Es noticia
Pedro J. Ramírez: “El sistema constitucional está putrefacto, como en 1823”
  1. Cultura
entra en las conspiraciones de fernando vii

Pedro J. Ramírez: “El sistema constitucional está putrefacto, como en 1823”

Las manos del hombre que dictaba el presente han dejado de colmarse con la estridencia de la actualidad y las contabilidades en B de los partidos

Foto: Pedro J. Ramírez, en su despacho. (Enrique Villarino)
Pedro J. Ramírez, en su despacho. (Enrique Villarino)

Las manos del hombre que dictaba el presente han dejado de colmarse con la estridencia de la actualidad y las contabilidades en B de los partidos políticos de este país, para regocijarse en la calma del pasado, con unas notas manuscritas que el político José María Calatrava (1781-1846) esbozó hace casi dos siglos para dejar por escrito su verdad de los acontecimientos de una España que se derrumbaba y cuestionaba la utilidad de la alabada Constitución española de 1812. Pedro J. Ramírez, de los papeles de Bárcenas a los de Calatrava, en cuestión de semanas.

Sin embargo, hay cosas que no cambian: mientras dispara el titular de esta entrevista, llaman a la puerta de su despacho –en la segunda planta del edificio de Unidad Editorial, una más alta que la redacción del periódico– y alguien con una portada en la mano interrumpe con la esperanza de que dé el visto bueno para mandarla a imprenta. No es la de El Mundo, sino la de La aventura de la Historia. En el próximo número del mensual que preside desde hace unas semanas manda un retrato gigante de su nuevo héroe, el mencionado José María Calatrava, y un reportaje especial, que cuenta la compra en una librería de viejo de los escritos personales del magistrado del Tribunal Supremo y fundador del liberalismo español.

Historiadores somos todos los que escribimos historia

“Era inaudito que esa documentación no hubiera ido a parar a manos de alguna institución pública –escribe el autor en una hoja de promoción del libro–, pero decidí aprovechar mi buena suerte y cerrar el trato”.

“La Historia es el espejo en el que podemos mirarnos, porque todo lo que sucede hoy ha sucedido antes, siempre. Los errores de hoy pueden servir para proteger de otro fracaso a la próxima cita”, explica. Y recupera un verso de Antonio Lucas, columnista y periodista de El Mundo y XXVI Premio Loewe de poesía con Los desengaños, que dice: “¿En qué siglo suceden las cosas de ahora mismo?”.

Si, como apunta Ramírez, en 1823 se dieron todos los ingredientes para que, en una conferencia en el Ateneo, Leopoldo Alas Clarín hablara de “la putrefacción del sistema constitucional”, ahora… “Nuestro sistema también. Si no hay una reforma de la Constitución de 1978, la desafección entre los ciudadanos y el régimen político va a abrir una brecha, en la que cabrá cualquier desenlace revolucionario”.

placeholder

Antes de avanzar en la Historia, Pedro J. Ramírez, ¿historiador? “Siempre he defendido que periodista es quien se dedica al periodismo, independientemente de cuál sea su formación ni cuál sea su trayectoria anterior. Historiadores somos todos los que escribimos historia. Yo he procurado escribir este libro con todo el rigor y el mimo propio de un amateur”. Entonces señala algo que quiere dejar muy claro: es un libro “de investigación histórica, esto no tiene nada que ver con la novela histórica ni con los libros de reportaje al uso”.

Tengo una sensación agridulce. La imagen que tenemos los periodistas no es la que deberíamos tener

Qué oficio este del periodista, que unos días está aquí y otros allá, con un nuevo disfraz haciendo de uno y mañana de otro, siempre con la vocación del porqué. Nada que ver con el del historiador, el científico de las pruebas del pasado, que se pregunta por el qué. La verdad y los sentimientos, una mezcla explosiva condenada a entenderse. Pero Pedro J. está triste porque los catedráticos que elogian La desventura de la libertad le dicen que no parece el trabajo de un periodista.

Actualidad histórica

“Tengo una sensación agridulce. La imagen que tenemos los periodistas no es la que deberíamos tener”. ¿Qué habremos hecho para merecernos esto? Aprovecha, ahora que está lejos de la redacción, para descubrir los desperfectos del oficio que le ha convertido en esto: “Debe introducir el rigor con el que trabaja el historiador”. En un ejercicio visionario dice que el futuro del periodismo es el que contextualiza, el que añade “rigor científico a los breaking news.

Al historiador no le viene mal “la obsesión por el detalle, la atmósfera, el factor humano” del periodismo. ¿Y el método histórico del periodista Pedro J. Ramírez, dónde lo aprendió? “En este libro y en el anterior hay una conjunción entre la investigación histórica académica y la técnica narrativa del periodismo. Yo soy un storyteller. Siempre he defendido la superioridad de la verdad sobre la invención y, por lo tanto, de la historia sobre la ficción”.

Descalificar al Diccionario Biográfico Español por la biografía de Franco es como descalificar la Encyclopedie por la entrada de la masturbación

Ahora que menciona la historia-ficción, Pedro J. Ramírez, por si creían lo contrario, sigue siendo el director de El Mundo, basta con leer la entrada de su biografía en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia. Como él mismo dice, “fue una equivocación, y así se lo dijo a Gonzalo Anes, incluir a personas vivas en él”, porque la vida continúa y las biografías se alteran. Que se lo digan a Díaz Ferrán.

“Abriré todos los días un rato esa entrada”, dice entre risas. Por cierto, es oír “Diccionario Biográfico Español” y acto reflejo saca la medalla de haber sido “la primera persona con su nombre y apellido que entregó el cheque de 3.000 euros a cambio de los primeros volúmenes”. Ya conocemos a uno.

La masturbación y Franco

“Vale sí, tampoco debieron haber encargado a autores partidarios de las figuras contemporáneas del siglo XX. Nunca el autor de la biografía de Franco debió haber sido Luis Suárez. Pero me parece que es propio de la falta de consistencia del mundo cultural de España que todo el foco se haya puesto en eso. El Diccionario sigue siendo una obra monumental y una aportación al conocimiento de los miles de personajes de nuestra Historia. Descalificarlo por la biografía de Franco es como descalificar la Encyclopedie por la entrada de la masturbación, de la que se dice que produce la ceguera, la locura y en algunos casos la muerte”.

placeholder

Les cuento que la joya de su biblioteca es una primera edición de la Encyclopedie de D’Alambert y Diderot, que la realizaron entre 1751 y 1772. La RAH ha tardado cinco años en montar su proyecto del siglo XVIII en el siglo XXI. Reconoce que a la Academia tiene por delante un desafío muy importante: adaptar su diccionario a Internet. “La transmisión de conocimiento es una oportunidad de enmienda y actualización permanente”, pero para eso la RAH necesita un buen editor…

El que junto a gente muy sabia haya algún bobo en alguna Academia, no significa que todos los bobos tengamos que entrar en las academias

¿Qué aportaría Pedro J. a la Academia de la Historia? “¡¿Yo?! La verdad es que no es algo que esté en mi cabeza. El que junto a gente muy sabia haya algún bobo en alguna Academia, no significa que todos los bobos tengamos que entrar en las academias”. Espero que hayan entendido a quién se refiere.

En este nuevo perfil de historiador (antes publicó El primer naufragio) seguro que tiene alguna idea de lo que necesita la Academia para servir a la sociedad, para ser útil en el siglo XXI. A modo de programa: “Ahí sí que estoy dispuesto a jugar un papel importante” –avanza con entusiasmo, hemos tocado algo–. “Voy a aprovechar el descalabro que sufrí hace unos meses en el periodismo para poner a la Historia en el centro del debate. Y lo voy a hacer con entusiasmo e ilusión: estimular el conocimiento y la divulgación de la Historia en la sociedad española. Esfuerzos que deben compartir la Universidad, la Academia, los grupos editoriales y los medios de comunicación. Y un programa de televisión en el que se discuta Riego sí o Riego no”.

Calatrava, Suárez y Negrín

El viaje del presente al pasado se mantiene en su despacho. Aclaramos que, a pesar de lo que hayan podido leer hasta el momento en esta entrevista, él reniega con insistencia de lo que llama “presentismo”. “En el libro no hay la menor concesión al presentismo”, no sean mal pensados. “Este es un libro de Historia, no una reflexión sobre el presente a la luz del pasado. Otra cosa es las inferencias que pueda sacar cada cual, porque todos vivimos en el presente a la hora de leer historia”.

El periodista define a Calatrava como un centrista, el antecedente del 'tercer español', y lo compara con Adolfo Suárez y Juan Negrín

De hecho, lo compara –con mucho cuidado, advirtiendo que han sido amigos los que le han dicho qué– con Adolfo Suárez, por el talante del pacto, y con Juan Negrín, por la resistencia a la espera de la intervención extranjera que libre a la Constitución de su muerte. “Yo veo a Calatrava como un centrista. El antecedente del tercer español: alguien capaz de votar con los moderados en unos asuntos y con los exaltados en otros. Alguien con criterio propio. Alguien que repudia cuando los que defienden las mismas cosas que él recurren a la coacción”. Ya volvemos al “presentismo”. Vamos, que le gustaría identificarse con su personaje, con esa “actitud cabal ante la vida”.

Cuando habla de casualidad para referirse a ese encuentro con los originales de Calatrava y leemos, cómo desde la contraportada del libro, 1823 es un reflejo de 2014, entendemos que nada es casual en La desventura de la libertad (La esfera de los libros). El libro reconstruye, a partir del archivo adquirido, las dificultades del primer liberalismo español, en un país donde el monarca hace y deshace a su gusto, un país con problemas de solvencia y financiación que recurre al endeudamiento externo. Cuánto se parece ese país a éste.

placeholder

Fiel a su actitud provocadora, se revuelve contra la elogiada Pepa, porque la Constitución de Cádiz, a pesar de que fue un antecedente de la emancipación de los pueblos y del ejercicio de la soberanía frente al absolutismo, asegura que “como instrumento para regular las relaciones políticas de su tiempo fue un desastre”. Imaginen: el Gobierno quedaba en un limbo, porque la Constitución no era capaz de fortalecerlo ante el rey, con potestad para nombrarlo y decapitarlo.

Intentaron convivir con un rey que conspiraba contra ellos todos los días

“¿Cómo podía gobernar alguien en esas condiciones siendo plenamente consciente de que el rey conspiraba todos los días contra el orden constitucional que había jurado defender?", esas preguntitas."Intentaron convivir con un rey que conspiraba contra ellos”.Para Ramírez el problema del régimen que ha estudiado fue que el régimen constitucional era “demasiado timorato y condescendiente con el viejo régimen”.Para llegar a estas conclusiones se ha apoyado en el criterio de los catedráticos Juan Francisco Fuentes y Emilio La Parra.

También en el escritor José María Blanco White, que en una carta de 1820, escribe lo que para el autor es la gran enseñanza que contiene su libro: “La libertad es una planta que no puede crecer con más rapidez que la que permita la mejora progresiva del terreno”.

Las manos del hombre que dictaba el presente han dejado de colmarse con la estridencia de la actualidad y las contabilidades en B de los partidos políticos de este país, para regocijarse en la calma del pasado, con unas notas manuscritas que el político José María Calatrava (1781-1846) esbozó hace casi dos siglos para dejar por escrito su verdad de los acontecimientos de una España que se derrumbaba y cuestionaba la utilidad de la alabada Constitución española de 1812. Pedro J. Ramírez, de los papeles de Bárcenas a los de Calatrava, en cuestión de semanas.