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Yolanda Domínguez: el feminismo se pone bikini
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la artista denuncia la cosificación de la mujer

Yolanda Domínguez: el feminismo se pone bikini

La artista denuncia la cosificación de la mujer en los medios de comunicación mediante una provocadora performance en medio de las playas de Florida

Foto: 'I'm not just a body', performance de Yolanda Domínguez
'I'm not just a body', performance de Yolanda Domínguez

Una soleada mañana de finales de agosto de 2014 en una playa de Florida. Entre tumbonas y toallas aparecen varias mujeres en bikini y un hombre en bañador con una leyenda cosida a sus espaldas, como avionetas publicitarias: “I'm not just a body” (“No soy sólo un cuerpo”). Los bañistas se sorprenden, se acercan, preguntan y hacen fotos. Satisfecha (o no) la curiosidad, regresan a la sombrilla o al agua.

Se trata de la más reciente acción de la artista visual Yolanda Domínguez, que trabaja motivada por la voluntad de hacer visibles conflictos para que se hable de ellos.

“En este caso, la cosificación de la mujer en los medios de comunicación, que nos representan sólo como cuerpos, casi inertes y carentes de otro tipo de capacidades que no sean atraer la mirada y seducir. Pensé crear esta escena en un contexto donde sólo somos cuerpos y las playas de Florida eran el escenario perfecto. El momento más polémico fue el del hombre portando el mismo eslogan: todas las mujeres reconocían la presión sobre el cuerpo pero los hombres no”, explica.

Las intervenciones de Domínguez, que denomina “living”, son pequeños cortocircuitos que interrumpen la normalidad, plantean preguntas y proponen participar para que del desconcierto surja alguna reacción. Siempre en la calle, en la plaza, en público.

“Construyo escenas para que otros las vivan y las inserto en la vida cotidiana para llegar a todo tipo de personas. No necesitamos más objetos pero sí vivencias. Las llamé “living” porque no quiero que la gente las vea sino que las viva. La práctica del arte actual suele ser individual y basada en estrategias meramente comerciales, yo intento recuperar su carácter colectivo y su capacidad para conectar personas. Creo en el poder transformador de la acción y en el arte como una herramienta social”.

La representación de las mujeres en los medios de comunicación, la realidad que éstos generan, la cara menos amable de la industria de la moda y el poder de la publicidad son preocupaciones constantes en los más de veinte “living” que ha realizado desde 2008.

Domínguez justifica su elección de campos de batalla tan espinosos. “Los medios de comunicación tienen un impacto enorme en nuestras vidas y deben ser más responsables con lo que generan. Las imágenes son una herramienta muy poderosa para manipular e inducir comportamientos. Los contenidos que lanzan al mundo funcionan como referentes para la mayoría de nosotros y aunque para ellos se trate sólo de una transacción económica no pueden obviar que las consecuencias van mucho más allá”.

Mi cuerpo es mío

Registro, realizado el 5 de febrero de 2014, es el “living” más potente de cuantos ha desarrollado Domínguez “porque ha trascendido de manera real a lo social. Las mujeres la asumieron como una forma de protesta más sin saber de dónde provenía”, reconoce la artista.

En ella, cientos de mujeres acudieron a Registros Mercantiles de varias provincias para registrar la propiedad de sus cuerpos, en respuesta simbólica al anteproyecto de reforma de la ley del aborto de Gallardón.

“Fue especialmente sorprendente la reacción de los registradores, que no sabían qué hacer ante esta petición pero aceptaron, entendieron y apoyaron la protesta. Muchas funcionarias querían sumarse y en algunos Registros nos avisaban previamente de sus días hábiles para que no acudiéramos el día equivocado. Lo simbólico en sí mismo tiene un poder enorme y puede trascender a lo real porque modifica la percepción de las cosas, ejerce un impacto real y es transformador”.

Las verdaderas víctimas de la moda

Otra de sus intervenciones más llamativas es Fashion Victims, inspirada en la tragedia de Bangladesh en la que murieron 1127 trabajadores por el derrumbe de un taller textil.

En la acción, mujeres vestidas con ropa y complementos caros aparecieron sepultadas bajo escombros en algunas de las calles más comerciales de Madrid. La posición de Domínguez y el mensaje que trasladó con este proyecto admiten pocas dudas.

“La moda tiene un papel muy importante en nuestra sociedad, es una forma de identidad a través del consumo que establece jerarquías sociales y es asumida por muchas personas como filosofía de vida, casi como religión. Ya ha quedado patente que a las grandes marcas sólo les importa el dinero, son de dominio público las nefastas condiciones de trabajo en los países de producción, pero todavía hay mucho más: lo que contaminan sus fábricas, la falta de ética en su publicidad, las condiciones de trabajo de sus empleados… Si empezáramos a ser conscientes de que llevar una determinada marca implica una declaración pública de intenciones de apoyo a todos estos aspectos, quizás elegiríamos mejor a quién comprar y a quién no”.

Poner el cuerpo

Así, esta madrileña licenciada en Bellas Artes se suma a hacer crítica poniendo el cuerpo, metafórica y literalmente. ¿Se puede considerar arte?, ¿qué efectos consigue y qué riesgos implica?

“Intento remover y a veces eso molesta, pero también es efectivo, por ejemplo muchos de mis trabajos que denuncian aspectos negativos del mundo de la moda han sido publicados en revistas y plataformas que se dedican precisamente a ello. Creo que es ahí donde mi trabajo tiene un impacto real, mucho más que en una galería. Trabajar en la calle también es una elección muy meditada, fuera del circuito comercial y con una clara intención de llegar a todo tipo de público. He tenido muchos encontronazos con la Policía pero nunca he pedido permiso para desarrollar mis proyectos en el espacio urbano”.

Sin embargo, sus acciones han suscitado reacciones adversas no sólo en los agentes. Cuando lanzó el blog de Katy Salinas, una mujer de 65 años que no aparenta más de 25, el personaje recibió insultos y amenazas.

La mirada feminista con la que trabaja Domínguez también le ha granjeado cierto rechazo. “La desigualdad de género es uno de los conflictos sociales actuales más importantes. Desde muchos ámbitos, incluso culturales, se ridiculiza a las mujeres que trabajan sobre mujeres argumentando que “eso ya está superado”. Quien afirma alegremente semejante disparate es que no vive en este mundo o está haciendo alarde públicamente de su insensibilidad”.

Una soleada mañana de finales de agosto de 2014 en una playa de Florida. Entre tumbonas y toallas aparecen varias mujeres en bikini y un hombre en bañador con una leyenda cosida a sus espaldas, como avionetas publicitarias: “I'm not just a body” (“No soy sólo un cuerpo”). Los bañistas se sorprenden, se acercan, preguntan y hacen fotos. Satisfecha (o no) la curiosidad, regresan a la sombrilla o al agua.

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