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Los cinco días de la Segunda Guerra Mundial que cambiaron el mundo
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repaso a las jornadas que marcaron el conflicto

Los cinco días de la Segunda Guerra Mundial que cambiaron el mundo

Un libro del historiador Nicholas Best repasa los acontecimientos ocurridos entre el 28 de abril y el 2 de mayo de 1945 desde múltiples puntos de vista

Foto: Los cuerpos de Bombacci, Mussolini, Petacci, Pavolini y Starace exhibidos en la Plaza de Loreto, 1945 (CC)
Los cuerpos de Bombacci, Mussolini, Petacci, Pavolini y Starace exhibidos en la Plaza de Loreto, 1945 (CC)

Hay días que cambian la historia. La Segunda Guerra Mundial estuvo llena de jornadas así. Momentos que pasan a las páginas de los libros y que en aquella ocasión se juntaban unos con otros.

El final del conflicto bélico (con la rendición alemana el 7 de mayo) fue el resultado de cinco días frenéticos que van desde el 28 de abril de 1945, cuando los partisanos ejecutaron a Mussolini, hasta el 2 de mayo, momento en el que las tropas soviéticas conquistaron Berlín. Entre medias, el suicidio de Adolf Hitler, el descubrimiento de las atrocidades cometidas en Dahau y otras tantas historias.

Acontecimientos que ya han contado mil veces los libros de historia y a los que es difícil aproximarse desde una óptica diferente que no repita los datos ya conocidos. Eso es lo que intenta Nicholas Best en su libro Cinco días que estremecieron al mundo (Editorial Pasado y Presente).

El historiador británico, especializado en temas militares y colaborador habitual de medios como BBC o Financial Times es un experto en revisar la historia mundial en obras como The greatest day in history: How the Great War really end. En su nueva publicación narra cómo fueron estos cinco días que pusieron el mundo patas arriba, y lo hace ofreciendo el punto de vista de otros testigos del conflicto.

¿Dónde estaban en ese momento miembros del Hollywood posterior como Sofía Loren?¿Sabe la gente que la directora pronazi Leni Riefenstahl rozó la mendicidad al no encontrar una cama en la que quedarse cuando era reconocida? En definitiva, ¿dónde estaba el mundo en aquellos momentos?

Best alterna los hechos históricos conocidos con testimonios y datos de personas que vivieron la Segunda Guerra Mundial en primera persona a pesar de que normalmente no haya interesado su visión a los libros de historia.

Gracias a esta publicación uno descubrirá que el mismo día que Benito Mussolini, el 28 de abril de 1945, es llevado por Walter Audisio (comunista veterano de la Guerra Civil Española entregado a la lucha contra el fascismo) para ser ejecutado, Audrey Hepburn escapaba de un burdel nazi.

La actriz estuvo viviendo con su madre en Arnhem. Ambas se desplazaron a los Países Bajos en busca de un lugar neutral en el que pasar la guerra. Tras la invasión de 1940 se arrepintieron del destino.

placeholder Sofía Loren en 1959 (CC)

Un día después, el 29 de abril, Audrey Hepburn olería el aroma del tabaco de los cigarrillos de los soldados ingleses y la tranquilidad volvió a sus vidas. El mismo día que las tropas americanas llegan a Dachau y el cuerpo de Mussolini y de su amante son colgados boca abajo en la Plaza Loreto de Milán.

La propia mujer del dictador se enteró gracias a los medios de comunicación de que su marido había sido colgado junto a su amante. No sólo había muerto, sino que además lo había hecho en brazos de otra mujer.

Aquellos días otra futura actriz se encontraba en medio del huracán de la Segunda Guerra Mundial. Su nombre: Sofía Villani, conocida posteriormente como Sofía Loren. Por aquel entonces tenía 10 años y era una niña fea y flaca que años antes había sido herida con metralla en la barbilla.

Historias paralelas a las que marcaron el destino de la humanidad y que estuvieron estrechamente unidas a dichos acontecimientos. El 1 de mayo de 1945, el mismo día que el Almirante Dönitz era nombrado nuevo Führer, un joven Josef Ratzinger desertaba de la Wehrmacht, las fuerzas armadas de la Alemania nazi. Lo hacía en una época en la que a los desertores se les ahorcaba o se les fusilaba pero, tras ver el transcurso de las jornadas previas, el riesgo merecía la pena.

Puntos de vista diferentes que ofrecen una visión complementaria a la de los acontecimientos que hicieron que, durante cinco días, el mundo se estremeciera.

Hay días que cambian la historia. La Segunda Guerra Mundial estuvo llena de jornadas así. Momentos que pasan a las páginas de los libros y que en aquella ocasión se juntaban unos con otros.

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