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Los macarras que salvaron al hip hop cañí
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El Coleta, Jarfaiter, Arma X

Los macarras que salvaron al hip hop cañí

Una nueva ola urbana y salvaje inyecta adrenalina el rap español. Historias de barrio y conflictos sociales

Foto: El Coleta, orgullo de barrio (SelektorMarx)
El Coleta, orgullo de barrio (SelektorMarx)

La opinión más devastadora que he escuchado sobre nuestro hip-hop me la soltó Mario Pacheco, seguramente el ejecutivo discográfico más prestigioso del país. Decía algo así: "Me entra la risa cada vez que veo uno de los anuncios de Nike con Violadores del Verso para la San Silvestre de Vallecas. Sobre todo, por esa cara de malotes que ponen. En España parece que el rap sea poner cara de duro. Luego la música no vale mucho: ni siquiera sabemos copiar a los estadounidenses, nuestros raperos suenan como el hip hop francés de hace veinte años".

Esto ocurrió a finales 2007, tres años antes de que Pacheco falleciera. Esta visión pesimista es compartida por muchos en el mundillo de la música, aunque no todos se atrevan a decirlo. Por suerte, en los últimos años vienen pegando fuerte algunos artistas capaces de sonar creíbles, callejeros y con sustancia. Sus historias de barrio y conflictos sociales, tratadas con sentido del humor extremo, han devuelto la pegada al género.

El Coleta

Moratalaz no es un gueto, pero sí fue uno de los barrios clásicos del macarreo madrileño. Nació como dormitorio obrero en los años sesenta y tiene alguna de las viviendas de protección oficial más espantosas del desarrollismo. Yo, El Coleta(2013), un excelente álbum de hip hop, incluye unas bulerías sobre la mala fama de esta zona: "Cuando salimos del barrio/ nos miran como a gentuza/ y cuando pasa tu vieja/ agarra el bolso y se cruza".

Posiblemente, estamos la contracrónica más dura que se ha hecho de la Transición desde los pepinazos de La Polla Records. A pesar de todo, El Coleta no es un rapero especialmente politizado, prefiere dedicarse a las historias de barrio, salpicadas de referencias a la cultura popular reciente. Todos sus discos están disponibles en descarga gratuita en su página web. ¿Su último triunfo? La Mala Rodríguez le invitó a subir al escenario en su concierto de octubre de 2013 en Madrid.

Jarfaiter

Viene de Tetuán (Madrid). Ronda los veinte años. Todavía no ha grabado ningún álbum, pero sus vídeoclips ya empiezan a destacar en Youtube. El que más visitas tiene va por 174.000. Se titula Nadie nos quierey rebosa orgullo de barrio. Tras un montaje con la voz de Rajoy, comienzan las rimas: "Voy subiendo, pero no me crezco/ ni quiero la fama, ni me la merezco /no me pidas fotos, si no te conozco/ que yo no soy tu jodido Antonio Orozco".

Sus vídeoclips, grabados en parques de barrio y rodeado de colegas, transmiten autenticidad, sin estilismos ni trucos de espot publicitario. El propio rapero hace su biografía en la canción El niño piedralaveño: "Mi padre dice que esto no sirve de nada/ no sabe la rabia que tengo acumulada/ hay noches que si no escribiera/ rompería la cara al primero que pasara/ mis chavales hacen trabajos sociales/esnifan y olvidan dramas familiares /desde niño visitando las prisiones/ con mi madre, recuerdos cabrones/ he visto alejarse a mis hermanos/ y manchar sus manos/ por culpa de gramos".

Además de lo que cuenta, es cómo lo cuenta, con la crudeza del primer gangster rap o del hip-hop de las "banlieues francesas". En vez de ir de artista, reivindica el "orgullo de pobre" en letras como El barrio resucita, "No soy poeta", "Venimos de abajo", "Mi puto chandal", "Litro en mano" y "Enamorao de una choni". Ya tiene material de sobra para grabar uno de los mejores debuts de la historia del hip hop en castellano.

Arma X

Las rimas de Fran Carrio son material de primera para cualquier historiador o sociólogo interesado en la cuenca minera de Asturias tras la reconversión industrial de los setenta y ochenta (que más que "reconversión" habría que llamar desmantelamiento laboral).

Este rapero pintaba así el panorama en Asturias: patria sin sol, el himno más popular de su grupo Stoned Atmosphere: "La juventud ahogada, la prejubilación ahorcada/ el dinero de tu paga alimenta/ pero a la vez mata el futuro de tu hijo/ políticos especulan, tratan, cierran, manipulan, controlan/ jubilados esperan cegados por el licor/ como cherokees en la reserva/ ¿cómo puedes creerte que Asturias es la farsa que canta Melendi?"

Con su tercera maqueta, Issue 3(2004), ya se registraron 50.000 descargas de canciones. Desde entonces, no ha bajado el pistón del desafío político. La canción que más conflictos le ha causado es FAC Asturias, publicada bajo el nombre Factor Canadá, donde arremetía contra Francisco Álvarez Cascos, durante la época triunfal de su partido Foro Asturias. "Cachorros que entran a dedo en el ayuntamiento/porque este año hubo solo enchufes y no plan de empleo/concejales con un pasado neonazi turbio/La Calzada, el nuevo gueto de Johannesburgo/Más Arturo Fernández, menos teatro de verdad/este es tu estado policial/ bienvenidos al trullo".

También reparte a la izquierda exquisita, rimando sobre "liberados de sindicatos enganchaos a la coca" y "ministras que a la ropa dan más importancia que al cargo" (recuerden el artículo de Vogue con De La Vega y las ministras de Zapatero vistiendo de marcas de lujo). Esta primavera, Arma X publica nuevo álbum con una colaboración de Nacho Vegas, titulada Futudrama.

La opinión más devastadora que he escuchado sobre nuestro hip-hop me la soltó Mario Pacheco, seguramente el ejecutivo discográfico más prestigioso del país. Decía algo así: "Me entra la risa cada vez que veo uno de los anuncios de Nike con Violadores del Verso para la San Silvestre de Vallecas. Sobre todo, por esa cara de malotes que ponen. En España parece que el rap sea poner cara de duro. Luego la música no vale mucho: ni siquiera sabemos copiar a los estadounidenses, nuestros raperos suenan como el hip hop francés de hace veinte años".

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