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La herencia de Mortier, ¿quién la paga?
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La herencia de Mortier, ¿quién la paga?

El BOE desveló en junio, tras publicar de golpe las cuentas de los ejercicios de 2010 y 2011, que la herencia recibida en el Teatro Real es pura deuda

Foto: Gerard Mortier, intendente del Teatro Real, y Miguel Muñiz, director general del Teatro Real (EFE)
Gerard Mortier, intendente del Teatro Real, y Miguel Muñiz, director general del Teatro Real (EFE)

Este miércoles se reúne la comisión ejecutiva del Teatro Real y está dispuesta a nombrar un nuevo director artístico que se encargue de la casa. Si hay un cambio en la cabeza creativa de la nave lírica, tal y como han señalado fuentes del INAEM a este periódico, las explicaciones que dará entonces la Fundación Teatro Real aclararán las razones por las que la empresa decide parar el proyecto de Gerard Mortier, al frente de la institución desde septiembre de 2010 y con contrato hasta 2016.

La agencia EFE ha filtrado el nombre de Joan Matabosch, actual director artístico del Liceo de Barcelona, paralizado por un ERE. Si se confirma la noticia y esta semana hay sustituto para el director belga el fracaso de la aplicación del código de las buenas prácticas para la selección del director adecuado habrá sido, de nuevo, rotundo. Esta figura se creó precisamente para evitar politizar los proyectos culturales dependientes del Estado –y esta Fundación es pública- y no caer en los vaivenes de gestión. El código es un mal menor contra el puñetazo en la mesa hasta dejar bocarriba la carta marcada.

La ópera 'The life and death of Marina Abramovic', una creación de Marina Abramovic y William Basinski. (Efe / Javier del Real)Sea quien sea, la gestión de quien asuma el cargo estará condicionada por la infatigable línea de derroche que Mortier y la cúpula directiva ha mantenido en estos tres años de crisis financiera y recorte de recursos públicos destinados a la cultura. El director artístico ha sido aprobado y reforzado por sus órganos gestores en todo momento, tanto por el presidente Gregorio Marañón y Beltrán de Lis, como el director general Ignacio García-Belenguer. El Teatro Real es hoy un agujero negro, incapaz de retener la deuda por una desaforada tendencia al gasto. El BOE desveló en junio, tras publicar de golpe las cuentas de los ejercicios de 2010 y 2011, que la herencia recibida en el Real habrá que pagarla.

Uno. Más del 90% de las funciones del Teatro Real dejan pérdidas. Gasta muy por encima de sus ingresos y acumula tanto deuda como déficit en sus balances. En el año 2010, 11 de los 15 montajes producidos fueron deficitarios. El año 2011 fue mucho peor: 10 de los 11 estrenos tuvieron más gastos que ingresos. El primer año de Mortier hubo un total de 106 funciones y un año después, 15 menos. Así se logró reducir parcialmente el gasto, pero no se pudo contenerlo ni contrarrestarlo. Curiosamente, con lo que se recauda por taquilla con cada producción sólo da para pagar al coro y la orquesta (que son contratados).

Dos. Una producción ruinosa. El primer año de Mortier al frente del aparato artístico, los gastos de producción crecieron y crecieron. Los balances señalan que hay más gasto en audiovisuales y en los servicios prestados por el coro y la orquesta. Pero la peor pesadilla fue el montaje en el Madrid Arena de la Casa de Campo de la ópera San Francisco de Asís, de Olivier Messiaen. Se llevó la palma de la desmesura y la dilapidación. Se presentó como la propuesta más arriesgada de Mortier, con cinco horas en un recinto deportivo y una cúpula gigante de 22 toneladas y 14 metros de altura diseñada por la pareja de artistas rusos Kabakov, que cambiaba de color con la música gracias a los 1.400 fluorescentes, en el centro del escenario. ¿Y con qué resultado? El montaje fue un desastre en términos económicos. En taquilla se recaudaron 1.379.966 euros, la cuarta producción en venta de entradas. Sólo se representó cinco veces y acumuló una pérdida de 833.516 euros (y un gasto de 3.572.560 euros). La mayoría de las costas habituales se multiplicaron por treinta.

Tres. Un serio problema de tesorería. En 2009, la caja del real tenía 1.176.241 euros; en 2010, llegar Mortier y la deuda se dispara a 11.826.168 euros; en 2011 se reconoce un agujero de 4.687.346 euros.

Imagen de la cúpula que se instaló en el Madrid Arena para representar 'San Francisco de Asís'. (Efe / Manuel H. de León)Cuatro. Rechazo del público. Sobre todos los apartados que cuestionan la gestión del actual equipo directivo al completo, destaca el sobresaliente detrimento en casi un millón y medio de euros de ingresos por la vente de abonos. Desde la entrada de Mortier como cerebro artístico, los abonos han caído un 16,8%. Si en el año 2009 se vendieron 8.495.413 euros, la huida de público ha dejado la cifra en 7.063.049 euros. La taquilla ha perdido el 3,3% de venta. Los trabajadores del Real han repetido que Mortier lleva a la ruina al centro y denunciado que en estos años el director artístico se ha dedicado a “hacer óperas como shows que han echado al público del patio de butacas”.

Cinco. La cultura del lujo. El Real apenas ingresa un treinta por ciento de lo que gasta. El resto, corre a cargo de las subvenciones.En 2010 se invirtieron45.753.164 euros y se ingresaron 40.372.708 euros. De esta última cantidad, 26.159.845 euros eran subvenciones. En taquilla y publicidad en programas de mano recaudan 14.212.763 euros, un 31% de los gastos totales. Al año siguiente, la jugada se repite. Los gastos se reducen a 39.723.753 euros, pero se ingresan 36.761.686 euros. De ellos, 23.568.106 son subvenciones. Las aportaciones directas propias son 13.193.579 euros.

Otra imagen de la ópera Seis. Un muerto sin responsables. Las pérdidas se sufragan con el dinero de los contribuyentes, pero hasta el momento ningún responsable del Real ha ofrecido explicaciones, tampoco a este periódico a pesar de haberse solicitado desde hace meses. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Madrid son los pagadores públicos. Tampoco ellos quieren dar la cara y señalan a la Fundación para ofrecer explicaciones por la gestión. Además, el Teatro Real es una de las instituciones culturales que menos tijera ha sufrido en subvenciones. Cultura tan sólo recortó un 10% en el último año, la CAM el 15% y el consistorio otro 15%. Aunque no lo crean, el Real es la única unidad cultural en la que invierte el ayuntamiento de la capital. Del resto ha preferido pasar a cero.

Siete. Una hipoteca inmortal y una infracción constitucional. El BOE señala que los responsables de la institución no han cumplido con la obligación constitucional de reducir el déficit público. La Intervención General de la Administración del Estado en su informe complementario al de la auditoría de cuentas del ejercicio de 2010 considera: “Las medidas adoptadas por la Fundación no se ajustan al Real Decreto-ley”. Es decir, por un lado, la estrategia de ahorro ha fracasado, por otro lado, el Estado señala a Marañón. “Por lo tanto, deberían tomarse las medidas necesarias para acomodarse a la normativa en esta materia para los ejercicios futuros”, explica el boletín.

La reina, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, Gregorio Marañón y Alberto Ruíz Gallardón a su llegada al Madrid Arena, al estreno de 'San Francisco de Asís'. (Efe)Ocho. El patrocinio no llega. En declaraciones al periódico El País, Gregorio Marañón aseguraba que desde 2009 han “duplicado el patrocinio privado” y que hoy equivale casi al público. El BOE desmiente tal exageración. Los ingresos por patrocinio y donaciones han crecido un 5,1% desde 2009. Es decir, no se ha doblado el patrocinio privado, y ni mucho menos los 7.271.977 euros de la partida señalada por patrocinios y donaciones son equiparables a los 22.120.058 euros que reciben de las arcas públicas.

Nueve. Experimentos suicidas. La ópera más cara del primer ejercicio de Mortier fue Rise and Fall of The City of Mahagonny, que ingresó 1.579.252 euros y tuvo unos gastos que se dispararon a los 5.566.374 euros. La obra de Kurt Weill, bajo la dirección de La Fura dels Baus, no fue la que más recaudó en taquilla, prueba del divorcio entre el público del Real y los gustos del director artístico.

Diez. Una opción responsable. En el Real conocen la fórmula del éxito y la del fracaso. La última ya hemos visto en qué consiste (gastar por encima de las posibilidades económicas de los presupuestos y escénicas del público). La otra, la del éxito: producciones más baratas y muy representadas, como el Werther (2011), de Jules Massenet. Obtuvo 1.644.591 euros de recaudación en sus 12 funciones y unos gastos directos de 1.876.626 euros en producción.

Este miércoles se reúne la comisión ejecutiva del Teatro Real y está dispuesta a nombrar un nuevo director artístico que se encargue de la casa. Si hay un cambio en la cabeza creativa de la nave lírica, tal y como han señalado fuentes del INAEM a este periódico, las explicaciones que dará entonces la Fundación Teatro Real aclararán las razones por las que la empresa decide parar el proyecto de Gerard Mortier, al frente de la institución desde septiembre de 2010 y con contrato hasta 2016.

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