Es noticia
De la hoguera a icono sexual
  1. Cultura
UNA EXPOSICIÓN REPASA EL PAPEL DE LAS BRUJAS EN LA HISTORIA DEL ARTE

De la hoguera a icono sexual

Desde 'La Odisea' a 'El Mago de Oz' pasando por Goya, 'Witches & Wicked Bodies' repasa la representación de las brujas en la historia del arte

Atención, pregunta. ¿Qué tienen en común la Odisea de Homero, la saga de Harry Potter de J.K. Rowling, El mago de Oz y La Celestina de Fernando de Rojas?

Una pista: tienen en común entre sí lo que tienen también con el Macbeth de Shakespeare, con la serie de televisión True Blood, con las pinturas negras de Goya y con la próxima película de Álex de la Iglesia.

Y una última pista –esta es fácil–: hacen aquelarres, tienen gorros puntiagudos, berrugas y a veces, solo a veces, vuelan sobre una escoba.

Brujas, en efecto. O hechiceras, magas o como las queramos llamar, que no en vano llevan recibiendo nombres desde Medea y Circe o, lo que es lo mismo, desde al menos el siglo VIII antes de Cristo. Han sobrevivido a la erosión de los siglos, al ocaso de los imperios y hasta a la caída de las religiones como ninguna otra criatura mágica y por alguna razón debe ser. Quizá porque son, cuando quieren, mujeres bellas o seductoras, o quizá solo porque el mundo necesitaba excusas en tiempos de menos razón cuando un niño se perdía o una cosecha se arruinaba. Algo está claro: las sirenas, los centauros o los gigantes, por ejemplo, fosilizaron con las culturas que fueron su cuna y hoy son reliquias petrificadas en nuestra literatura; las brujas, en cambio, tienen miles de años de antigüedad y aun así protagonizan hoy bestsellers y taquillazos. Gozan de más salud que nunca.

placeholder 'The three witches from Macbeth'. Daniel Gardner, 1775.

Es un misterio que intentará ilustrar ahora Witches & Wicked Bodies, una ambiciosa exposición organizada en Edimburgo por la Scottish National Gallery of Modern Art de Reino Unido en torno a la figura de la bruja en la historia del arte, particularmente de los últimos cinco siglos. Reuniendo originales de Durero, Goya o Blake, entre otros, la institución se marca el objetivo de mostrar al público cómo "la llegada de la imprenta permitió a artistas y escritores compartir ideas, mitos y miedos sobre las brujas de un país a otro".

Efecto colateral de la imprenta

Porque las brujas le deben al ingenio de Gutenberg mucho de lo que cabría esperar y eso es lo primero que nos quiere enseñar la exposición. "La brujería está relacionada directamente con la revolución de la imprenta", explica al efecto Deanna Petherbridge, comisaria de la exhibición. "No solo por la difusión de textos demonológicos, sino también por la de imágenes de brujería excitantes o impactantes".

'Cuatro brujas'. Durero, 1497.Imágenes como Las cuatro brujas, un grabado de 1497 dibujado por Durero y uno de las primeras imágenes de hechiceras que la imprenta popularizó en Europa –en algunas ediciones impreso incluso con el famoso volumen Malleus Maleficarum, el Martillo de Brujas que tantas hogueras animó– y del que se ha dicho que inspiró al mismísimo Rubens para pintar Las tres gracias.

Este manual "profundamente misógino", según Petherbridge, garantizaba que la brujería imperaba en Europa y espoleó el odio visceral hacia las brujas, que ocuparon un lugar en el imaginario colectivo que, hasta entonces, ocupaban en parte los judíos. "Eran considerados peligrosos y se pensaba que mataban a niños", explica la comisaria. "Eso lo cambió la bruja".

Manual de conducta femenina

Por suerte para el pueblo judío y por desgracia para la mujer, claro, ya que la represión de la brujería llegó a convertirse más en política que superstición y pronto las brujas fueron identificadas como mujeres desinhibidas, particularmente en su conducta sexual, y representadas habitualmente como féminas desnudas y deseables. Es como lo hizo Muelich, por ejemplo, en su Reunión de brujas de 1535, que retrata un aquelarre –un encuentro de brujas en un bosque– en un bosque influenciado, seguramente, por el artista Albrecht Altdorfer, un gran aficionado al tópico y del que Muelich fue discípulo.

Entre los préstamos recibidos del British Museum, de la National Gallery London, la Tate y el Victoria & Albert Museum, entre otros, Witches & Wicked Bodies incluye también varios grabados de Goya. Del aragonés, autor del Capricho 61 –el famoso Volavérunt, en el que la duquesa de Alba vuela sobre la cabeza de tres brujas– o el 68 –la Linda maestra, en el que una bruja vieja enseña a una joven a cabalgar la escoba–, podrá verse el Capricho 69, titulado Sopla, en el que un anciano o anciana sujeta a un niño que enciende un fuego –o lo apaga– con una flatulencia y que se ha interpretado como la representación de un ritual de magia negra.

placeholder 'La linda maestra' y 'Volavérunt'. Francisco de Goya, 1799.

En Edimburgo también se podrá ver La Ramera de Babilonia de William Blake –1809–, seguramente una de las alegorías en la que más se imbrican sexualidad, feminidad y hechicería para invocar tanto mal como se puede concebir. Blake dibujó esta alegoría bíblica –aparece en el Apocalipsis, nada menos– cabalgando una bestia, con el pecho desnudo y una copa en la mano de la que emergen los pecados.

'El círculo mágico'. John William Waterhouse, 1886.El repaso de la Scottish National Gallery no acaba, por supuesto, con el arte clásico. Superado el viejo estigma religioso y concebidas ya siempre como una figura mitológica, en el siglo XIX el romanticismo dio a las brujas un espacio aún mayor en el arte, donde aparecían representadas no ya con fines aleccionadores sino como objeto de recreo estético. Un buen ejemplo, expuesto en Edimburgo a partir de este fin de semana, es El círculo mágico, un óleo del prerrafaelita John William Waterhouse en 1886 que retrata a una hechicera rodeada ya de símbolos eminentemente literarios, como la marmita y la hoz –que evocan su carácter chamánico o druídico, en la cultura celta– o los cuervos.

Atención, pregunta. ¿Qué tienen en común la Odisea de Homero, la saga de Harry Potter de J.K. Rowling, El mago de Oz y La Celestina de Fernando de Rojas?

Pintura Reino Unido
El redactor recomienda