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La cultura pide la cabeza de Lassalle
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La cultura pide la cabeza de Lassalle

La cultura renuncia a su representante en el Gobierno y pide su dimisión. En la noche del martes, y convocados por las gestoras de los derechos

La cultura renuncia a su representante en el Gobierno y pide su dimisión. En la noche del martes, y convocado por las gestoras de los derechos de los autores, el mundo de la cultura reunido ha exigido, entre velas, palmas y actuaciones, la marcha de José María Lassalle, a las puertas de su despacho, en el extinto Ministerio de Cultura. Las escaleras de acceso al edificio se decoraron con candelas para simular el velorio de la cultura, en su día dos.

El primero fue a la luz del día y menos tajante: pidieron que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría tomara las riendas de la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, para incluir cambios que protegieran a los titulares de los derechos, en la compensación por la copia privada. Así, desautorizaron las competencias del secretario de Estado de Cultura, dispuesto a lo largo de los tres primeros años de legislatura a ser su fiel escudero frente a los ataques del Ministerio de Hacienda.

Ni Sáenz de Santamaría ha contestado ni Lassalle ha seguido contando con el favor de su sector. El único lugar en el que ha encontrado refugio es en el sector del libro, que mantiene una estrategia de nadar y guardar la ropa para conseguir sus objetivos. De la Casa del Lector, donde pidió silencio a quienes le abroncan, al Liber y de ahí a la fiesta del Premio Planeta esta noche, donde encontrará casi un millar de personas que le darán la bienvenida. Alguno más que los concentrados ayer tarde en la reivindicativa velada cultural, que le esperaban con camisetas con su nombre y un “NO” bien grande.

Hubo violines, guitarra flamenca, arias, cuatro –cuatro– municipales controlando la fiesta y mucho sabor añejo: Gracias a la vida que me ha dado tanto, Señora azul y suelta de globos blancos que se perdieron en el proceloso cielo de las nuevas tecnologías. “Pedimos su dimisión por despreciar a la cultura como un elemento de desarrollo” y “por haberse convertido en el primer responsable cultural anticultura de la democracia”, explicaron por megafonía antes de pasar a la celebración.

Antes no, ahora sí

Hace unos días oíamos a Antonio Guisasola, presidente de Adepi y de Promusicae, defender una postura más benevolente: “No queremos cabezas, queremos soluciones”. Aunque sí avanzó que frente a los intereses de los lobbies tecnológicos y hoteleros la protección de los intereses culturales había caído en saco roto. Aseguraba que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte claudicaba ante las pretensiones del sector tecnológico. “No ha cumplido con su objetivo: proteger la cultura”, dijo.

A pesar de los globos blancos y los violines, las pretensiones han cambiado y la cultura ya ha pedido una cabeza y unas soluciones. Porque ayer, además de la revisión de la reforma que plantea el Gobierno y su incompatibilidad comunitaria, también se exigió la reducción del IVA cultural del 21%. “El IVA cultural nos mata y la Ley Lassalle nos remata” era el eslogan. Luis Cobos, micrófono en mano, dijo que esperaba una rectificación por parte de los responsables políticos. “La cultura despierta a los pueblos. Un pueblo sin cultura es un pueblo dormido”, añadió.

Pero las luces de los despachos, a las siete de la tarde, ya estaban apagadas. Ni un alma. El actor Óscar Ladoire acudió a la cita, porque le parece una “reivindicación de lo más cabal”. “Si existiese algún tipo de voluntad política bajarían el IVA, pero para ellos la cultura es un bien prescindible”, dijo. Y se lamentó: “Falta gente, somos muchos más”. Iñaki Miramón recomendó al responsable de la Secretaría de Estado que escuchase “el clamor de la cultura”. “Es un desastre lo que están haciendo, castigando a la cultura por cuestiones políticas del pasado”, añadió en referencia al No a la guerra.

Mientras tanto, gritos de “Lassalle, a la calle”, “Lassalle baja a la calle si te atreves”…

–Carlos, hombre, ¿qué tal?

–Pues aquí, ya ves, de funeral…

La cultura renuncia a su representante en el Gobierno y pide su dimisión. En la noche del martes, y convocado por las gestoras de los derechos de los autores, el mundo de la cultura reunido ha exigido, entre velas, palmas y actuaciones, la marcha de José María Lassalle, a las puertas de su despacho, en el extinto Ministerio de Cultura. Las escaleras de acceso al edificio se decoraron con candelas para simular el velorio de la cultura, en su día dos.

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