"El britpop fue un giro a la derecha"

Luke Haines (Inglaterra, 1968) puede presumir de una de las trayectorias más demenciales del pop británico. En 1993, debutó con The Auteurs, alcanzando de inmediato el estatus de superventas y el respaldo de la crítica especializada. Tres años más tarde, ya había pulverizado sus posibilidades de convertirse en estrella publicando un álbum conceptual sobre el grupo terrorista alemán Baader Meinhof. Su nuevo álbum se titula Rock And Roll Animals (2013), una fábula para grandes y pequeños donde transforma a rockeros míticos en animales (por las letras pasean Elvis Presley, Rolling Stones, Led Zeppelin o Nick Lowe, entre otros).

Ahora se conoce a Haines como el grano en el culo del britpop, sobre todo después de la publicación de las memorias Malas Vibraciones: el britpop y mi papel en su caída (2010), donde carga contra el periodo de esplendor de Blur, Suede y Oasis, entre otros. "La marea britpop mató la excentricidad, que era el signo distintivo de la música popular británica. La industria de la música había sido un refugio para la gente con problemas de adaptación o visiones extremas de la sociedad.

En Inglaterra casi no tuvimos vanguardia artística, así que todas las ideas radicales se volcaron el pop. La mayoría de mitos pop salieron de escuelas de arte. El britpop, tristemente, liquidó todo aquello para centrarse en los estribillos previsibles y rentables. Fue un giro a la derecha".

Subidón nacionalista

La explosión del britpop, argumenta, fue la banda sonora de una fiebre patriótica en el Reino Unido. "Hay que ponerse en situación. Estaba la locura de la Eurocopa de 1996, que Inglaterra creía que iba a ganar. También la muerte de Lady Diana en 1997. Por supuesto, Tony Blair llegando a la presidencia con sus promesas de convertirse en un líder molón, que invitaba a Noel Gallagher a su fiesta de toma de posesión. El país ardía en fervor nacionalista. Como era de esperar, todo eso no produjo nada interesante. Comprar entradas para la gira de reunión de Blur solamente es una oportunidad para regresar a aquel tiempo donde eras más joven, el futuro parecía brillante y el país tenía sobredosis de confianza. O quizá es más sencillo: se trata de recordar lo guapo que era el novio o la novia que tenías entonces".

En la segunda mitad de los noventa, se batió el récord de estrellas pop posando junto a la Union Jack, la bandera del imperio británico. Fue una costumbre que Oasis compartían con las Spice Girls. "La inmensa mayoría de la música era entretenimiento ligero y simplón. Dejaron de verse cantantes como Ian Dury o Robert Calvert (Hawkwind), aquellos tipos raros, retorcidos y con pinta de sufrir algún trastorno. El britpop creó un sonido de guitarras homogéneo, que ponía muy difícil distinguir unas bandas de otras. Quitando a Pulp, casi ninguna letra decía nada. ¿De qué trata Don`t Look Back In Anger de Oasis? Es un himno tontorrón sin mucho sentido. ¿Qué intentan decir las rimas de The Verve? ¿Es tan complicado escribir algo así?".

¿Envidia cochina?

El libro de Haines no está traducido al castellano, pero fue un éxito en las librerías británicas, hasta el punto de que tuvo una secuela, titulada Post Everything: Outsider Rock And Roll (2011). Por supuesto, también hubo detractores de estas memorias. El diario The Guardian encargó la reseña de Malas vibraciones a Louise Wenner, cantante de Sleeper, grupo britpop en las antípodas de Haines. Un fragmento de su crítica: "El combustible que mueve a Haines es un deseo bíblico de venganza. En 1993 The Auteurs perdieron el Music Mercury Prize frente a Suede por un solo voto. Esa misma noche, Haines terminó en el hospital tras una discusión entre su puño y una ventana. La carrera de Luke Haines es un fracaso, no por culpa de nadie, ni porque sus canciones sean difíciles de entender por el gran público. El problema es que sus letras tampoco tratan sobre nada. Por lo menos, Wonderwall (Oasis) tiene una melodía bonita".

Haines se parte de risa cuando menciono la reseña. "Nunca me ha molestado el éxito, pero tampoco me obsesiona. El libro es un retrato de aquella época. Lo que me animó a escribirlo es que, con el paso de tiempo, encontraba todo aquello muy divertido (más bien una mezcla de "divertido" y "delirante"). Creo que el humor del texto es lo que más han apreciado los lectores. En realidad, no me tomo tan en serio como alguna gente piensa", apunta.

Huelga pop

Este fin de semana, Haines ha actuado en solitario en Madrid y Barcelona. "Espero que el público vaya preparado para el karaoke colectivo. Tocaré todos los éxitos", anuncia con tono de vendedor de crecepelo. A lo largo de veinte años, ha completado una carrera imprevisible. ¿Su momento más loco? En 2001 hizo un llamamiento para una huelga pop en el Reino Unido.

Por supuesto, fracasó de manera miserable, pero nos dejó un manifiesto interesante: "El objetivo no es deshacerse del pop de baja calidad. A efectos de esta huelga, tratamos igual el nuevo lanzamiento de Steps (boy band de la época), que el nuevo de Nick Cave, Vanessa-Mae o de los artistas favoritos de la crítica, como Starsailor o Moldy Peaches. El objetivo es terminar con el rodillo implacable de la promoción. Sé que mi discográfica ha enviado el álbum sobre las Baader Meinhof a varios restaurantes. Mientras me atraganto de sushi, prefiero no escuchar rimas sobre las Baader Meinhoff, ni tampoco clásicos de Judy Garland". Por supuesto, la actitud de Haines destaca entre sus compañeros de generación. Mientras rematamos estas líneas, se publica la noticia de que Alex James, bajista de Blur, acaba de registrar la marca "britpop" para comercializar una línea de refrescos.