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Orgullo obrero contra la Gran Depresión
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lewis hine un fotógrafo testigo del crac del 29

Orgullo obrero contra la Gran Depresión

El Centro Internacional de Fotografía mostrará las fotografías del autor, que retrató las malas condiciones de los obreros durante la crisis de los años 30

“Quise enseñar las cosas que había que mejorar. Y quise mostrar las cosas que había que celebrar”. Así explicaba el fotógrafo estadounidense Lewis Hine (1874-1940) su forma de exponer la esperanza en las fotografías documentales que le dieron a conocer: las duras condiciones de los inmigrantes, el trabajo infantil, los obreros en las fábricas. Una dualidad manifiesta entre las dificultades económicas y la esperanza de un futuro mejor que puede disfrutarse desde este 4 de octubre hasta el 19 de enero de 2014 en el Centro Internacional de Fotografía (IPC, por sus siglas en inglés) de Nueva York. Instantáneas para denunciar las injusticias sociales de los años duros de comienzos del siglo XX, de la Gran Recesión y de la posterior recuperación con el New Deal.

Hine siempre navegó entre las aguas del activismo social progresista y el arte fotográfico, por el que sólo se decantó al final de su carrera. Exhibía las situaciones precarias de vida en grandes urbes como Nueva York, pero lo hacía sin denostarlas, dejando siempre una puerta abierta al cambio. Si en una serie publicabalos cochambrosos apartamentos de los llamados tenants del Lower East Side de Manhattan, donde se hacinaban los inmigrantes recién llegados a América, incluía siempre escenas optimistas. Cuando se introducía en el cuarto donde una familia entera dormía en un catre, en la siguiente imagen mostrabala azotea aprovechando un día soleado para dejar jugar a los niños entre las sábanas tendidas; si trataba de reflejar las condiciones de trabajo industrial de principios del siglo XX, representaba siempre al hombre dominando a la máquina. “Hine nunca se centró sólo en lo negativo”, opina Alison Nordström, una de las dos comisarias de la exposición.

placeholder Lewis w. hine, mechanic at steam pump in electric power house, 1920. transfer from photo league lewis hine memorial committee; ex?collection of corydon hine. © george eastman house collection

Gran parte de sus fotografías se publicaban en las revistas progresistas de la época. Sus obras sobre los peligros del trabajo infantil en minas, fábricas o campos de algodón de Georgia, Colorado, Oklahoma o Massachussetts ocupaban las páginas del National Child Labour Comitee. Estas son quizá sus fotografías más conocidas e influyeron considerablemente en esa toma de conciencia de la sociedad que precedió al endurecimiento de las leyes sobre el trabajo infantil y que fue clave en las reformas de las leyes laborales. “En las fotos de los newsies [los pequeños vendedores de periódicos] su intención era poner el foco en los peligros “morales” a los que se enfrentaban esos niños que estaban a las dos de la mañana vendiendo prensa en los prostíbulos y bares”, afirma Nordström, “pero al mismo tiempo ensalza su independencia; de algún modo hasta parece que están viviendo el momento más divertido de sus vidas”.

Sociólogo de formación, Hine llegó a la Gran Manzana desde Wisconsin, y comenzó a retratar la vida de los inmigrantes que llegaban a Ellis Island, la aduana por la que pasaban los que llegaban por barco en busca de oportunidades. Comenzó a utilizar estas fotografías como método de enseñanza a sus alumnos de la Ethical Culture School. Él nunca se vio a sí mismo como un artista, sino como un activista. “Si pudiera retratar esta realidad con palabras, no tendría que ir cargando con esta cámara”, dijo. Estaba estableciendo las bases de la fotografía documental.

Mientras el país estaba sumido en la mentalidad y la desesperación de la Depresión, sus fotografías permitieron descubrir una nueva economía, que comenzaba

En 1918, terminada la I Guerra Mundial, viajó como reportero con la Cruz Roja Estadounidense a una Europa destruida. Retrató allí a los desplazados de Francia, Grecia y Serbia, sobre todo. Volvió a centrarse en los niños, y de nuevo trató de imprimir en su trabajo la idea de que junto a todo desastre surge una oportunidad de enmendarlo. Fue esta quizá la época en la que alcanzó mayor fama. Llegó incluso a darle un nombre a sus obras: no eran fotografías, sino “Hinografías”; las consideraba diferentes.

A su vuelta a Estados Unidos, Hine empezó una serie sobre el trabajo manual en América, que concluiría con la publicación de su único libro de fotografías, el conocido Men At Work (Hombres en el Trabajo, de 1932). Ya no trataba de denunciar situaciones, sino de ensalzar el orgullo obrero, con posados que recuerdan a la estética comunista soviética. “Muestra al ser humano como alma de la máquina, no sometido a ella”, según Nordström. Representa estibadores, lavaplatos, mecánicos. No trata de hacer política, sino tan sólo de mostrar que “las ciudades no se construyen a sí mismas”. Retrató el proceso de construcción del Empire State Building. Se colgó literalmente a medio kilómetro sobre la quinta avenida para conseguir retratos casi imposibles de obreros escalando cables y desafiando la gravedad para construir esa ciudad que no se levantaba sola.

Había llegado la Gran Depresión, y la situación se torció para el fotógrafo. Le costaba conseguir encargos. Ya no eran filántropos privados los que pagaban sus reportajes. Todo estaba controlado por grandes instituciones gubernamentales, que encontraban en Hine un colaborador complicado, entre otras cosas porque siempre pretendía quedarse con los negativos originales. Aun así consiguió un proyecto de siete meses del Proyecto de Investigación Nacional (NRP, en sus siglas en inglés) de la Administración para el Progreso del Trabajo. Le encargaron retratar una industria en pleno proceso de transformación, que terminaría convirtiendo a Estados Unidos en un gigante productor, esencialmente en la fábrica del mundo durante la II Guerra Mundial. Recorrió las fábricas del noreste del país entre 1936 y 1937. Reunió más de 700 fotografías que muestran tanto las condiciones laborales en las industrias más viejas como los nuevos métodos que comenzaban a implementarse en muchas de ellas. “Mientras el país estaba sumido en la mentalidad y la desesperación de la Depresión, sus fotografías permitieron descubrir una nueva economía, que comenzaba”, explica para El Confidencial Judith Mara Gutman, expecialista en Hine y co-comisaria de la exposición.

placeholder Lewis w. hine, italian madonna, ellis island 1905. transfer from photo league lewis hine memorial committee; ex-collection of corydon hine. © george eastman house collection

Era la época del New Deal, cuando Estados Unidos trataba de salir de la Gran Recesión a costa de grandes proyectos estatales. “Su serie genera provocadores paralelismos con la situación de transición económica actual”, según las comisarias de la exposición. Entonces, como ahora, parecía tener lugar no tanto una recuperación como un cambio de paradigma económico. Esta serie, recopilada bajo el título El Futuro de América: Las Fotografías de Lewis Hine del New Deal, es, para algunos, el epítome de su labor. Sus fotografías tienen “una composición y una profundidad inusual para la época”, según Mara Gutman. Fue, como siempre, una mezcla impacto social y representación artística de la realidad.

Este fue el último trabajo bien pagado de Hine. “La comunidad filantrópica se olvidó completamente de él, pero empezó a recibir la atención de la comunidad artística”, concluye Nordström. En 1939 tuvo su única exposición en un museo, en el Riverside de Nueva York. Murió un año después. Y lo hizo como los sujetos a los que dedicó toda su vida: totalmente empobrecido.

“Quise enseñar las cosas que había que mejorar. Y quise mostrar las cosas que había que celebrar”. Así explicaba el fotógrafo estadounidense Lewis Hine (1874-1940) su forma de exponer la esperanza en las fotografías documentales que le dieron a conocer: las duras condiciones de los inmigrantes, el trabajo infantil, los obreros en las fábricas. Una dualidad manifiesta entre las dificultades económicas y la esperanza de un futuro mejor que puede disfrutarse desde este 4 de octubre hasta el 19 de enero de 2014 en el Centro Internacional de Fotografía (IPC, por sus siglas en inglés) de Nueva York. Instantáneas para denunciar las injusticias sociales de los años duros de comienzos del siglo XX, de la Gran Recesión y de la posterior recuperación con el New Deal.

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