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Una entrada de cine que baja de precio es igual a una mayor recaudación en taquilla
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la resaca de la fiesta del cine

Una entrada de cine que baja de precio es igual a una mayor recaudación en taquilla

Estudios sobre la historia económica del cine en España demuestran la relación directa entre subida de precios y fuga masiva de espectadores

Foto: Cola formada a las puertas del cine Capitol de Madrid con motivo de la Fiesta del Cine (EFE)
Cola formada a las puertas del cine Capitol de Madrid con motivo de la Fiesta del Cine (EFE)

El fenómeno popular de la Fiesta del Cine se ha convertido en una patata caliente para la industria. Productores, distribuidores y exhibidores se han visto obligados a plantearse una bajada del precio de las entradas en plena caída de los beneficios y con muchos cines al borde del cierre. El temor a mover ficha tiene una lógica que podría resumirse así: "Si ponemos las entradas más baratas y el número de espectadores no sube, tocará cerrar definitivamente el chiringuito". Sólo que es un miedo que choca con las estadísticas. "La bajada del precio de la entrada mejoraría sensiblemente las cifras de asistencia". Lo dice el mayor experto académico del mercado del cine español, Víctor Fernández Blanco, profesor de economía de la Universidad de Oviedo y especialista en economía cultural y cinematográfica.

El público español siempre ha sido muy sensible al precio de la entrada. Cada vez que sube un 10%, la asistencia cae un 15%

Fernández Blanco cree que la Fiesta del Cine "es un buen indicador" aún tratándose de una promoción coyuntural. Lo es porque viene a confirmar una tendencia histórica: "El público español siempre ha sido muy sensible al precio de la entrada". En efecto, los estudios de Fernández Blanco demuestran que "cada vez que las entradas suben un 10%, la cifra de espectadores baja entre el 13% y el 18%", datos sacados tras cruzar ambos factores de 1968 hasta nuestros días.

Dado que, según este estudio, el número de espectadores oscila más que la subida de precios, cabría deducir que un descenso del precio de la entrada llevaría a un aumento de la recaudación. Extremo confirmado por Fernández Blanco, aunque con un matiz: "Habría que analizar la situación con detalle, pero mi impresión es que una bajada moderada del precio se traduciría en un crecimiento de la recaudación".

La palabra clave aquí es "moderada". Y lo es porque no hay que ser un genio de las matemáticas para darse cuenta de que sería complicado recaudar más bajando la entrada a mitad de precio: haría falta que, como poco, se doblara el número de espectadores. Complicado, sí, pero no imposible. Aunque en el actual contexto depresivo suene a ciencia ficción que el cine pueda recuperar la brutal pérdida espectadores de la última década (53 millones menos entre 2004 y 2012), se trata de una cifra tan cíclica como cualquier otra.

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Recordemos: En 1988, el peor año de la historia del cine en España, fueron a las salas 69,6 millones de personas, muchas menos que hoy día. Parecía que había llegado la hora de echar el cierre, pero se produjo la remontada. ¿Puede el cine volver a recuperarse ahora con una bajada de los precios? "Yo creo que el espectador puede volver, aunque el precio no es el único factor en juego", explica Fernández Blanco, autor de libros de referencia como El cine y su público en España. Un análisis económico (Fundación Autor, 1998) y Cinéfilos videoadictos y telespectadores. Los perfiles de los consumidores de productos audiovisuales en España (Fundación Autor, 2002).

Estamos hablando de una suma de factores demográficos, culturales y económicos: "Está cambiando el perfil demográfico de los espectadores. Hemos recuperado al público adulto a la vez que íbamos perdiendo al joven. Hasta hace poco, el tramo decisivo era el de 18 a 25 años. Pero este sector ha cambiado sus hábitos de ocio. Los jóvenes ven ahora más películas por internet. Por otro lado, el espectador joven se ha visto muy afectado por tres factores económicos: las caídas de ingresos por la crisis económica, la subida del IVA y el aumento del precio de las entradas", asegura Fernández Blanco. Resumiendo: las políticas económicas y culturales del Gobierno también tienen que ver con la fuga de espectadores.

Mantener el actual precio de las entradas no parece la mejor política para atraer al cine a un espectador con agujeros en los bolsillos. Dos datos: 1) En 2012 los salarios en España sufrieron el mayor recorte de la democracia. 2) Según el Banco de España, la remuneración de los asalariados españoles ha caído un 11% desde que empezó la crisis: de 537.591 millones de euros (2008) a 482.627 millones (2012). Es decir, las familias tienen ahora 55.000 millones euros menos para gastar, lo que no ha impedido que productos como el cine hayan subido sus precios.

El espectador joven se ha visto afectado por tres factores económicos: las caídas de ingresos por la crisis, la subida del IVA y el aumento del precio de las entradas

Pero volvamos al año maldito del cine español, 1988, por si sirve como ejemplo de caída y auge del cine en España del que se pueda sacar alguna lección. ¿Cómo se tocó fondo? En 1968 los españoles iban al cine 11 veces al año. Ahora van dos veces. En 1968, fueron al cine la alucinante cifra de 376,6 millones de espectadores. La asistencia fue cayendo al siguiente ritmo: 255 millones (1975), 176 (1980), 101 (1985) y 69,6 (1988). La recuperación fuerte llegó a mitad de los años noventa y tiene un nombre: centros comerciales. "Se produjo un cambio del modelo de producto cinematográfico relaciona con la llegada del pack multicines/centros comerciales. Un nuevo modelo de ocio y socialización juvenil vinculado al centro comercial, que no se entendían sin un complejo cinematográfico de varias salas".

Dicho modelo "se agotó a mediados de la pasada década", algo que dejan claras las estadísticas sobre número de espectadores: 143,93 millones (2004), 127,65 millones (2005), 121,65 (2006), 116,93 (2007), 107,81 (2008), 109,99 (2009), 101,60 (2010), 98,34 (2011) y 90 (2012). Se espera que 2013 acabe con un nuevo descenso de dos dígitos respecto al año anterior. Dado que aún no se ha tocado fondo, urgen medidas para revertir la situación. Una doble bajada de la entrada (tanto por parte de la industria como del ministerio de Hacienda vía IVA cultural) sería recibida por alborozo con un espectador que se creía perdido y ha vuelto a abarrotar los cines en la Fiesta del Cine. El hijo pródigo ha regresado a casa. Igual es buena idea tratarle bien para que no vuelva a pirarse dando un portazo.

El fenómeno popular de la Fiesta del Cine se ha convertido en una patata caliente para la industria. Productores, distribuidores y exhibidores se han visto obligados a plantearse una bajada del precio de las entradas en plena caída de los beneficios y con muchos cines al borde del cierre. El temor a mover ficha tiene una lógica que podría resumirse así: "Si ponemos las entradas más baratas y el número de espectadores no sube, tocará cerrar definitivamente el chiringuito". Sólo que es un miedo que choca con las estadísticas. "La bajada del precio de la entrada mejoraría sensiblemente las cifras de asistencia". Lo dice el mayor experto académico del mercado del cine español, Víctor Fernández Blanco, profesor de economía de la Universidad de Oviedo y especialista en economía cultural y cinematográfica.

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