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Francia recuerda a la última musa de Renoir
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UnA PELÍCULA REVIVE AL "REGALO DE NIZA"

Francia recuerda a la última musa de Renoir

Pese al amor del pintor, Catherine Hessling, su última modelo, acabó casada con su hijo, el cineasta Jean Renoir, y sería madre de Alain Renoir

Foto: Detalle del cartel de 'Renoir', la cinta sobre la relación del pintor con su última modelo.
Detalle del cartel de 'Renoir', la cinta sobre la relación del pintor con su última modelo.

Podemos verla hoy en el Musée d'Orsay, por ejemplo, desnuda y exuberante porque con la vejez Renoir adquirió gustos rubenescos y porque dicen que además estaba enamorado de ella. AndréeHeuschling, que después se pulió el nombre a Catherine Hessling para triunfar en el show business –y que también se hizo llamar simplemente Dedée, pero eso solo en el hogar Renoir–, posó para el pintor en 1919 en Las bañistas, uno de los cuadros más significativos de su última etapa, esa tan enigmática en la que le dio por remontarse al Barroco y pintar diosas y ninfas. Es una de sus mejores obras y la última en la que aparece Hessling, su última modelo y, para muchos, la mejor de cuantas conoció. Poco después de eso Pierre-Auguste Renoir, el pintor más grande de Francia, visitó el Louvre por última vez y murió a los 78 años de edad.

Hessling fue su última modelo, la musa y esposa de su hijo Jean y la madre de Alain Renoir y en Francia hay quien pide reivindicar su figura. Renoir, una película de Michel Bouquet que se estrenará la semana próxima en España, recupera la historia de esta misteriosa mujer que tejió su propio destino al del apellido Renoir, llamado a convertirse en uno de los más ilustres de la misma historia del arte. La cinta retrata los últimos años de vida del pintor, desde la traumática muerte de su mujer Aline Charigot en 1915 a la posterior irrupción en su vida y la de su hijo del bello "regalo de Niza", que es como la apodó Henri Matisse.

Porque Catherine Hessling, entonces aún AndréeHeuschling, entró en esta histórica dinastía de creadores e intelectuales empujada por Matisse, que reconoció en sus curvas suaves y sus ojos con forma de almendra el gusto clásico de su amigo Renoir y le recomendó en 1917 que acudiera a su casa y se ofreciese como su modelo. A Dedée la idea no le gustaba, pero había nacido con el siglo y, como el siglo, en 1917 no estaba en posición de elegir. Era solo una adolescente de las Ardenas, donde rugía con fuerza la I Guerra Mundial, y a sus 17 años no tenía otra dirección que ir más que al Sur, a la casa en la Costa Azul donde el pintor, ya una celebridad, vivía escondido de los aplausos. No es lo que buscaba el regalo de Niza, dijeron siempre quienes la conocieron, cuando llamó a las puertas del viejo Renoir. Quería, ante todo, un cobijo para protegerse de la guerra.

Se dice con frecuencia que lo que cautivó a Renoir de Hessling no fue su físico, aunque estuviera allí para ser retratada, sino su carácter. Se dice que fue lo mismo que conquistó a Jean, que cuando la joven entró en casa vivía también con su padre, retirado del frente temporalmente por una herida de guerra que le dejó cojo de por vida. Tenía 23 años y se enamoró, como su mismo padre, de la adolescente, pero a diferencia del pintor, el hijo no estaba allí para pintarla, ni siquiera para admirar su belleza. El anciano le prohibió frecuentarla y en modo alguno que emprendieran cualquier tipo de relación con argumentos que, casi con toda seguridad, no eran sino celos disfrazados.

Jean y la joven Andrée tuvieron que esperar a la muerte del pintor para casarse. En enero de 1920, solo un mes después de su fallecimiento, contrajeron matrimonio y Jean, inspirado por la musa heredada de las pinturas de su padre, abandonó su carrera como ceramista para dedicarse al cine y empujar a Hessling a lo más alto. Su primer trabajo, de hecho, fue escribir el guión de Catherine, una película de 1924 que dirigió Albert Dieudonné con su mujer como protagonista.

Hessling fue también protagonista de la primera película que dirigió Renoir, La Fille de l'eau, y de una aparatosa adaptación que hizo en 1926 de Nana, de Zola, entre otras películas. Sin embargo el cine, aquello que más unió a la pareja, fue también lo que la separó. La decisión de Renoir de que la actriz Janie Marèse protagonizase La Chienne, su primera cinta sonora, desató una crisis entre ellos que no pudieron superar.

Separada del cineasta desde entonces –el divorcio definitivo no llegaría hasta 1943–, Hessling aún actuó en un buen número de películas como secundaria –entre ellas Le Petit Chaperon rouge, de Alberto Cavalcanti en 1929 o Crime et châtiment de Pierre Chenalen 1935– y llegó a convertirse en una cotizada bailarina. La actriz –que siempre clamó, por cierto, que nunca estuvo en su intención hacer carrera en el show business– se retiró definitivamente del cine y abandonó la vida pública. Murió en París en septiembre de 1979, solo un mes después de que Jean Renoir lo hiciera en California.

Podemos verla hoy en el Musée d'Orsay, por ejemplo, desnuda y exuberante porque con la vejez Renoir adquirió gustos rubenescos y porque dicen que además estaba enamorado de ella. AndréeHeuschling, que después se pulió el nombre a Catherine Hessling para triunfar en el show business –y que también se hizo llamar simplemente Dedée, pero eso solo en el hogar Renoir–, posó para el pintor en 1919 en Las bañistas, uno de los cuadros más significativos de su última etapa, esa tan enigmática en la que le dio por remontarse al Barroco y pintar diosas y ninfas. Es una de sus mejores obras y la última en la que aparece Hessling, su última modelo y, para muchos, la mejor de cuantas conoció. Poco después de eso Pierre-Auguste Renoir, el pintor más grande de Francia, visitó el Louvre por última vez y murió a los 78 años de edad.

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