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Las editoriales españolas sobreviven en las bibliotecas... de América
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el miércoles arranca el liber

Las editoriales españolas sobreviven en las bibliotecas... de América

Las bibliotecas españolas se mueren, no tienen dinero y se vacían de libros y lectores. Las editoriales tienen en EEUU y Latinoamérica la salvación

Foto: El expresidente mexicano Felipe Calderón inaugura una biblioteca, en febrero de 2012. (Efe)
El expresidente mexicano Felipe Calderón inaugura una biblioteca, en febrero de 2012. (Efe)

Las editoriales españolas sobreviven en las bibliotecas... de América Latina

Mientras las bibliotecas públicas españolas se vacían de libros y lectores, las editoriales encuentran en Latinoamérica y EEUU un mercado que resuelve entre el 25% y el 55% de la facturación total del año. El desplome de las ayudas por parte de los ayuntamientos, comunidades y Estado ha sido mortal en los últimos tres años para estas empresas, pero también para los lectores que han dado la espalda a las bibliotecas cuando sus estanterías dejaron de mostrar el lomo de las últimas novedades del mercado. De esta manera, la profecía autocumplida se apunta una nueva víctima: el usuario, que ha dejado de participar en estos centros de lectura gratuita porque no encuentra motivos. La caída de visitantes justifica la retirada de ayudas y vuelta a empezar.

Según los datos publicados por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte hace un mes sobre los 52 centros en los que mantiene la titularidad, los recortes en adquisición bibliográfica han pasado de 7.114.613 euros, en 2008, a 2.718.162 euros, en 2012. Una desastrosa cifra que retrata la voluntad política cultural y educativa, sin distinción, al sumar una caída del 61,8% de inversión en las bibliotecas. Las consecuencias: más de un millón y medio menos de visitantes y casi un millón de préstamos menos.

El plan se extiende por el resto de administraciones, en la Comunidad de Madrid, presidida por Ignacio González, en 2012 se cerró un presupuesto de 660.000 euros como transferencias a corporaciones locales y a bibliotecas, para 2013 la cantidad ha sido cero. La compra de libros también se reduce dramáticamente: en 2012 se presupuestaron 56.700 euros, que parecían testimoniales hasta que llegaron los 18.000 euros de 2013. La falta de interés político fue patentado por el exdelegado de las Artes de Madrid, Fernando Villalonga, cuando anunció que los recortes sobre las bibliotecas que mantenía se cubrirían con el trabajo voluntario de los vecinos de los barrios.

Otra sensibilidad

“Hay países como Brasil, México, Perú, Colombia o Chile que nos están dando lecciones para dotar a las bibliotecas de libros”, tajante Antonio María Ávila, secretario de la Federación de Gremios de Editores (FGEE), que este miércoles inauguran la cita más importante del libro en España, el LIBER (http://www.salonliber.es/salon.html). Hasta el Madrid Arena, donde permanecerá abierta la feria hasta el domingo (este año también para el público) se acercarán los responsables de compras bibliotecarias de países de América Latina y EEUU, muy activos en los últimos tres años. Los organizadores tienen muchas esperanzas puestas en los beneficios que reportará Chile en esta edición en la que es el país protagonista.

Ávila continúa con su repaso a la situación de las bibliotecas españolas y su evolución política: “La Ley del Libro hizo posible acercarse a la media Europea en recursos bibliotecarios y hace un par de años estuvimos a punto de conseguirlo. Entonces, se paró todo. Las inversiones fueron mermándose hasta desaparecer. En 2008 el Estado aportaba 40 millones de euros, la misma cantidad que las comunidades, y 20 millones de euros las administraciones locales. Ahora no hay nada”, dos años paralizados, que se presentan como “una declaración de intereses por la cultura”. El secretario vuelve a la carga con más munición: “Si a los bancos les hubiéramos dado 100 millones menos el futuro de este país sería mejor. Además, no conozco a ningún editor que esté en los tribunales”.

Javier Cortés, presidente de la FGEE, atiende a El Confidencial desde Bogotá, es de los editores que cruza todas las semanas el Atlántico. Explica que el fenómeno no es nuevo, que los editores fueron los primeros empresarios en establecer relaciones comerciales con esta parte del mundo, pero que en los últimos años han florecido con mayor fuerza los acuerdos y ventas. Es el resultado de la crisis interior del sector: mayor desarrollo de la actividad en el exterior. “Sorprende que alguno de esos países estén en crisis, pero no toquen el dinero público para la educación y la cultura. Son muy sensibles al futuro y los presupuestos son mayores cada año. Por eso los editores españoles estamos muy atentos a la coyuntura. Nada que ver con España”, cuenta.

La ilusión crece en el más allá

Hay empresas españolas consolidadas en Latinoamérica, otras tienen distribuidores allí y todas, grandes y pequeñas, concurren a las licitaciones que convocan los estados. “Allí hay una creciente ilusión por mantener y favorecer el fomento a la lectura. No apuestan por las ayudas a la edición, sino por la compra de ejemplares para las bibliotecas”, dice Cortés. El máximo representante del gremio asegura que el programa español de inversión de bibliotecas está “completamente muerto”, y compara la estrategia con los gobiernos latinoamericanos: “Aquí es algo coyuntural, allí apuestan por mantener las licitaciones y elevar el nivel cultural de sus ciudadanos”.

Las editoriales españolas se buscan la vida en América Latina y el resto del mundo. Los datos algo atrasados de valoración de exportación e importación que ofrece la FGEE ya mostraban una actividad intensa de media, en 2010: 2.890.800 de euros de venta de libros en el mercado interior y 457.792 euros en la exportación de libros. “Los editores españoles somos, desde hace años, los líderes de la edición en español en el mundo”.

“Desgraciadamente, el Gobierno no es consciente de las posibilidades económicas que tenemos para promover el comercio español. La “marca España” nunca se ha pensado potenciar desde el español, siempre desde el deporte. Mientras en Francia, el francés es una industria, en España no apoyamos el mayor valor que tenemos, el español. Las posibilidades de expansión que tiene el español no las tiene ningún otro sector”, puntualiza Javier Cortés, para quien el editor español no sólo lleva un producto, sino también la expansión cultural.

Cruzar o morir

La exportación en Latinoamérica es la salvación. Los concursos son cuantiosos. Dependiendo de la selección y de la partida, puede ocurrir una compra de un título de 2.000 a 100.000 ejemplares. Son cantidades muy importantes, aunque a un precio menor. De ahí que sea muy raro el editor español que no tenga contacto con el otro lado del “charco” y establezcan alianzas con las iniciativas editoriales locales. Hay 28 editoriales españolas con presencia en más de dos países, según los datos que ofrece la FGEE, y en torno a 100 están en América Latina.

Antonio María Ávila señala problemas en la exportación por el control de divisas en Argentina y Venezuela. Pero en el resto, “si te compran 50.000 ejemplares de un título es como si te hubiese tocado la lotería”. Indica que esto no es casualidad, que España tiene un producto muy bueno para destacar en competencia. A Poppy Grijaldo, editora e hija de Juan Grijalbo Serres, le tocó el premio gordo de la lotería mientras dirigía su editorial Serres con un encargo de un catálogo de arte en México: 1.000.000 de ejemplares. Para su empresa la exportación era primordial, llegaba al 55% del total de la facturación anual.

La editora recuerda su contacto directo con las bibliotecarias de EEUU, porque tienen libertad para comprar con el presupuesto asignado. También señala otros dos puntos muy fuertes de compra: Colombia y Chile. Poppy Grijalbo afirma que nuestros gobiernos no han tenido nunca atención para los programas educativos, aunque han mantenido ayudas para la exportación. Ella vendía más libros en EEUU que en Cataluña. “No se puede sostener una editorial sin tener contacto en América Latina”, tajante.

La lectura, lo último

“España no ha tenido la sensibilidad económica ni cultural que tiene América Latina. Aquí nadie se ha preocupado de llevar los libros a todos los rincones. Los programas de lectura actuales son de risa, ¡cómo están las bibliotecas!”. La editora vendió Serres a RBA, para quienes estuvo dirigiéndola durante tres años hasta que se marchó a trabajar con un grupo sueco (The Five Mile Press) a Melbourne (Australia). Allí se ha encontrado con otra dimensión: tiradas mínimas en títulos infantiles de 12.000 ejemplares, equipos de 22 personas a su cargo, un catálogo de 400 títulos al año y la creencia en la lengua inglesa como negocio.

Ofelia Grande es la editora de Siruela y reconoce que todos los editores están mirando más que nunca a América Latina, porque los planes de lectura en España “no han existido nunca”. “Ha ido a remolque, dependiendo del dinero que había, mientras en Latinoamérica hay una implicación y estructura increíble, con comités de profesores que seleccionan y hacen un trabajo muy serio”. Para Siruela, sin casa al otro lado pero con un enlace que distribuye sus títulos, las exportaciones han crecido en los últimos años por encima del 30%. Grande explica que sobre todo compran no ficción juvenil, asociada a los aprendizajes como el medioambiente o la familia. Un perfil asociado a las aulas.

La difusión de los libros de las editoriales españolas es buena también para sus autores, por eso el Liber es tan importante, porque es el momento de afianzar los negocios, de reforzar las relaciones con los distribuidores y buscar nuevos mercados. Y bibliotecas lejanas.

Las editoriales españolas sobreviven en las bibliotecas... de América Latina