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Benicàssim vende acciones in extremis para salvarse
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LA ORGANIZACIÓN ASEGURA QUE LA EDICIÓN ACTUAL DEL FESTIVAL SIGUE ADELANTE

Benicàssim vende acciones in extremis para salvarse

Este martes, la delegación valenciana de ABC publicaba el rumor de la cancelación del Festival Internacional de Benicàssim, una de las citas culturales más señaladas del

Foto: Benicàssim vende acciones in extremis para salvarse
Benicàssim vende acciones in extremis para salvarse

Este martes, la delegación valenciana de ABC publicaba el rumor de la cancelación del Festival Internacional de Benicàssim, una de las citas culturales más señaladas del verano y emblema de la escena indie en España. El departamento de prensa esperó hasta más de las nueve de la noche para lanzar un breve mensaje y explicar la situación en su página de Facebook: "El festival sigue adelante. Mañana emitiremos comunicado". La misma página de Facebook ha ardido durante toda la mañana esperando una señal del festival y algunos fiberos empezaban a desesperar. Hasta que por fin han vuelto a utilizar esta misma red social par aclarar que "la edición de este año sigue adelante como estaba planeado del 18 al 21 de julio".

La solución in extremis que ha venido a salvar la cita musical ha sido la venta de las acciones del festival de Maraworld S.A., empresa matriz del FIB. Dos de los más importantes promotores de festivales europeos, Denis Desmond y SJM Concerts, "han adquirido conjuntamente una parte considerable de las acciones", según explica el festival en el comunicado. La empresa ha aclarado asimismo que Vince Power permanece como accionista en Maraworld SA., aunque esta ya no sea propietaria del FIB, y que continuará también ejerciendo como director general hasta agosto de 2013.

La falta de un comunicado contundente durante casi un día desde que se conocieron las rumores hizo que los fibers dejaran de comprar entradas hasta aclarar la situación. El festival, que está sometido a concurso de acreedores, había paralizado el montaje de escenarios a sólo dos semanas de abrir el telón. La organización afirmó que están parados "desde hace tres o cuatro días". La precariedad del FIB ya quedó retratada en un artículo de El Confidencial, que retrataba los errores que explican la delicada situación de esta cita emblemática: 

1. Abonos caros. En cierto sentido, el FIB ha sido víctima de su propio éxito. La fórmula "música más playa" demostró ser tan atractiva que varios ayuntamientos levantinos la copiaron, rebajando además los precios de los abonos. Fue el caso de Benidorm con el Low Cost, Burriana con Arenal Sound o el SOS 4.8 de Murcia. 

Este año la organización de Benicàssim se vio obligada a rebajar un 30 % el precio de las entradas (excepto pases vips y tickets VillaCamp). Benicàssim vive atrapado en una pinza: su público mayor lo cambió por los festivales cool de Barcelona y los jóvenes desertaron por los precios de la competencia. Esta situación hace improbable un reflote a corto plazo. 

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2. Escasa credibilidad de Vince Power. El pasado marzo, el hasta ahora dueño del Benicàssim aseguró a los medios ingleses que el festival Hop Farm (Kent, Inglaterra) tenía asegurada su continuidad. Dos meses después, la cita se cancelaba debido a la "escasa venta de entradas". Un patrón calcado al de Benicàssim, que hace temer lo peor a los 20.000 fibers que ya han pagado su abono. 

Desde que Power compró el FIB, todo han sido bandazos estilísticos, recortes en el número de artistas y cierre de extras en el festival (desde el periódico Fiber a todas las actividades extramusicales). Un empleado asegura que "el ambiente aquí es fúnebre" y que "tras la montaña rusa de los últimos años, sólo queremos saber algo seguro, aunque sea el cierre, para que acabe esta pesadilla". 

La última intervención de Power ha sido en el reciente comunicado del festival, en el que aseguraba que “el difícil clima económico, unido al mal año sufrido por Music Festivals PLC ha motivado mi decisión de vender una participación considerable del Festival de Benicàssim". Power ha dicho estar "satisfecho de que dos de los más importantes promotores de festivales europeos sean ahora socios", y ha afirmado además que su intención "asegurar el futuro del festival por muchos años".
Festivales como el Sónar o el Primavera Sound viven buenos momentos económicos porque han mimado al público que creció con ellos

3. Dar la espalda al público veterano. Los festivales con más recorrido, como el Sónar o el Primavera Sound (ambos de Barcelona), viven buenos momentos económicos porque han mimado al público que creció con ellos. Benicàssim, en cambio, dio un brusco giro hacia el público joven en la segunda mitad de los 2000. Los primeros fibers se sintieron excluidos con la maniobra y dejaron de acudir. 

La situación económica española, con casi un 60% de paro juvenil, condenó al festival a una lenta sangría de público, sólo contenida por la afluencia de jóvenes británicos que han convertido el FIB en sus vacaciones de verano. El motivo del cierre relámpago sería el lento ritmo de venta de abonos a partir de los 20.000 ya despachados. Se esperaban 30.000, pero se anda lejos de esa cifra salvadora que haría rentable la cita.

4. Renuncia a la electrónica. A finales de los noventa, Benicàssim había dado con un menú perfecto. Programaba grupos de pop-rock 'alternativo' por la tarde/noche y DJs de prestigio hasta el amanecer. Eso propiciaba el encuentro de dos públicos: uno que se retiraba a las dos de la mañana y otro que entraba al recinto a medianoche. Edición a edición, se fue recortando la parrilla electrónica hasta quedar reducida a su mínima expresión: uno o dos discjockeis al día. 

También son famosos los bandazos estilísticos impuestos por Power en busca de público masivo, que le llevaron al delirio al contratar para la edición 2012 a David Guetta y Óscar Mulero, dos nombres en las antípodas estéticas del festival. La tradición electrónica de Levante podría haber sido un colchón de público para el FIB, pero no se supo o se pudo gestionar, especialmente desde la llegada del ejecutivo británico.

5. Repliegue indie. El FIB siempre fue un festival abierto a la sorpresa, por donde han pasado artistas tan diversos como el mítico Brian Wilson, el alquimista techno Carl Craig, los experimentales Einstürzende Neubauten o el cantautor sesentero Donovan. En los últimos años, el cartel se ha venido estrechando hasta convertirse en monolítico: la mayor parte del espacio es para grupos anglosajones apoyados por publicación indie New Musical Express. Eso ha mermado sustancialmente el público y el interés de los musiqueros más eclécticos. 

En la parrilla de 2013 todos los cabezas de cartel son bien conocidos por el público de conciertos, ya que han tocado varias veces en los escenarios españoles. Ya nadie va a Benicàssim a descubrir artistas, sino sobre todo a confirmar lo que ya se ha visto en otras ocasiones. Y eso pasa factura. 

Este martes, la delegación valenciana de ABC publicaba el rumor de la cancelación del Festival Internacional de Benicàssim, una de las citas culturales más señaladas del verano y emblema de la escena indie en España. El departamento de prensa esperó hasta más de las nueve de la noche para lanzar un breve mensaje y explicar la situación en su página de Facebook: "El festival sigue adelante. Mañana emitiremos comunicado". La misma página de Facebook ha ardido durante toda la mañana esperando una señal del festival y algunos fiberos empezaban a desesperar. Hasta que por fin han vuelto a utilizar esta misma red social par aclarar que "la edición de este año sigue adelante como estaba planeado del 18 al 21 de julio".