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Ray Loriga reniega de la felicidad
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el escritor presenta su nueva novela

Ray Loriga reniega de la felicidad

El autor presenta su nueva novela, 'Za Za, emperador de Ibiza' (Alfaguara), una comedia irreverente con influencia de 'El gran Lebowsky'

Foto: Ray Loriga presenta 'Za za, emperador de Ibiza'
Ray Loriga presenta 'Za za, emperador de Ibiza'

Se abre el telón. Sobre el escenario un decorado que se parece a Ibiza. Una Ibiza reimaginada, donde su belleza contrasta con los personajes que la habitan: traficantes, enanos, mafiosos, adolescentes que practican balconing… Así es el teatro del absurdo que presenta Ray Loriga (Madrid, 1967) en su nueva novela: Za Za, emperador de Ibiza (Alfaguara). La historia de un dealer al que su nombre Zacarías Zaragoza Zamora, le meterá en un aprieto cuando disfrutaba de su retiro. Una obra en la que siempre sobrevuela una misma idea: es absurdo buscar la felicidad.

Así lo confirma el autor en su charla con El Confidencial. Una conversación entre cigarro y cigarro en la que Loriga no sólo desgrana las claves de su obra, sino que también habla del cine español, de religión y hasta de la independencia de Cataluña.

Su novela intenta constantemente sorprender al espectador.

Sí, es verdad que gira e intenta sorprender. Cuando estás gestando el libro, uno mismo encuentra sorpresas y, al final, vas por caminos que no esperabas. No todos acaban en el libro, algunos se despeñan. Pero tenía la sensación de que estaba hablando de algo inestable, en un mundo literario inestable, con un personaje inestable, y una situación inestable. De ahí salen los giros.

¿Cómo surge la idea de este personaje, Za Za?

El escritor ray loriga, en 'los martes literarios' de la uimp de santander

Es el segundo dealer que protagoniza una de mis novelas. El primero era melancólico, muy sufriente, y este es justo lo contrario. La idea surge de escribir sobre algo tan absurdo como la felicidad y me salió un personaje que ni la quería, ni la buscaba, la encuentra por casualidad y no sabe ni qué hacer con ella. Se ríe de ella, como decía Foster Wallace todo le parece una broma infinita.

Ofrece una visión pesimista de las personas. No sabemos ser felices.

Es que querer ser feliz es un absurdo. Y confundirlo con la euforia mucho más, por eso lo sitúo en el territorio de las sustancias que alteran la percepción, la identidad y el estado de ánimo. Precisamente por esa visión pesimista, quería que la novela fuera una broma gigante, divertida, y que te rías.

En el libro hasta los monos son más felices que nosotros. ¿La vida es decepcionante?

Vivimos en una sociedad que se obliga a ser feliz y lo intenta de todas las formas posibles: químicas, espirituales, pasionales, los estupefacientes, las drogas legales, con Lexatil, con Orfidal, con deportes, con familias...

Depende de lo que te hayas planteado, si piensas que vas a ganar la Champions y no la ganas estarás frustrado. Ese es un poco el motor del libro. Vivimos en una sociedad que se obliga a ser feliz y lo intenta de todas las formas posibles: químicas, espirituales, pasionales, los estupefacientes, las drogas legales, con Lexatil, con Orfidal, con deportes, con familias… Parece que estamos obligados, y eso nos convierte en unos seres desgraciados.

La novela desprende la sensación de que estar siempre feliz es aburrido.

Probablemente sería un coñazo. De ahí la figura del simio, que no vive en un estado de felicidad porque no se ha planteado la felicidad como objetivo. Al revés que nosotros, que estropeamos nuestros momentos transitorios de bienestar utilizándolos como piezas de lego para construir nuestra escalera a la felicidad.

Utiliza un narrador satírico que no deja títere con cabeza, hasta los murcianos caen en sus garras.

No quiero que se enfaden, es una frase muy cartagenera que había oído. Es muy típico de los lugares el odio de la linde, nadie detesta más un pueblo que el del pueblo de al lado. Mira Cataluña y España cómo lo llevamos.

En la novela se plantea una independencia de Ibiza.

No lo hago desde un ámbito político actual, yo abogo por todas las independencias si son prácticas para la independencia individual. Lo cual no es ninguna crítica, ni ningún anhelo. Pero me hacía gracia la idea de la independencia como sistema económico. Si Ibiza, como en la novela, ganara mucho dinero, se plantearía no compartirlo con nadie.

¿Cree que detrás de esos movimientos siempre hay algo económico?

placeholder Portada de 'Za Za, emperador de Ibiza' (Alfaguara)

Detrás de los movimientos individuales hay un anhelo de felicidad, detrás de los movimientos colectivos suele haber razones económicas. Como decían en Todos los hombres del presidente: “Si quieres buscar al culpable sigue la línea del dinero”. Detrás de todo esto está el dinero, está claro. Lo cual no es una crítica porque detrás de la posición contraria también lo está.

También habla de la religión, incluso dice que cualquier persona con uso de razón teme a Dios.

Es algo demasiado serio para este libro. Con Dios, sin Dios, contra Dios, al final todo gira alrededor suyo, No se puede despreciar algo que está ahí. Hasta cuando lo niegas está ahí. No hablo del dios católico, sino del sentido último.

A pesar de ser definida como comedia, es una novela inclasificable. Hay pinceladas de ciencia ficción, de novela negra…

Me sale así. Hay una frase de Tom Waits que me encanta: “Ningún perro se ha meado en un coche en marcha”. Quizás de ahí la necesidad de moverme todo el rato, para que no me meen encima. No es tanto una decisión como mi naturaleza como escritor.

¿Cuáles han sido sus referentes para esta novela?

Cuando empecé a escribir sí que tenía un altarcito de los libros que me orientaban. Después de 13 libros, ese pienso ya me lo he comido. Está en la memoria y surge casi sin premeditación. Además hablar de referentes es delicado, porque si dices un nombre ‘X’, parece que te estás comparando con él y los escritores que yo leo, en general, son mejores que yo. Así que no voy a cometer esa osadía.

La influencia de los hermanos Coen y el Gran Lebowsky parece evidente.

No lo había pensado cuando la escribía. La película me encanta, y el personaje y el actor también. En las primeras lecturas también me lo dijeron y es una comparación que me agrada.

También el tono es muy similar al de los Coen.

Sí, tiene que ver con ese mundo disasociado, y esos personajes a los que la sorpresa no les puede interesar menos.

Es una novela muy cinematográfica, hay hasta un enano a lo David Lynch…

Gente pequeña, que hay que hablar correctamente –según lo dice le entra un ataque de risa-, es un personaje que creo que era una buena imagen dentro del teatro del absurdo del libro. Esa obsesión de Lynch, y el baile de ese enano al final del capítulo de Twin Peaks me sigue bailando en la cabeza, es una imagen indeleble.

¿Sigue interesado en el cine después de la experiencia de Teresa, cuerpo de cristo?

Trabajar en la mina es más heroico que hacer una peli o una novela. Lloramos demasiado

Sí, lo disfruto, lo veo y pienso en algún guion también. Ahora tenía la necesidad de publicar una novela, hacía mucho que no lo hacía y es lo que más me gusta del mundo. De hecho ya estoy con la siguiente.

¿Se imagina Za Za, emperador de Ibiza en cine?

No suelo pensar en estas cosas, cuando hice Tokio ya no nos quiere hubo dos arranques para hacer la película, pero finalmente no salieron. Siempre pensé que esa novela tenía una película dentro.

Según el Presidente de la Academiadirigir es casi un acto heroico.

Sí, hacer una peli es un acto heroico. Aunque afortunadamente ahora los costes han bajado y se pueden hacer películas muy baratas, mira el cine de Cassavettes, que lo pagaba él y las protagonizaban sus amigos. Siempre puedes hacer una peli, otra cosa es el problema enorme de la distribución.

¿Publicar una novela también es un acto heroico?

Hombre, aunque suene a tópico, un acto heroico es trabajar en la mina, limpiar casas, conducir un autobús… Hacer una peli o una novela es más divertido, no vamos a llorar tampoco, lloramos demasiado.

Se abre el telón. Sobre el escenario un decorado que se parece a Ibiza. Una Ibiza reimaginada, donde su belleza contrasta con los personajes que la habitan: traficantes, enanos, mafiosos, adolescentes que practican balconing… Así es el teatro del absurdo que presenta Ray Loriga (Madrid, 1967) en su nueva novela: Za Za, emperador de Ibiza (Alfaguara). La historia de un dealer al que su nombre Zacarías Zaragoza Zamora, le meterá en un aprieto cuando disfrutaba de su retiro. Una obra en la que siempre sobrevuela una misma idea: es absurdo buscar la felicidad.

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