nosconvence", matizó Villanueva. Así que ahora están negociando con varias empresas. "Estamos trabajando pero de forma incipiente. Hay conversaciones pero no nombres todavía". Villanueva explicó que están buscando "un patricinio único o compartido del diccionario" para la web o el Diccionario. Peroque, en cualquier caso, serían "pocas empresas".

No hay que perder de vista que desde que la RAE publicó la edición de 2001 de su Diccionario en su página web,recibe al año alrededor de 500 millones de consultas. De hecho, sólo el pasado mes de octubre se realizaron casi 41 millones de consultas, hubo más de 9 millones de usuarios y 19,5 millones de sesiones. Y España, México, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Chile y Perú fueron los países más activos, según los datos de Google Analytics aportados ayer por Villanueva.

Está claro, por tanto, que la version digital del Diccionario es unbuen filón del quela academia ha decidido sacar tajada para revitalizar sus mermadas cuentas: La RAE, con un presupuesto de 7,5 millones de euros,ha recibido este añodelEstado 1,61 millones, la misma cantidad presupuestada para 2015. Esto supone, ha aclarado en varias ocasiones Blecua, que "entre pitos y flautas, en unos años hemos perdido el70%". Por eso, ganar dinero con las consultas online, añadía, "será una de las piezas fundamentales para equilibrar el presupuesto".

Un futuro digital y más completo

Darío Villanueva dejó claro una vez más que la próxima versión del Diccionario "será digital desde un principio" y, después, "habrá versiones en papel". Lo que sí parece claro, y así reflexionaron sobre ello ayer expertos como el filólogo francés Jean Pruvost, de la Universidad de Cergy-Pontoise o el filólogo y académico español Ignacio Bosque, es que los diccionarios online deben aportar mucho más.

Para empezar esta nueva edición digital del DRAE permitirá"entrecruzar lemas y acepciones que hasta ahora estaban encastillados", confirmó ayer Villanueva. Pero la conclusión de estos encuentros vaencaminada a examinar de qué forma el diccionario digital del futuro puede ofrecer muchasmás funcionalidades como elementos sonoros y visuales, nuevas opciones de búsqueda, un acceso multidireccional o una mayor cantidad deinformación.

"Hoy nos encontramos con que la informática, aparte de servir para la consulta del diccionario y para el almacenamiento de los datos, está cambiando nuestra forma de trabajar en la construcción de algo que cada vez se va acercando más a una base de datos que resulta muy parecida a un diccionario general, del que podrían desgajarse distintas obras lexicográficas, incluso diccionarios hechos casi a la carta", vaticinóJosé Antonio Pascual, vicedirector de la RAE.

Del último Diccionario de la Real Academia Española se vendieron más de un millón de ejemplares en sus ediciones de papel pero las previsiones no son tan optimistas con la recién publicada versión número 23. "Es muy difícil que se pueda repetir el éxito", aseguró ayer el secretario de la institución, Darío Villanueva.Si a eso le sumamos que la academia está en número rojos -su director José Manuel Blecua reconocía hace pocas semanas que con un déficit de 2,5 millones de euros se encuentran en unasituación "muy difícil de sostener"-, la única solución viable pasa por buscar dinero. Y la diana se ha puesto en la versión digital del Diccionario.

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