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Cinco cosas sobre Rusia que aprendimos gracias a Pussy Riot
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Un libro repasa las tribulaciones del grupo

Cinco cosas sobre Rusia que aprendimos gracias a Pussy Riot

El libro colectivo 'Desorden púbico' desmonta las falacias del proceso que llevaron a la cárcel a las componentes de la banda punk rusa

Foto: Dos de las componentes de Pussy Riot durante el juicio (EFE)
Dos de las componentes de Pussy Riot durante el juicio (EFE)

El pasado miércoles se anunció una amnistía en Rusia, que puede favorecer a Pussy Riot en el último momento de su condena. Dos miembros del colectivo cumplían penas de dos años, acusadas de "vandalismo por motivos de odio o enemistad religiosos" (artículo 213 del código penal). En realidad, su crimen fue realizar una breve performance contra Putin en la Catedral del Cristo Salvador (Moscú).

La editorial Malpaso acaba de publicar Desorden pubico: una plegaria punk por la libertad, recopilación de textos que explica las motivaciones políticas de Pussy Riot y los abusos legales cometidos durante el juicio. Estas son cinco crudas realidades sobre la Rusia actual que descubrimos gracias al infierno que ha sufrido el grupo:

El gobierno de Putin no respeta la legalidad

Desde el principio, no pudimos tener una sola reunión confidencial con nuestras defendidas. !Ni una! No se nos ha concedido ni siquiera una hora

La abogada Violetta Vólkova nos recuerda que no se había celebrado un juicio por blasfemia en Rusia desde 1917. El proceso fue una especie de cruce entre Kafka, Stalin y Alicia en el país de las maravillas: "Desde el principio, no pudimos tener una sola reunión confidencial con nuestras defendidas. !Ni una! No se nos ha concedido ni siquiera una hora".

Siempre hubo policías o guardias presentes cuando se preparaba la estrategia de defensa con las acusadas. Psicólogos y lingüístas del Centro para las Tecnologías Analíticas y de la Información realizaron una evaluación pericial donde determinaron que la performance de Pussy Riot no podía ser objeto de falta penal, sino solo administrativa (tal y como consideraba la defensa). Mark Feigin, otro de los abogados, apunta más irregularidades: "El grado de sufrimiento de las víctimas (unos pocos feligreses y operarios presentes en la capilla) no quedó demostrado fehacientemente. Nadie tuvo que acudir a un médico. Todavía no se ha podido determinar el daño moral, aunque era obligación del tribunal hacerlo".

Un testigo llamado Potankin declaró en un primer momento que el incidente no le había afectado y más tarde cambió su declaración. Las sospechas de manipulación fueron muy tempranas. Además, a comienzos de este mes, el Tribunal Supremo de Rusia manifestó públicamente su desacuerdo con la sentencia.

En Rusia no se cumple la separación de Iglesia y Estado

El patriarca Cirilo (cabeza de la iglesia ortodoxa rusa) ha pronunciadovarios discursos ensalzando la figura política de Putin. También se ha mostrado muy activo en disuadir a sus feligreses de participar en cualquier acto de protesta. Llama la atención el doble rasero de la jerarquía eclesiástica: "Si la actuación de Pussy Riot se considera blasfema, ¿por qué se celebran banquetes y fiestas corporativas en la Catedral de Cristo Salvador? ¿Por qué no se condenó al grupo Boney M, que se contoneó diabólicamente y cantó temas obscenos a diez metros del altar? El motivo es que ellos son extranjeros y no alzaron su voz contra Putin", señala el abogado Nikolái Polozov.

La Iglesia del Cristo Salvador se ha convertido en un símbolo crucial para la estrategia política de las autoridades

Uno de los miembros juzgados de Pussy Riot, conocida como Katia, explica el contexto político de la condena: "Cuando Cirilo Gundjaev, antiguo compañero de Vladimir Putin en el KGB, asumió el liderazgo de la iglesia ortodoxa rusa, a muchas personas inteligentes les quedó claro que la Iglesia del Cristo Salvador se había convertido en un símbolo crucial para la estrategia política de las autoridades. Desde entonces, la catedral empezó a utilizarse abiertamente como un ostentoso telón de fondo para la política de las fuerzas de seguridad, que son fuente principal del poder político en Rusia. Es probable que el fracaso de las duras políticas del gobierno Putin, el incidente con el submarino Kursk, los bombardeos contra civiles a plena luz del día y otros momentos desagradables de su carrera política le hayan obligado a plantearse si habría llegado la hora de renunciar. Aparentemente, fue entonces cuando Putin sintió la necesidad de tener garantías más persuasivas y trascendentales para su prolongada presencia en la cúspide del poder. Entonces fue cuando se hizo necesario recurrir a la estética de la religión ortodoxa, asociada históricamente al apogeo de la Rusia imperial, donde el poder no procedía de las manifestaciones terrenales como las elecciones democráticas, sino del Altísimo".

Putin tiene recursos para meter en la cárcel a cualquier opositor

Esta es la teoría del abogado Mark Feigin: "Cuando la policía judicial supo que no era de aplicación el artículo 213 (vandalismo por motivos de odio o enemistad religiosos), la acusación buscó a las personas que necesitaban: tres peritos que iban a escribir lo que les pidieran. Como tenían prisa, las preguntas referentes al móvil se plantearon de modo directo, algo que prohíbe la Ley de evaluación judicial estatal. (…) El motivo es que tenían prisa por cerrar el caso".

Aquí estoy yo, pagando mi pena de prisión en un país donde las diez personas que controlan los principales sectores de la economía son los amigos más viejos de Vladimir Putin

El policía judicial Rachenkov, testigo del caso, trabaja en el programa de televisión Provocateurs, dirigido por Arkadij Mamontov, uno de los periodistas más cercanos a Putin. "¿Qué demuestra todo esto?Que había un circulo cerrado de personas dedicado a procurar el encarcelamiento de de tres mujeres jóvenes". Nadia Tolokónnikova, miembro de Pussy Riot, terminaba así un intercambio de cartas desde la cárcel con el filósofo Slavoj Zizek: "Aquí estoy yo, pagando mi pena de prisión en un país donde las diez personas que controlan los principales sectores de la economía son los amigos más viejos de Vladimir Putin. Estudió y practicó deportes con algunos y sirvió en el KGB con otros. ¿No es éste un sistema social paralizado?¿No es éste un sistema feudal?"

Las cárceles rusas dan miedo

La abogada Violeta Volkova denunció desde el principio las condiciones penitenciarias: "No se les permitió dormir adecuadamente, no les han alimentado bien, ni les han servido comida caliente. Las han humillado. Eso también lo evaluará el Tribunal Europeo de Derechos Humanos".

Maria Alyokhina, alías Masha, la otra Pussy Riot en la cárcel, aporta una historia elocuente: "Mi única compañera de celda, Nina, me contó que su anterior compañera de celda se llamaba Vika. La esposaron y la violaron en una comisaría, pese a que estaba embarazada. No la llevaron al médico hasta el día siguiente. El médico no recogió en su informe ni el aborto ni la violación. Vika Estaba acusada de robar a una persona no identificada, eso es lo que dice el informe".

placeholder Nadia Tolokónnikova entre rejas (EFE)

Una carta del grupo al ex presidente Médvedev, aliado de Putin, protestaba por la dureza del encierro: "Como abogado en ejercicio, ¿no le perturba que Yekaterina Samutsévich, una de las componentes de Pussy Riot, esté en la misma celda de la prisión de Pechatniki en la que permaneció a la espera de juicio el comandante Yevsiukov en 2009? ¿Es posible seguir respetándose a sí mismo como representante de la ley y aceptar la autoridad de los tribunales cuando una persona cuyo crimen ha sido orar en la iglesia queda aislada de la la sociedad en las mismas condiciones que un jefe de policía que disparó contra civiles con su arma reglamentaria?"

Ningún castigo logró callar a Pussy Riot

A pesar de las presiones, las acusadas no se han arrugado en ningún momento. Quizá la mejor prueba sea el alegato final de Masha antre el tribunal: "Cuando hablamos de Putin, lo que tenemos en mente no es a él como persona, sino al "sistema Putin", que él mismo ha creado. Me refiero al poder vertical en el que una sola persona ejerce de forma efectiva todo el control. Mi propia experiencia en clínicas psiquiátricas para menores me permite afirmar con rotundidad que cualquier adolescente que muestre signos de inconformismo activo puede acabar recluido en una de ellas. Un porcentaje importante de los niños que hay en esas clínicas procede de orfanatos. En nuestro país se considera de lo más normal internar en una clínica psiquiátrica a un niño que intente escapar de un orfanato y allí los tratan con sedantes muy fuertes, como el Aminazin, usado para doblegar a los disidentes soviéticos en la década de los setenta".

Me parece sorprendente que la población no confíe en su capacidad para influir sobre el régimen

También recuerda lecciones de sus años de activismo: "Me parece sorprendente que la población no confíe en su capacidad para influir sobre el régimen. Durante los piquetes y las manifestaciones, mientras recogíamos firmas y organizábamos peticiones, muchas personas me preguntaban -con genuina perplejidad- por qué les iba que tener que interesar a ellas aquel trocito de bosque de la región de Krasnodar (¿tal vez porque es único en Rusia?¿tal vez porque es virgen?). ¿Por qué les iba a preocupar que la esposa de nuestro primer ministro, Dimitri Medvédev, quiera construirse una residencia oficial allí y destruir la única reserva de enebros de Rusia? Esa es otra confirmación de que se ha perdido la conciencia de que este país nos pertenece a nosotros, sus ciudadanos. Y es que las personas han dejado de concebirse a sí mismas como ciudadanas. De hecho, si un día apareciera alguien con una excavadora frente al porche de su casa y les dijera que tienen que desalojar -'Disculpe, vamos a demoler su hogar para construir la residencia de un burócrata'- recogerían obedientemente sus pertenencias y se irían a la calle. Y allí se quedarían hasta que el régimen les dijera qué tienen que hacer. Es muy triste, pero esas personas están totalmente indefensas. Tras pasar casi un año en prisión, me he percatado de que la cárcel no es más que una Rusia en miniatura".

El pasado miércoles se anunció una amnistía en Rusia, que puede favorecer a Pussy Riot en el último momento de su condena. Dos miembros del colectivo cumplían penas de dos años, acusadas de "vandalismo por motivos de odio o enemistad religiosos" (artículo 213 del código penal). En realidad, su crimen fue realizar una breve performance contra Putin en la Catedral del Cristo Salvador (Moscú).

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