Jorge Volpi: “El sueño de España como gran potencia era un sueño demente”
Jorge Volpi es J. Volpi, bueno no. En realidad, es un disfraz que se parece al suyo, en el que esconde al personaje protagonista de su última novela.
Jorge Volpi es J. Volpi, bueno no. En realidad, es un disfraz que se parece al suyo, en el que esconde al personaje protagonista de última novela: Memorial del engaño (Alfaguara). No es lo único que les distingue: uno es un escritor mexicano, el otro es un “hijo de puta”, que ha estafado, engañado, robado, otro lobo de Wall Street y, a fin de cuentas, otro más que evita la cárcel. Ojo, no es el retrato del lado oscuro del capitalismo, es el capitalismo.
Por si fuera poco, después de estafar 15.000 millones de dólares a sus socios, decide escribir una autobiografía para explicarle al mundo que él no nada, nada. Por supuesto, termina justificando su miseria y podredumbre neocon. Como somos así de exigentes y estamos de esta especie un poco hartos, nos hubiera gustado que Volpi, el escritor, hubiese trazado una primera persona pero en la intimidad, desde la cabecita de un bicho de estos.
La ideología neoliberal es un fraude como el comunismo
Es un manuscrito enviado, que se publica y que ahora leemos. Está trufado con fotos de su vida familiar, de sus negocios, de gente real a la que se ha vinculado, con la intención de que la ficción sea el apellido de la realidad. El escritor mejicano lo hace salpicado de ironía, llegando a irritar por sus excusas. Volpi el auténtico parece bastante cabreado –dentro de lo que su apariencia angelical le permite-, se queja de que los verdaderos responsables de la crisis viven en sus casas y son más ricos de lo que eran hace seis años.
P. ¿Por qué le ha permitido explicarse?
R. Mi intención era que el protagonista fuera un villano, un tipo deleznable, pero debía hacer de esa voz algo atractivo. El narrador escribe estas memorias para justificarse y tratar de convencer al lector de que, a pesar de todo, es una persona honrada, que engañó a todos los demás pero al lector no. Por supuesto, lo engaña.
P. Es una autobiografía y como tal, tamizada. La investigación del escritor no está tanto en la mente de este… villano, sino en cuáles son sus excusas.
R. Él lo tamiza intencionalmente, claro. Me interesaba desvelar cómo se justifican los criminales. Él dice: “Puede ser que yo sea un estafador, pero no es mi culpa. Teníamos que aprovecharnos de ese ambiente, por lo tanto la culpa no es nuestra, sino de quienes crearon el sistema para que los listos nos aprovecháramos de él”.
P. ¿Se refiere a la generación de neoliberales anteriores, a la de su padre? ¿Qué diferencia hay con ellos?
R. La generación de capitalistas de su padre fue una generación de mentirosos, como la suya, pero la de su padre mentían porque creían hacerlo a favor de un bien superior. Su generación miente simplemente por un provecho personal. La ideología de estos es el provecho personal. Neoliberalismo. Tu propio provecho es bueno, dicen, porque si tú ganas mucho dinero, a la larga, les llegará a otras personas. Por supuesto, no es así
P. ¿Contrapropaganda neoliberal?
Las causas de la crisis son ideológicas
R. Es una novela en la que queda claro que la ideología comunista fue un engaño, pero sirvió para una dictadura que duró demasiado tiempo. Pero igualmente la ideología neoliberal y la utopía de los mercados desregulados son un fraude tan poderosas como el comunismo. Nos vendieron que esta crisis no era ideológica, sólo técnica, y ha provocado una catástrofe humanitaria de miles de personas, que perdieron sus casas y empleos sólo por esa razón ideológica.
P. ¿Cuál?
R. El engaño mayor es la idea de que todas las decisiones económicas fueron técnicas y no ideológicas, cuando en realidad detrás estaba esta ideología de dejar a los mercados regularse por sí mismos. Lo que generaron fue la riqueza de unos pocos y la transferencia de capitales de las clases medias a esos pocos.
P. ¿Y los hijos, la nueva generación neoliberal, qué dicen?
R. Nada. Los hijos del protagonista tienen dudas morales del comportamiento del padre, pero no dejan aprovecharse de su dinero. El protagonista no tiene ningún complejo moral sobre lo que hizo, pero los hijos sí. El padre realmente es un hijo de puta, pero no dejan de disfrutar de su dinero.
P. Ya sabe que en España tenemos unos pocos, ¿en quién se inspiró para hacer este retrato?
R. Se parece a un criminal financiero mucho menos conocido que Madoff, Alberto Vilar, un cubano americano que creó un fondo de inversión, se hizo rico muy rápido, fue de los primeros en invertir en Google y lo único que le interesaba en la vida era la ópera. Se dedica a financiar óperas y conciertos por todas partes del mundo, con dinero fraudulento.
P. Aquí estamos pensando reformar una ley a la medida de los más ricos, para que inviertan en cultura y se desgraven todo, sin tener en cuenta el origen del dinero.
R. En México el modelo de financiación de la cultura es muy parecido al español y al francés. Creo que hay muchos ricos a los que les gusta ser mecenas, y otros para los que simplemente es otra forma de negocio: la manera de pagar menos impuestos. Mi personaje es un apasionado de la ópera y no le importa robarle el dinero a unos cuantos, para pagarse unas óperas y verlas en el Metropolitan. Ama el mundo de la ópera, paga funciones en las mejores óperas del mundo sólo para poder asistir y verlas. Parece mecenazgo pero en realidad paga su propio entretenimiento. No tiene demasiados problemas para dormir.
P. Seguro que alguna cosita ha sacado de nuestro país para documentarse…
R. Empecé a escribir la primera parte y la estructura en Madrid, entre 2011 y 2012. Aunque sea una novela que pasa entera en EEUU, yo experimenté la crisis aquí, yo vi las consecuencias aquí, muchos amigos que perdieron las casas y sus trabajos y la degradación del nivel de vida, los excesos de la burbuja inmobiliaria. El derroche del dinero de los políticos y los banqueros yo lo viví aquí.
R. Íbamos para reyes del mambo.
P. España se asume durante muchos años como si fuera una gran potencia y su derroche se justifica así. El momento que llega a su culminación es con Aznar en las Azores. Ese sueño de ser una gran potencia era, en realidad, un sueño demente. Nunca lo fueron y no lo son tampoco ahora.
P. No parece que tenga complejos al tomar partido como novelista. Eso está muy mal visto por quienes no lo practican.
El anhelo de cualquier escritor de ficción es que sus ficciones se vuelvan reales
R. No, no he tenido ningún complejo al tomar partido. Espero que no sea una novela excesivamente ideológica para que cada uno tome sus conclusiones, pero es claro que toma partido. El anhelo de cualquier escritor de ficción es que sus ficciones se vuelvan reales y creo que se vuelven reales cuando son fuertes. Esta novela es una crítica a la realidad, por todos los engaños en los que nos sumieron en esta crisis.
P. En la introducción el agente que vende la autobiografía del ladrón justifica su complicidad y su entrega a un producto que cree que va a hacer saltar la caja de las librerías.
R. Absolutamente, el mercado está ahí. Las palabras del agente no son más que otra justificación: ¿por qué me enriquezco con este producto que es deleznable?
P. Aquí hemos creado el producto editorial televisivo, ¿qué le parece?
R. El boom del escritor presentador es una estrategia que está presente en todas partes, porque en otras épocas la autoridad estaba dada por tener una obra. Esa obra te representaba. La autoridad la obtenías por la bienvenida de la crítica y del público. Ahora, en esta época de crisis, una editorial no puede esperar a que un autor alcance un nivel de público y de crítica suficiente como para convertirlo en un buen producto de mercado. Así que hay que intentar saltarse esos pasos lo más rápido posible. La única manera de saltárselos es yendo a la industria del entretenimiento y del espectáculo, porque ahí está asegurada la fama del escritor o de lo que sea.
P. ¿Usted está libre del mercado?
Ahora una editorial no puede esperar a que un autor alcance un nivel de público y de crítica suficiente como para convertirlo en un buen producto de mercado
R. ¡No! Uno no queda libre del mercado. Si quedas fuera del mercado eres invisible. Un escritor es parte del mercado, es inevitable. Ese es el gran triunfo de la ideología neoliberal, todos somos mercado.
P. Sobre todo cuando uno se acuesta trabajando para PRISA y se levanta como Penguin Random House…
R. Sobre todo. La paradoja de esta venta es estar viviendo una novela sobre este mundo financiero y que cuando la novela aparece, ese mundo financiero influye en la novela también. Que un gran grupo que atraviesa una profunda crisis, derivada de esa época, termine por tener que venderle las editoriales a otro grupo más grande, es un reflejo.
P. Seguro que podría darme un nombre de todo esto que le recuerde a su personaje…
R. Sí, pero off the record.
Jorge Volpi es J. Volpi, bueno no. En realidad, es un disfraz que se parece al suyo, en el que esconde al personaje protagonista de última novela: Memorial del engaño (Alfaguara). No es lo único que les distingue: uno es un escritor mexicano, el otro es un “hijo de puta”, que ha estafado, engañado, robado, otro lobo de Wall Street y, a fin de cuentas, otro más que evita la cárcel. Ojo, no es el retrato del lado oscuro del capitalismo, es el capitalismo.
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