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El arte de Miquel Barceló queda en familia
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presenta un mural realizado junto a su madre

El arte de Miquel Barceló queda en familia

Barceló expone por primera vez en casi cuarenta años en su pueblo natal. Lo hace con un mural realizado con la inestimable ayuda de su madre

Foto: Francisca Artigues junto al mural (EFE)
Francisca Artigues junto al mural (EFE)

"Ya de niño tenía muchas ideas raras y dibujaba por las paredes y yo le decía, 'te voy a matar'", así define Francisca Artigues la desbordante imaginación de su hijo Miquel Barceló cuando solo era un crío. Su arte por fin ha regresado a su Felanitx natal en forma de un lienzo de dos por cuatro metros y medio, con dibujos del artista y bordado por su propia madre.

Todo comenzó hace poco más de año y medio, cuando le entregó una tela a su hijo para que le agraciara el diseño de una mantelería, como en otras ocasiones, pero al volver a por ella Francisca, de 87 años, encontró que el artista había cambiado de idea.

"Había puesto toda la pintura, esa acuarela, los pececitos de acrílico y me fue dibujando figuritas. Y me dijo: 'Será como una tela pintada, tú haz lo que quieras, pon lo que quieras y lo bordas'. Yo me lo llevé y empecé a pintar y a bordar", cuenta Francisca, no sin antes decir con ironía: "Yo se lo dejé limpio, limpio, él me lo entregó sucio de pintura".

Para la madre de Barceló esta experiencia es un orgullo, “aunque no me encuentro ni la mitad de autora que Miquel, porque digo, bordar puede bordar cualquiera, pero lo que ha hecho él tiene que tener un poco de genio, digo yo", afirma en una entrevista con Efe. Ha invertido casi un año de su vida en bordar la extensa tela con la técnica del ganchillo, que le ha gustado "siempre", y que el artista iba dibujando y pintando poco o poco, cada vez que volvía de viaje.

Los motivos del lienzo realizado a base de pequeños dibujos van desde peces, ranas, aves, calamares, mariposas, insectos, frutas, árboles, flechas hasta un mono cabalgando; una variedad que Francisca define mejor: "Imaginación, de los viajes que hacía, de Mali o la India".

Francisca se considera sólo una parte pequeña de esta obra, que realmente es de su hijo. "Es una obra de Barceló porque sin la pintura y los dibujos...Yo considero que es una obra de Barceló", insiste orgullosa la madre, que es ahora la protagonista de la exposición que muestra el lienzo en un local de Felanitx, cedido por el Ayuntamiento y donde permanecerá hasta el 1 de septiembre.

La madre del artistaAllí recibe a los visitantes, en especial los vecinos del pueblo que se muestran satisfechos por ver finalmente la obra que Francisca llevaba labrando muchas tardes y noches de los últimos meses, y en especial porque el otro autor, el más famoso, no había expuesto en el lugar que lo vio nacer desde hace casi 40 años.


"Me siento muy halagada y muy contenta de verlo terminado porque yo no sabía si lo iba a terminar porque es muy largo", dice con cierto alivio la madre que, consciente de su edad, confiesa su angustia por el tiempo que se agota.

Esos 87 años no son un obstáculo para los planes de futuro de Francisca, que planifica otra obra "a medias" con su hijo. "Ya le he dado otro trapo, pero más pequeño", cuenta la madre de Miquel Barceló, a quien le dejará plena libertad para dibujar. "Lo que a él se le ocurra, no le diré 'haz flores en lugar de animalitos'; no lo sé, me sorprenderá. Yo le digo 'pon pintura', porque cuando hacía cositas sin pintura no me gustaba tanto, siempre te queda bien el dibujo encima de la acuarela", sugiere.

Eso sí, está convencida de que el artista "seguramente hará algo diferente". "No suele repetir", dice segura, a la vez que se apresura a pedir que comience a dibujar "antes de que se vaya a París". "Yo soy muy mayor, no puedo esperar a que vuelva por Navidad".

"Ya de niño tenía muchas ideas raras y dibujaba por las paredes y yo le decía, 'te voy a matar'", así define Francisca Artigues la desbordante imaginación de su hijo Miquel Barceló cuando solo era un crío. Su arte por fin ha regresado a su Felanitx natal en forma de un lienzo de dos por cuatro metros y medio, con dibujos del artista y bordado por su propia madre.

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