Jack Kerouac enamorado: salen a la luz las cartas adolescentes del escritor 'beat'

Antes de ser el escritor que transformó para siempre la aventura de un viaje en una nueva forma de hacer literatura, Jack Kerouac fue un adolescente con inquietudes de adolescente: estudiar, ligarse a chicas guapas, salir de juerga… Cuando tenía 18 años aún no pensaba en escribir En el camino, el libro que ha pasado a la historia como la obra esencial de la generación beat, pero ya entonces estaba claro que las

palabras tejerían el viaje de su vida y tenía talento para ellas. Así lo dejan entrever las 17 cartas que le envió a su amigo de la infancia George J. Apostolos entre 1940 y 1941 y que saldrán a subasta en Boston el próximo 16 de noviembre.

Aunque los biógrafos de Kerouac no sabían nada de su existencia, ambos fueron juntos al colegio en Lowell, el pueblo de Massachussets en el que nació Kerouac en 1922. Tras obtener una beca para irse a estudiar a Nueva York con 17 años (primero a una escuela preparatoria y después a la Columbia University) mantuvo con Apostolos una intensa relación epistolar que permite asomarse a la vida del autor “en el proceso de convertirse en Kerouac”, según la casa de subastas Skinner.

La hija de Apostolos encontró las cartas, junto a dos postales y fragmentos de otras, entre los papeles de su padre, fallecido recientemente y ahora ha decidido venderlas. Se calcula que cada una de ella podría alcanzar los 5.000 dólares .

Nada más alejado de la inmediatez, la brevedad y la hosquedad de las comunicaciones del siglo XXI que una carta de adolescente como las de antaño: escrita en papel y de al menos cinco folios. Y si además la firma Kerouac, no pueden faltar los detalles, ni el toque de modernidad de entonces: están escritas a máquina (el escritor se vanagloriaba de escribir a toda velocidad). “Su cabello cae ondulante en cascadas negras de elegancia sobre un par de hombros exuberantes. Es delgada, educada, nunca he visto nada parecido”.

La carta continúa anunciando que la cortejará “con serena dignidad” y llamará su atención “con hazañas, éxito y una pequeña dosis de fama”. Sin embargo, pese a que llegó a conseguir todo eso, Kerouac sufría de las mismas angustias que acosan a cualquier adolescente: “el verdadero problema es que no me atrevo a pedirle que venga conmigo al baile de fin de curso”.

Según la nota de prensa de la casa de subastas “en estas cartas se muestra a un Kerouac juguetón y brillante, un estudiante impaciente que parece encontrarse perfectamente a gusto primero en la escuela preparatoria, de cultura extraña a la suya y después como estudiante recién llegado en Columbia. Socializa, juega al fútbol, escribe, lee, especula, filosofa y se imagina su futuro. Su joven optimismo y entusiasmo y a la vez sus dudas y su fragilidad son palpables en las cartas”.

Ese mismo Kerouac, apenas un poco más adulto, se percibe en lo que pudo haber sido su primer libro, The Haunted Life and other writings, una pequeña novela inacabada que el autor comenzó a escribir en 1944 y que abandonó tras pasar por la cárcel tras ayudar al poeta Lucien Carr a esconder el asesinato de un amigo común. El libro se publicó por primera vez el pasado mes de marzo. Se presupone que la novela se la dio a Allen Ginsberg para que la leyera y se la guardara pero después decidió no seguir con ella y abordar otros proyectos. Después de 45 años el manuscrito inacabado volvió a aparecer, arrojando nueva luz sobre el Kerouac más joven, casi el mismo que el que se muestra, desnudo y espontáneo, en estas cartas.