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La gallina de los huevos de oro tiene garras de adamantio
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ESTRENO DE 'LOBEZNO INMORTAL', LA SEXTA ENTREGA DE LA SAGA 'X-MEN'

La gallina de los huevos de oro tiene garras de adamantio

'Lobezno inmortal', el segundo monográfico sobre el mutante interpretado por Hugh Jackman, no llega al nivel de la última película de la saga 'X-Men'

Foto: Una imagen promocional de 'Lobezno inmortal'. (FOX)
Una imagen promocional de 'Lobezno inmortal'. (FOX)

A cualquier moderna franquicia de acción le llega un momento de su propia prolongación en el toca viajar a Asia. Los Piratas del Caribe navegaron a Singapur en la tercera de sus cuatro entregas, los protagonistas de The Fast and The Furious viajaron a Japón en Tokyo Race y lo mismo hicieron los de La Momia a la tercera también, en su caso a China. Hasta Batman, nada menos, estuvo en el Tibet en Batman Begins, primera de Christopher Nolan pero quinta de la franquicia.

¿Acaso iba a ser distinta la saga X-Men cuando hasta el mismísimo Caballero Oscuro se ha visto en el brete de ponerse a empuñar katanas? No, y menos aún si pensamos que los mutantes no han pisado ese jardín en las cinco películas que llevan hasta el momento entre normales, precuelas y spin-offs. Lobezno inmortal, la que se estrena este miércoles, es la sexta y el segundo monográfico sobre el personaje deHugh Jackman, armado, por si a alguien se le olvida, con filos de serie. En realidad, lo que extraña es no haberle visto antes blandiéndose el cobre –el adamantio, en su caso– con un abigarrado enjambre de ninjas.

Lobezno inmortal, en todo caso, no empieza en Japón sino en las Rocosas de Canadá, en donde ahora vive Logan –Jackman–, alias Lobezno, retirado del mundo y apartado de cualquier otro mutante. Aunque la película transcurre tras los hechos de X-Men 3: La batalla final, el Lobezno que encuentra el espectador es más parecido de nuevo al que encontró el profesor Charles Xavier en la primera película de la saga –un eremita asilvestrado y atormentado de patillas hiperbólicas–, aunque ahora tiene demonios renovados: la inmortalidad –una condición que hasta ahora nunca había preocupado demasiado al personaje, ahora debe ser que sí– y el recuerdo de Jean Grey –Famke Janssen–, cuya memoria, faltaría más, se ilustra para el espectador en edulcorados sueños de aspecto difuminado y tonos pastel.

Logan no tardará en recibir la visita de Yukio –Rila Fukushima–, una habilidosa ninja al servicio del señor Yashida –Hal Yamanouchi–. Yashida, cuya vida salvó Logan durante la II Guerra Mundial, es ahora un acaudalado businessman nipón que quiere hacer algo por el mutante antes de morir. Si lo desea, puede neutralizar la capacidad de Logan para recomponer sus tejidos vitales al segundo. Lobezno será un hombre mortal y, por supuesto, la yakuza se encargará de intentar contrastarlo.

El nuevo monográfico del Lobezno era más que improbable después de las malas críticas –todas merecidas– que recibió en 2009 su primer spin-off, X-Men Orígenes: Lobezno. Aunque fue una película rentable –presupuesto de 160 millones de dólares, taquilla de 370– no lo fue ni mucho menos como la anterior –la tercera de la saga, con un presupuesto de 190 millones y una taquilla de 500–, que a su vez había hecho el peor ratio de beneficio y las peores críticas de la franquicia. Solo el empujón de Jackman –uno de los grandes carismas de Hollywood, al que veremos además enseñar más cacha que nunca– y el éxito de la última cinta de X-Men –la precuela X-Men: Primera generación, con James McAvoy y Michael Fassbender– han impulsado la tortuosa producción de Lobezno inmortal, una película que ha cambiado dos veces de guionista –de Christopher McQuarrie a Mark Bomback, que reescribió el texto previo, como ya hizo en 2005 en Constantine– y dos veces de director –de Darren Aronofsky a James Mangold, director en 2005 de En la cuerda floja, el biopic de Johnny Cash–.

Una escena de 'Lobezno inmortal'. (FOX)Y el resultado, como reza el eufemismo, es desigual, aunque sí superior a las dos películas previas en las que apareció Jackman y en todo caso menor que la precuela de 2011 dirigida por Matthew Vaughn y escrita por él mismo junto a su mujer, la guionista Jane Goldman. Lobezno inmortal, por suerte, conserva ese desenfado atmosférico de la saga y hasta incorpora –menos, pero los incorpora– pasajes humorísticos, pero elige continuar la saga recurriendo a la cantidad y no la diferencia, de modo tal que todo lo que vemos en ella es una versión más abundante de lo que ya hemos visto antes en casi cualquier película de X-Men. A Logan lo consumen más sus tormentos, grita más y en más ocasiones, reparte zarpazos con más furia y a un mayor número de malos y es, en suma, más Lobezno. Uno exprimido hasta el manierismo al que veremos, para hacernos una idea, liarse a zarpazos con una caterva entera de ninjas y emprender una furiosa pelea en lo alto de un tren bala en marcha –y qué marcha–, por poner solo dos ejemplos.

Matado desde hace tiempo el enigma de su pasado y enfrentado al futuro en un dilema que todos sabemos cómo va a resolver, Lobezno es ahora solo una sombra del personaje que fue en 2000 al que su director, para enmendarlo, pone a hacer cabriolas y cucamonas invariablemente sin camiseta. No es que tales ejercicios tengan desperdicio, claro, cuando se trata de un mutante con garras retráctiles y el esqueleto de adamantio, pero no dejan de ser eso: ejercicios.

Habrá que esperar a ver cómo le trata Bryan Singer en su próxima aparición, ya confirmada, en la séptima entrega de la saga –segunda precuela ambientada en el pasado y a la vez continuación de Lobezno Inmortal, máquina del tiempo mediante–, prevista para 2014 y titulada provisionalmente X-Men: Days of Future Past. A él y al resto del reparto, porque aparecerán todos –todos– en melé. Si estamos ante el reboot de los mutantes o solo ante su entierro, solo la taquilla lo dirá. De momento, lo único claro es que Lobezno ha entrado en agonía.

Lobezno inmortal

Dirección: James Mangold

País: Estados Unidos

Género: Cómic, fantasía, ciencia ficción.

Reparto: Hugh Jackman,Will Yun Lee,Svetlana Khodchenkova, Hiroyuki Sanada, Famke Janssen, Rila Fukushima.

A cualquier moderna franquicia de acción le llega un momento de su propia prolongación en el toca viajar a Asia. Los Piratas del Caribe navegaron a Singapur en la tercera de sus cuatro entregas, los protagonistas de The Fast and The Furious viajaron a Japón en Tokyo Race y lo mismo hicieron los de La Momia a la tercera también, en su caso a China. Hasta Batman, nada menos, estuvo en el Tibet en Batman Begins, primera de Christopher Nolan pero quinta de la franquicia.

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