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El misterio (del boom) de las Young Adult Novels
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las novelas dedicadas a adolescentes

El misterio (del boom) de las Young Adult Novels

El escritor superventas James Patterson acaba de anunciar que su exitosísima saga 'Maximum' Ride será adaptada en YouTube

Foto: Maximum Ride creado por fans (HachetteBookGroup)
Maximum Ride creado por fans (HachetteBookGroup)

Cuando un novelista ha vendido más de 300 millones de copias muchos podrían asumir que los diversos estudios de Hollywood se disputarían sus derechos como pirañas para capitalizar el éxito en la gran pantalla.Sin embargo, James Patterson acaba de anunciar que su exitosa saga Maximum Ride será adaptada en YouTube. Los seis niños que pueden volar por una alteración de su ADN no recibirán el tratamiento de una superproducción, sino que serán puestos en manos de la empresa Collective Digital Studio, una red con 700 canales online que confeccionará diez episodios de un cuarto de hora cada uno.

Con las novelas dedicadas a adolescentes (las Young Adult Novels) rescatando gran parte del mercado editorial anglosajón, el proyecto estuvo en manos de Columbia Pictures en 2008, luego recaló en Universal Pictures, pero jamás trascendió la fase de escritura de guión. Mientras tanto, los fans de esa saga fantacientífica se dedicaron a confeccionar miles de vídeos en Youtube: trailers creados a partir del collage de películas existentes o escenas interpretadas por actores amater.

Eso fue, según el escritor, lo que lo empujó a dar el visto bueno para la serie online sobre su creación. La lentitud pero sobre todo el carácter pusilánime del cine de alto presupuesto, que según Patterson sólo se decide a invertir en decenas de películas extraídas del universo de Marvel o DC, perdió la batalla contra la rapidez de las nuevas plataformas. Estas servirían, según los responsables de la saga, para canalizar el clamor de los fanáticos de Maximum Ride, los verdaderos protagonistas de esta historia. Incluso los actores serán extraídos de entre las personalidades con más tirón en YouTube.

Hace unos meses se dio un fenómeno similar, pero en otro espisodio de la producción de una película. Desde hacía mucho tiempo, los lectores de YA Novels se habían implicado en los estrenos de adaptaciones como Los juegos del hambre. Esta vez los responsables de Bajo la misma estrella, la novela adolescente sobre una pareja de muchachos que se enamoran en la fase terminal de su cáncer, subieron la apuesta. Iniciaron una campaña de promoción durante el rodaje de la película: imágenes del set en Instagram, Tumblr (propiedad de Yahoo, espónsor del filme) y otros soportes.

Dejando a los fans intervenir en la organización de la gira de presentación y convirtiéndolos en los mejores proselitistas de la película: hasta 20.000 voluntarios se implicaron, por amor al arte y a sus personajes, en la promoción desinteresada (desinteresada en el caso de los fans, quizás no tanto en el de la productora) de la adaptación cinematográfica auspiciada esta vez por Twentieth Century Fox. La campaña dio en el clavo: el tráiler se convirtió en el más comentado de la historia (280.000 likes). Los Fault Fanatics habían cumplido su misión como embajadores de esa marca.

El autor de la novela correspondía: declaraba su agradecimiento, tuiteaba desde el rodaje cuántas veces había llorado durante la filmación y se ponía a disposición del público para preguntas y respuestas. No en vano John Green, convertido ya casi en una especie de gurú espiritual para muchos lectores, tiene más potencial que las mejores plataformas publicitarias: 2,34 millones de seguidores de Twitter y dos millones de sus suscriptores de sus propuestas en Youtube. Toda la campaña se hiló apelando a los sentimientos, con la retórica sentimental, alcanzando récords que podrían permitirle a los inversores embolsarse unos cien millones de dólares en taquilla.

Novelas demasiado oscuras

Precisamente al hilo del estreno de esta película, saltó hace unas semanas la polémica. En The Wall Street Journal se sugería que la temática de este tipo de novelas era demasiado oscura (distopías, suicidios, autoflagelo; un debate similar a cuando se echaba la culpa a Marilyn Manson, acusaciones de las que se defendió de maravilla en una entrevista que concedió al escritor Chuck Palahniuk) mientras una articulista de Slate afirmaba que cualquier lector de YA Novels mayor de edad debería sentirse avergonzado de sus lecturas.

El caso es que, a pesar del nombre de esta etiqueta (o subgénero), el 55% de lectores de estas novelas tienen más de 18 años y hasta un 28% ya suman entre 30 y 44 primaveras. Según Ruth Graham, uno puede leer sobre la adolescencia (citaba, nada menos, a las hermanas Brönte), pero ella afirmaba que este tipo de literatura escamoteaba al teenager cierta complejidad y ambigüedad en la literatura y en la vida.

La reacción no se hizo esperar, con artículos en Jezebel, The Washington Post o Flavorwire, entre otros. The New York Times incluso abrió un foro de debate donde otros autores defendían estas novelas y a sus lectores. En The Huffington Post, Maddie Crum afirmaba que uno no se debería avergonzar jamás de leer estas novelas (de disfrutarlas, que ningún placer es culpable) y anotaba que quizás muchos lectores adultos las devoran como ejercicio nostálgico.

También citaba al ahora omnipresente Karl Ove Knausgärd que decía que “la infancia es el único momento verdadero de la vida; mientras que el resto de nuestra vida es un viaje lento alejándose de esos años”. El debate sigue en pie aún ahora y enfrenta a los que defienden que la literatura no sólo es gozo y a los que intentan meterse en la cabeza de los adolescentes olvidando que algún día lo fueron.

“George RR Martin no es vuestra puta"

Hace una semana se celebró la primera convención de Young Adult Fiction en Londres. ¿El resultado? El esperado: éxito arrollador. Otro filón que explorar, más allá de los salones del cómic.

El secreto estriba en la pasión inquebrantable de los lectores, que tradicionalmente han tenido algo que decir en esto de la literatura. Son los que hace relativamente poco le pedían a JK Rowling que no mancillara con nuevas historias a sus personajes, los mismos que se enfrentaron con ella cuando puso en duda las relaciones que ella mismo había creado. Algunos seguidores de la pareja Harry/Hermione, sin ir más lejos, exigieron propósito de enmienda y animaban en sus foros a “expresar tus opiniones y demostrar por qué la evidencia estaba allí para el idiolio Harry-Hermione, incluso si la Sra. Rowling desafortunadamente no las veía”.

Los fans no le deben lealtad ni siquiera a su escritor favoritoporque defienden, y esto es lo curioso aunque no lo nuevo, a sus personajes. George R. R. Martin, de 65 años, se encaró con los lectores que le reclamaban a veces de malas maneras que acabara de una vez la saga de Juego de Tronos porque pensaban que podría morir antes de hacerlo. Este los “envió a la mierda”en una entrevista con un diario suizo, y les dedicó una peineta acompañada de un “fuck you”, que ríanse de la de Bárcenas. Su colega Neil Gaiman también lo apoyó: “George RR Martin no es vuestra puta. Las personas no son máquinas. Los escritores tampoco”.

Pero los fans sólo tienen ojos para los personajes. Lo mismo, en realidad, sucedió por ejemplo con otro éxito masivo de literatura escapista (y de gran calidad). Cuando Arthur Conan Doyle decidió matar a su personaje, su madre le advirtió una y otra vez que no era buena idea. Después de las miles de cartas y de la presión insoportable de los seguidores de su más célebre criatura, se vio obligado a resucitar a Sherlock Holmes. Este, a ojos de los lectores, era más real que su creador. Elemental.

Cuando un novelista ha vendido más de 300 millones de copias muchos podrían asumir que los diversos estudios de Hollywood se disputarían sus derechos como pirañas para capitalizar el éxito en la gran pantalla.Sin embargo, James Patterson acaba de anunciar que su exitosa saga Maximum Ride será adaptada en YouTube. Los seis niños que pueden volar por una alteración de su ADN no recibirán el tratamiento de una superproducción, sino que serán puestos en manos de la empresa Collective Digital Studio, una red con 700 canales online que confeccionará diez episodios de un cuarto de hora cada uno.

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