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Hazme un '50 sombras de Grey'
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Nace la fábrica de novelas a la carta

Hazme un '50 sombras de Grey'

Llegará un día en el que los blancos se harán negros y las editoriales tendrán novelas a la carta. Un día, el mercado editorial será más

Foto: Ficción Exprés dispondrá de escritores al servicio del gusto de los lectores. (Efe)
Ficción Exprés dispondrá de escritores al servicio del gusto de los lectores. (Efe)

Llegará un día en el que los blancos se harán negros y las editoriales tendrán novelas a la carta. Un día, el mercado editorial será más ágil con las demandas del público mayoritario –más todavía- y atenderá de inmediato al gusto del lector. Un título nuevo en cuestión de semanas. Serán días en los que las novelas se escribirán en cuartos de cristal de la planta de marketing, en reuniones con gráficos de ventas y tendencias. Un futuro a la carta, que se hace presente con el nacimiento de la fábrica de novelas Ficción Exprés, una empresa de editores y escritores que pretenden que la industria se adapte a las fórmulas artesanales del oficio.

El editor Javier Azpeitia, ex director del sello 415 y responsable de la programación del último Festival Eñe, tuvo la inspiración en un cuento del autor italiano Giovanni Papini, La fábrica de novelas, donde los escritores elaboran novelas “bien confeccionadas”, de acuerdo a los módulos y preferencias por el gran público.

Papini cuenta cómo el director general de la fábrica le cuenta que, por razones económicas, la novela se orienta hacia dos tipos de novela: la venérea (con dosis pornográfica) y la criminal, con dos subespecies, aquella en la que vencen los delincuentes y, otra, en la que quienes triunfan son los policías. La novela sentimental y la psicológica están de capa caída, le aseguraba, así como la histórica y la social.

La novela se ha convertido, para muchos, en un producto de consumo diario y si no es todavía una primera necesidad es porque no está a la altura de las circunstancias, dejaba ver Papini en su breve texto. Un producto de este tipo no puede seguir “en manos de la anticuada producción individual”, ni quedar vinculado a la “iniciativa privada”. El panorama que se dibuja, y que las empresas editoriales no han terminado de resolver a favor de su cuenta de resultados, supone la profesionalización de la fantasía al servicio de la evasión. Infalible.

Los blancos, ‘negros’

Junto a Azpeitia estarán otros filólogos y editores con trayectoria dilatada: Eduardo Becerra (profesor de Literatura Latinoamericana de la Universidad Autónoma de Madrid y director del Máster de Edición), José Manuel Gómez Luque (ex subdirector general de Edición del Grupo Luis Vives, Edelvives), Gerardo Gonzalo (editor en 451). A ellos hay que sumarles la complicidad de otras dos figuras claves, los escritores Rafael Reig y Fernando Marías. De hecho, el primero apuntaba una empresa de este tipo en la última parte de Manual de literatura para caníbales (Debate).

Los responsables insisten en la falta de originalidad de la iniciativa y señalan cómo Platón y Aristóteles, Durero, Erasmo, Alfonso X ya lo hacían. Grandes talleres en los que todos remaban a favor de una marca: ya sea Platón, Aristóteles, Durero, Erasmo o Alfonso X. Azpeitia asegura que este procedimiento existe desde que existe la industria editorial, es decir desde que existe la imprenta. “Como es necesario saturar el mercado, se necesita la marca del autor y producir en cadena para satisfacer”, cuenta.

Los blancos se hacen negros, los negros no pierden sus derechos de autor, los editores fuera de las editoriales se lanzan a crear ideas sobre contenidos, los formatos se llevan toda la atención y la innovación, y el mercado está en caída libre. “En España hay buenos editores, tenemos buenos autores, pero lo que no hay es una buena gestión industrial para poner en acuerdo ambas partes. En un momento en el que se está derrumbando la industria, las alternativas y las apuestas sólo son por el cacharro”, explica Azpeitia.

La propuesta provee contenidos de calidad a las editoriales. Desde la novela a la no ficción, pasando por la literatura infantil. “Dispuestos a hacer de todo”, dice. Y nos imaginamos esa reunión: “Hazme una versión de 50 sombras de Grey”; “Quiero uno al punto J. K. Rowling”.

Producción de película

A lo largo de varias reuniones la novela evoluciona dirigida desde los objetivos que se han marcado para satisfacer al mercado, en una fórmula segura. Primero presentan un catálogo de ideas (con planteamiento, nudo y desenlace); a la semana siguiente, muestran varias propuestas de desarrollo de la idea aprobada; el siguiente paso es una escaleta argumental con todas las escenas; y, antes de rematar el libro, un capítulo de muestra por adelantado.

Es un proceso de trabajo editorial que admite rectificación y tiento en el impacto. Buscar el éxito, crear una marca y repetir el proceso. Como se ve, es un planteamiento de producción muy cinematográfico para una industria que no está acostumbrada a crear en este orden. El reparto de los beneficios repercute directamente en el autor, que mantiene intactos sus derechos a pesar de trabajar a encargo.

“Esto es como una agencia que trata de dar trabajo a un amplio grupo de escritores de calidad”. Buscarán al autor idóneo para afrontar el encargo, ofreciendo exclusividad y discreción a la editorial y lo mismo al autor. “La clave está en el diálogo entre profesionales”. El autor no se ve forzado a hacer algo que no quiere, no arriesga su prestigio, actúa en “B”, es pura producción. Y la obra puede ser mejorada una y otra vez por varios escritores.

Llegará un día en el que los blancos se harán negros y las editoriales tendrán novelas a la carta. Un día, el mercado editorial será más ágil con las demandas del público mayoritario –más todavía- y atenderá de inmediato al gusto del lector. Un título nuevo en cuestión de semanas. Serán días en los que las novelas se escribirán en cuartos de cristal de la planta de marketing, en reuniones con gráficos de ventas y tendencias. Un futuro a la carta, que se hace presente con el nacimiento de la fábrica de novelas Ficción Exprés, una empresa de editores y escritores que pretenden que la industria se adapte a las fórmulas artesanales del oficio.

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