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Consecuencias culturales de la tragedia del Madrid Arena
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Conciertos y festivales pagan una negligencia

Consecuencias culturales de la tragedia del Madrid Arena

Las peores consecuencias, por supuesto, fueron pérdidas humanas, pero el suceso también ha acarreado problemas en la vida cultural del país

Foto: El gran bachatazo en el Palacio de Vistalegre en 2008 (EFE)
El gran bachatazo en el Palacio de Vistalegre en 2008 (EFE)

Ya ha pasado un año desde las cinco muertes producidas en una fiesta de Halloween en el pabellón Madrid Arena. Las peores consecuencias, por supuesto, son las pérdidas humanas, pero el suceso también ha acarreado unos cuantos problemas en la vida cultural del país (especialmente en la capital). Carlos Mariño, mánager de Kiko Veneno y Fangoria, resume la situación: "Inmediatamente después del Madrid Arena, se empezaron a reducir aforos de un montón de salas. En Madrid ocurrió con Joy Eslava, La Riviera o el Matadero de Legazpi. En Bilbao tambien pasó con el Kafé Antzokia y en Granada con la Industrial Copera. Por un lado, era algo necesario, porque cuando se llenaban algunas de esas salas se tenía la impresión de estar como sardinas en lata. El problema es que la reducción de aforos se ha pasado de drástica. Por ejemplo, en la Industrial Copera se ha rebajado de 1.100 a 550. Eso es excesivo. En este país no se toman medidas hasta que pasa algo malo. Y cuando se toman, se hace un poco a lo bruto", denuncia.

Inquisición municipal

Por supuesto, la cosa se complica cuando hablamos de música electrónica. Lo confirma Tone Guimaraens, codirector de MG Group, empresa clave del sector, que trabaja todo el espectro, desde pequeños clubes hasta fiestas masivas como el Day One o el Amnesia Ibiza Festival: "Madrid Arena ha supuesto un antes y un después en la organización de macroeventos. Ahora es totalmente imposible conseguir cualquier tipo de licencia para eventos en la ciudad, especialmente para fechas como Año Nuevo. Pero no sólo hay problemas para estas grandes citas, sino también para trabajar cada fin de semana en el circuito de salas, con un incremento en el control de aforos, accesos..."

En 2012 no hubo fiestas masivas de Nochevieja: desaparecieron las exitosas SpaceFest (Madrid Arena), Day One (Palacio de Vistalegre) y la GOA de la sala Fabrik (que se suspendió con pocas horas de antelación). Tampoco hay grandes eventos de Halloween en este año (sí varias fiestas en clubes). Durante estos doce meses, según varios promotores entrevistados, la noche madrileña ha sufrido de presión policial, inseguridad jurídica y máximo reparo a embarcarse en nuevos proyectos. "En Madrid seguimos metidos en un ambiente de paranoia. Tenemos esta alcaldesa a la que no le importa solucionar el problema, sino buscar culpables rápidamente para cortarles la cabeza. Han querido liquidar de golpe todo el trabajo que no habían hecho a lo largo de los años", explica Mariño.

Año negro

Vicente Pizcueta, portavoz de la Plataforma del Ocio y Turismo de Madrid, expone su enfoque: "La tragedia tiene que ver con la laxitud en la autorregulación de las administraciones. En los últimos doce meses, ha habido otras desgracias en recintos y festejos públicos: también murió un niño en la cabalgata de reyes de Málaga y hubo un incendio en la gala de elección de la reina de los carnavales de Tenerife. La regulación de los macroeventos no tiene que ver con la música exclusivamente. Es necesaria una normativa que regule todo tipo de eventos culturales, deportivos, religiosos o políticos. Mariano Rajoy, por ejemplo, dio un mítin en el Madrid Arena". También hay que recordar que, un par de meses antes de la tragedia, el ayuntamiento tuvo otro incidente notable durante la celebración del festival gratuito Madrid MTV Madrid Beach. Una batalla campal para acceder al recinto causó sesenta heridos, veinte de ellos policías municipales. Aparte de la falta de regulación, el portavoz del Colectivo Profesional de Policía Municipal atribuyó el suceso a la obsesión de Cristina Cifuentes por blindar el Congreso ante una protesta pacífica de miles de ciudadanos. “Mientras a nosotros nos pateaban, los antidisturbios guardaban un edificio vacío”, declaró Francisco Torres a El Diario. ¿Será que el ayuntamiento no sabe calcular riesgos?

Justos por pecadores

Carlos Mariño resume la opinión de muchos promotores: "Tengo la impresión de que los conciertos y festivales están pagando por algo que no tiene mucho que ver con ellos. Lo del Madrid Arena no era tanto un festival como una fiesta universitaria. Yo ni siquiera me enteré de que se hacía ese macroevento porque está en otro circuito. Llevo años trabajando en el sector de los directos y eso no tiene nada que ver con lo que nosotros hacemos. Por ejemplo, había vendedores que iban por la calle ofreciendo entradas con descuento a los chicos. Así no es cómo funciona la red de festivales y conciertos".

Además de esta confusión, hay problemas añadidos, como el desprestigio de la música electrónica entre las autoridades municipales. "En Madrid no hay tanto respeto o consideración como en Barcelona. Allí tienen el Sónar, que ha logrado reconocimiento global. Eso ayuda mucho a que se acepte esta escena y se valore el alcance que puede llegar a tener. La cultura de clubes en Madrid sigue fuerte, como siempre, pero no se lacuida o apoya como en otras ciudades de Europa, pienso en Berlín o Amsterdam. Tampoco tenemos un festival que sirva de referente", explica Gustavo Navedo, de la empresa de comunicación Under News.

Este menosprecio hacia la electrónica fue confirmado por las brutales declaraciones del fiscal general del estado tras la tragedia del Madrid Arena: "Estas macrofiestas son un verdadero problema social que responde a todo un problema sociológico generacional, de estructura familiar, que hay que atender, pero sobre todo con la perspectiva de la legalidad”, declaró Eduardo Torres-Dulce. A eso se le llama criminalizar una expresión cultural, llámese techno, house o lo que toque.

¿Soluciones a la vista?

El sector del ocio nocturno no vive precisamente sus años dorados: "La tragedia del Madrid Arenallegó en un momento delicado, entre la crisis económica y la subida del IVA cultural al 21%. Hoy en la capital se palpa la decadencia, el desánimo y la falta de autoestima", afirma Pizcueta. Sus propuestas son sencillas: "Lo único que pedimos, aparte de la bajada del IVA, es una ley que regule los macroeventos y un marco estable para conocer los aforos de cada local. No se puede cambiar la capacidad máxima con 48 horas de antelación con el taquillaje vendido, como pasó en diciembre al Primavera Club tras los sucesos del Madrid Arena". Primavera Club llevaba cinco ediciones en Madrid y decidió no embarcarse en la de 2013 por la falta de normas estables, la subida del IVA y el atosigamiento policial. ¿Tanto hay qué preocuparse de la seguridad cuando sales por la noche en Madrid? "Los locales de la capital son impecables: modernos, seguros e insonorizados. No encuentras sitios como el Tresor de Berlín, que está bajo tierra, o esas salas inglesas llenas de moqueta ni tantos locales del centro de Europa que tienen suelos de madera".

Mientras la situación se relaja, los fiesteros no gastan tiempo para lamentarse, sino que siguen disfrutando al margen de los grandes locales. En los últimos tiempos se ha puesto de moda alquilar un piso o loft donde montar sesiones con discjockeys de andar por casa. "Ya no se necesita un soundsystem enorme para divertirse, basta un mezclador que cabe en un bolsillo y cuesta menos de noventa euros", explica Pablo, un habitual de la noche. "En la zona centro y en Tetuán hay decenas de fiestas así cada fin de semana". Luego que nadie se queje si vuelven las raves. Ya saben: aquellas pinchadas masivas y alegales, celebradas al aire libre, que en los años noventa pusieron Inglaterra patas arriba dando serios quebraderos de cabeza al gobierno de John Major.

Ya ha pasado un año desde las cinco muertes producidas en una fiesta de Halloween en el pabellón Madrid Arena. Las peores consecuencias, por supuesto, son las pérdidas humanas, pero el suceso también ha acarreado unos cuantos problemas en la vida cultural del país (especialmente en la capital). Carlos Mariño, mánager de Kiko Veneno y Fangoria, resume la situación: "Inmediatamente después del Madrid Arena, se empezaron a reducir aforos de un montón de salas. En Madrid ocurrió con Joy Eslava, La Riviera o el Matadero de Legazpi. En Bilbao tambien pasó con el Kafé Antzokia y en Granada con la Industrial Copera. Por un lado, era algo necesario, porque cuando se llenaban algunas de esas salas se tenía la impresión de estar como sardinas en lata. El problema es que la reducción de aforos se ha pasado de drástica. Por ejemplo, en la Industrial Copera se ha rebajado de 1.100 a 550. Eso es excesivo. En este país no se toman medidas hasta que pasa algo malo. Y cuando se toman, se hace un poco a lo bruto", denuncia.

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