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Canas y arrugas para los punkis de Virgin
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De los sex pistols a richard branson

Canas y arrugas para los punkis de Virgin

Una exposición conmemora en Londres los 40 años del Virgin Records, icono de la música británica que juntó a los Sex Pistols con Richard Branson

Foto: Exposición sobre Vigin Records en Londres
Exposición sobre Vigin Records en Londres

Tres hombres canosos pero conel aire juvenil que aún otorgan las gafas de pastaa cierta edad acaban de entrar en un pasillo iluminado enrojo-prostíbuloy decorado con postersvintagede grupos de música de hace varias décadas. Hay una infinita variedad de imágenes promocionales del único álbum deThe Sex Pistols,Never Mind the Bollocksy otros de grupos comoJapan,Boy GeorgeoU-Roy.En una esquina un póster de un tipo de espaldas cayendo desde lo alto de un edificio. “¡Soy yo!”, exclama uno de los tres hombres canosos. Sobre la imagen, un nombre:Kevin Coyne, y un títuloHeartburn. Representante de la contracultura británica, inconformista y algo hippie, Coyne falleció hace ya diez años. “Bueno, yo hice de modelo”. “Y yo saqué la foto”, exclama otro. “Yo tuve la idea”, añade el tercero. Son lo que ellos mismos llamanthe nearly man:“Los que estuvimos cerca de la fama, pero nunca la alcanzamos”, explica entre risasJohn Ayton, ex manager de los Manon Studios, parte esencial de Virgin Records, la discográfica que esta semana celebra su 40 cumpleaños, con una exposición en Londres en cuyas puertas acaban de reencontrarse estos tres viejos amigos.

Titulada40 years of disruptions(40 años de interrupciones), se ha inaugurado con una fiesta privada a la que asistióRichard Branson, el excéntrico multimillonario que forjó su fortuna precisamente como fundador del sello y permanecerá abierta sólo hasta 28 de octubre. Pero quizás, comocruel metáfora del estado actual de la industria del disco, esta exposición no es más quela sombra de lo que podría haber sidoteniendo en cuenta el envidiable catálogo y la ajetreada historia de un sello que dio cobijo a The Sex Pistols, alimentó una nueva hornada de gruposnew wavecomoCulture Club,Human League,Simple MindsoOMD. Fue casa deThe Rolling Stones, creció hasta convertirse en multinacional y hoy es sólo una marca más dentro del grupo Capitol Music, nacido tras el terremoto vivido por la industria durante la pasada década.

John Aytony sus colegasJohn Varnom, director creativo de Virgin Records, entre 1973 y 1983, y el fotógrafoBrian Cooke, responsable de muchas de las célebres fotos de los Sex Pistols, entre otros, aseguran que trabajar para Virgin Records en aquellos primeros años “fue francamente divertido porque la libertad era absoluta y no había límites”. Es más, su paseo por la exposición, concebida como una sucesión de grandes fotografías,colgadas con pinzasde una especie de andamios improvisados (está de moda entre comisarios darle a las exposicionesun aire de cutrerío artificialque no siempre funciona) es un continuo reír y recordar anécdotas.

Fue francamente divertido porque la libertad era absoluta y no había límites

“Pero yo no entiendo bien esta muestra. No hay concepto, no hay historia,los monitores no se escuchan con la música de fondo. A mí me hace gracia porque trabajé en Virgin, pero creo que para el público debe ser decepcionante, ya que se podría haber contado mucho pero aquí no se dice nada”, comentabaJohn Varnom, hoy reconvertido en chef, frente a la reproducción de la primera tienda de discos Virgin, que abrió Branson. “Tiene un aire pero no sé…”, musita decepcionado.

No veas el follón que se montó cuando salió el disco de los Sex Pistols

En la ‘tienda’ sólo hay vinilos de The Sex Pistols (una reedición especial 40 aniversario) y mucho desorden, exactamente igual que aquel27 de octubre de 1977, cuando se puso a la venta. “No veas el follón que se montó cuando salió aquel disco” recuerda Varnom. Branson, un chaval burgués y algo hippie, había abierto su primera tienda en el barrio de Notting Hill en 1971, pero pronto entendió que el verdadero negocio de la música consistía enser el ‘propietario’ de los músicos, no de los discos, así que decidió abrir su propio sello en 1973, Virgin Records, enfrentándose como independiente a grandes multinacionales como EMI (que acabaría adquiriendo Virgin). Fue un movimiento arriesgado en unaindustria entonces monolíticay que no se imaginaba que sustatus quose vería seriamente dañado por algo que entonces aún era ciencia-ficción: internet.

Pelotas y sacerdotes

A Branson le tocó la lotería con su primer fichaje,Mike Olfield(“Un tipo insoportable, inseguro y maleducado”, en palabras de John Ayton, que trabajó con él en diversas grabaciones) ya que uno de los temas de su discoTubular Bellsse convirtió en el tema central de la películaEl Exorcistaysus ventas se dispararon. Su primer Grammy y una de sus guitarras son parte de la exposición.

Branson se convirtió en millonario en cuestión de meses pero eso no le hizo renunciar alespíritu indómito y punkque gobernó aquella década, así que años después, y tras haber abierto varias tiendas más, se atrevió a fichar al grupo que ninguna discográfica quería: The Sex Pistols. Su primer y único discofue censuradoya que la palabrabollocks(testículos) del título fue considerada obscena. Los millones de Branson le permitieron costearse un abogado que fue capaz de demostrar que en inglés arcaicobollockssignificaba ‘sacerdote’ y por tanto el títuloNever mind the bollocksen realidad quería decir: “No te preocupes por los sacerdotes”.

Fichar a los Sex Pistols le dio a Branson credibilidad entre las nuevas generaciones de músicos y así pudo ir ampliando un catálogo que llegó a incluir a PIL, UB40, Genesis o Boy George. Su sueño era fichar a The Rolling Stones y una vez alcanzado en 1992, decidió vender el sello para financiarse otro sueño: una aerolínea. Sin Branson Virgin continuó su camino en múltiples direcciones, como muestra la sucesión de fotos y vídeos (imposibles de escuchar) de gente tan dispar comoJanet Jackson, Massive Attack, The Verve, Lenny Kravitz, Neneh CherryoChemical Brothers.

¿Qué les parece a los tres hombres canosos la industria de la música hoy? John Vernom responde: “Bueno, parece que todos se desnudan a la mínima de cambio y aún escandaliza. Pero si te fijas en los pósters de los setenta, o incluso en las portadas de las revistas de aquella época, había mucha más creatividad y variedad que ahora”. Y tiene razón. Desnudarse es fácil. Ya lo hacían los Sex Pistols.

Tres hombres canosos pero conel aire juvenil que aún otorgan las gafas de pastaa cierta edad acaban de entrar en un pasillo iluminado enrojo-prostíbuloy decorado con postersvintagede grupos de música de hace varias décadas. Hay una infinita variedad de imágenes promocionales del único álbum deThe Sex Pistols,Never Mind the Bollocksy otros de grupos comoJapan,Boy GeorgeoU-Roy.En una esquina un póster de un tipo de espaldas cayendo desde lo alto de un edificio. “¡Soy yo!”, exclama uno de los tres hombres canosos. Sobre la imagen, un nombre:Kevin Coyne, y un títuloHeartburn. Representante de la contracultura británica, inconformista y algo hippie, Coyne falleció hace ya diez años. “Bueno, yo hice de modelo”. “Y yo saqué la foto”, exclama otro. “Yo tuve la idea”, añade el tercero. Son lo que ellos mismos llamanthe nearly man:“Los que estuvimos cerca de la fama, pero nunca la alcanzamos”, explica entre risasJohn Ayton, ex manager de los Manon Studios, parte esencial de Virgin Records, la discográfica que esta semana celebra su 40 cumpleaños, con una exposición en Londres en cuyas puertas acaban de reencontrarse estos tres viejos amigos.

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