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El grafiti cambia de banquillo en los tribunales
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el arte callejero exige sus derechos legales

El grafiti cambia de banquillo en los tribunales

El artista John Perello, más conocido como JonOne, ha conseguido que juzguen a un marchante por vender con su firma grafitis falsamente atribuidos

Foto: JonOne realizando un grafiti (CC)
JonOne realizando un grafiti (CC)

El 23 de enero de este año, Ross James Good, un grafitero de Auckland fue acusado de haber pintado 857 veces su firma por los muros de la ciudad. En mayo comenzará su juicio y, si es declarado culpable, podría acabar en la cárcel. No sería la primera vez que ocurre algo así. En 2011 Blair Kitchen, más conocido por su seudónimo Kron, fue condenado a 14 meses en prisión por el mismo delito.

El interés por el arte callejero ha ido en aumento en los últimos años, y las obras no sólo han llegado ya a las casas de subastas, sino que también han cambiado su papel en los tribunales. Si hasta ahora los grafiteros sólo eran los acusados, ahora se están convirtiendo en los dedos acusadores. Los artistas comienzan a ver defendidos sus derechos, a pesar de que hasta hace poco eran perseguidos por vandalismo.

El Tribunal Superior de París ha admitido un caso presentado por John Perello, más conocido como JonOne. El artista denuncia que Warren Levy, un marchante ocasional, ha estado vendiendo desde 2010 obras falsas con su nombre. Alrededor de dos docenas de grafitis atribuidos a Perello.

Sin título, 2011, JonOne, Gallery Magda DanyszEl acusado ha negado cualquier fraude en sus ventas y ha argumentado que él se limitó a revender una colección de pinturas adquiridas en 2010 en un mercadillo del sur de París. Incluso también ha negadoque se dedicara al negocio de las obras de arte. El tribunal, por su parte, ha fijado la próxima vista para el 25 de junio, para que los abogados de Levy puedan tener más tiempo para preparar su defensa.

Marie-Pompéi Cullin, abogada de la firma encargada de representar a John Perello, ha comentado a The Art Newspaper, que este caso es el resultado de dos años de investigaciones en los que se han identificado 23 pinturas falsas vendidas por Levy a docenas de coleccionistas. Uno de los socios de la misma firma, Francis Szpiner ha hablado para el periódico Le Monde para confirmar que 12 de esos trabajos han sido destruidos y otros 11 confiscados, así como para asegurar que hay más en circulación.

La obra de JonOne lleva en las calles desde 1980, cuando comenzó a pintar en calles y metros de Nueva York.Allífundó el grupo artístico 156 All Star en 1984 y tres años más tarde se trasladó a París, donde ha desarrollado su carrera. Ahora, a sus 50 años, produce una media de 200 obras por año y se confiesa inspirado por el arte expresionista y por nombres como Kandinsky y Pollock.

Team2Works, 2010, JonOne, Gallery Magda DanyszPerello se ha mostrado sorprendido por el interés de los falsificadores en su trabajo, ya que siempre habría pensadoque se interesarían más en los clásicos del siglo XXque en los representantes del arte callejero. Lo cierto es que su obra, como la del resto de grafiteros de prestigio, está revalorizándose. De hecho, el 5 de febrero la casa de subastas parisina Artcurial intentará vender 17 trabajos de JonOne por unos precios que oscilan entre los 25.000 euros y los 70.000 de su trabajo más caro.

Su obra se une así a la de otros compañeros como Banksy, que el pasado agosto vio como su Flower Girl fue arrancado de la gasolinera de Los Ángeles donde se encontraba y se disponía a ser subastada por la casa Julien’s, que presumía de haber conseguido la primera venta de una obra del autor en EEUU.

Esta venta reabrió de nuevo el debate sobre si el arte callejero debía quedarse en los muros donde fue concebido o si, por el contrario, es susceptible de ser tasado y vendido.

El caso de JonOne no ha obtenido la misma repercusión, de hecho la suma total por la que Levy vendió las obras falsificadas asciende a 33.750 euros, pero la sentencia podría suponer un punto de inflexión y permitir que los grafiteros comiencen a exigir los derechos que poseen el resto de artistas.

El 23 de enero de este año, Ross James Good, un grafitero de Auckland fue acusado de haber pintado 857 veces su firma por los muros de la ciudad. En mayo comenzará su juicio y, si es declarado culpable, podría acabar en la cárcel. No sería la primera vez que ocurre algo así. En 2011 Blair Kitchen, más conocido por su seudónimo Kron, fue condenado a 14 meses en prisión por el mismo delito.

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