Es noticia
Ley de Mecenazgo... copiar a Francia no es tan difícil
  1. Cultura
VENTAJAS FISCALES DEL 60% PARA EMPRESAS Y HASTA DEL 75 % PARA PARTICULARES

Ley de Mecenazgo... copiar a Francia no es tan difícil

El sector de la cultura española desespera desde hace tiempo ante la Ley de Mecenazgo prometida por el Gobierno que parece no llegar nunca. Sobre todo

Foto: Ley de Mecenazgo... copiar a Francia no es tan difícil
Ley de Mecenazgo... copiar a Francia no es tan difícil

El sector de la cultura española desespera desde hace tiempo ante la Ley de Mecenazgo prometida por el Gobierno que parece no llegar nunca. Sobre todo en la época de mayor sequía económica: las entidades culturales se han despedido de las subvenciones y miran a la iniciativa privada como la solución ante la sequía económica. Incluso les han facilitado el camino: la Fundación Arte y Mecenazgo ofreció al ministerio el pasado mes de marzo un borrador del proyecto de Ley. Mientras, el país vecino aporta luz sobre el camino a seguir.

Celebrando una ley

El país galo se puso al día en el asunto con la reforma de la ley en el año 2003. Y lo celebra. El ministerio de Cultura francés ha preparado este año diversos actos para conmemorar los diez años de la ley relativa al mecenazgo, asociaciones y fundaciones. Una campaña de comunicación para celebrar el gran orgullo de la cartera ministerial.

Las medidas que sale a la palestra en primer lugar al hablar de mecenazgo es la creación de incentivos fiscales. En la actualidad, en España la desgravación para los particulares es del 25 %, y un 35 % para las empresas. En comparación, las empresas en Francia disfrutan de una desgravación fiscal del 60 % sobre el total de lo aportado, una deducción que sube al 66 % para la individuos -con algunas variaciones que pueden llegar al 75%-.

placeholder

Entre la tardanza y la confusión, el sector de la cultura española no solo desespera, sino que desconfía. La última intervención de Mariano Rajoy al respecto fue para decir que “el mecenas no espera nada a cambio”. Según explicó en febrero Faustino Díaz, subdirector general de promoción de industrias culturales y mecenazgo de la secretaría de Estado de Cultura, en la reforma de la norma española la desgravación se hará más “flexible”. A la vez que afirmaba apoyar “la elevación de las deducciones fiscales”, aseguraba que los incentivos tendrían que regularse en función de la evolución de la situación económica “porque son ingresos que deja de percibir el Estado”. 

En el país vecino, el concepto de mecenazgo incluye cualquier aportación voluntaria para proyectos de interés general. Ahí entran donaciones para proyectos sociales, de desarrollo, educativos, sanitarios… que disfrutan de la misma desgravación. Pero además, para el sector cultural existen excepciones específicas en cultura, entre las que se encuentra un tipo de dación en pago para adquirir los llamados “Tesoros nacionales”. Las empresas pueden saldar sus cuentas con Hacienda hasta el 90% del importe de la obra -con un tope del 50% de los impuestos a deber- si la ceden a organismos públicos, o hasta un 40 % si la guardan en propiedad.

La misión francesa

Además de los cambios fiscales, la ley francesa de 2003 creó un departamento específico dentro del ministerio llamado la “Misión de mecenazgo”, que ejerce de intermediario para informar, actuar de intermediario y promover proyectos. Esta oficina pública trabaja mano a mano con Admical, la mayor asociación de difusión del mecenazgo de empresa y que acaba de fichar a Henri Loyrette, director del Museo Louvre durante 12 años. El pasado mes de abril dejó su cargo en el museo, y poco después fue nombrado Consejero de Estado por el presidente François Hollande. 

El Louvre es un caso de consolidación del mecenazgo de empresas, una apuesta desarrollada a conciencia por su anterior director. Pero además se ha lanzado a la financiación ciudadana. El último logro de la pinacoteca ha sido impulsar una campaña de micromecenazgo con la que la pinacoteca adquirió Las tres Gracias de Lucas Cranach, una obra que se catalogó como “Tesoro nacional”. Fijándose en la iniciativa de París, el Museo Nacional de Arte de Cataluña pide a los ciudadanos sus aportaciones por la adquisición de La Plegaria de Mariano Fortuny. Un esfuerzo arriesgado –el museo adelantó los 45.000 euros- y la única solución posible teniendo en cuenta el MNAC no tiene partida presupuestaria para adquisiciones desde hace tres años. El crowdfunding, por contra, no tiene deducciones fiscales.

“Hace muchos años que lo social, la educación, etc. está interiorizado por parte de las empresas, pero quizá hace falta un mayor empeño cultural y el caso del mecenazgo en el Louvre ha sido un buen éxito”, explica el El Confidencial Laure Chaudey, responsable de Relaciones Internacionales de Admical. El último informe de la ONG muestra que el presupuesto para mecenazgo cultural de las empresas es el 26 % del total. En el último año, además, el porcentaje aumentó con respecto a 2010, pasando de 380 millones de euros en 2010, a 494 en 2011. El documento indica también que el 75 % de las empresas mecenas en cultura son PYMES (hasta 100 empleados en Francia).  

No todo es desgravar

Las desgravaciones, no obstante, no son la única solución para promover el mecenazgo, según explica Chaudey, abogada especialista en fiscalización del mercado del arte. Hay otros factores imprescindibles, como la seguridad jurídica, una tarea del Estado, que debe adoptar “el rol de jefe de orquesta”. Considera que el Estado francés está más implicado desde la creación de la Mission, y "la realidad es que muchos de los proyectos se sostienen o se caen en función del apoyo público”.La fiscalidad es una gran herramienta pero no es la motivación definitiva

“La fiscalidad es una gran herramienta pero no es la motivación definitiva”, apunta Chaudey: "También hay una tarea de concienciación en la que trabajar desde las empresas". Lo que aquí se llama responsabilidad social corporativa. 

También, según la especialista, el sector de la cultura debe "desterrar ese miedo” y reticencias que a veces muestra con respecto a la iniciativa empresarial. Y para ello hace falta transparencia: “Detrás de una operación de mecenazgo hay un contrato en el que se exige la presentación de resultados. Además, la empresa vigilar y seguir el desarrollo del proyecto”. Admical, en este caso, ejerce de observador.  

Modelos posibles

¿Es Francia el modelo perfecto? Chaudey admite que cuando se habla de mecenazgo “hay que mirar a Estados Unidos o Canadá”. El vecino galo ha tomado a Estados Unidos como referente en muchas cuestiones “para luego adaptarlas a nuestra manera”: “Los países anglosajones han desarrollado muy bien el concepto Art Business y tienen una cultura muy asentada de la participación privada”. En sitio como Alemania, Bélgica, Estados Unidos, Luxemburgo o Suiza, se deduce el 100 % de lo aportado, con diferentes topes según los países, salvo en el Reino Unido, donde es ilimitado.

Cabe diferenciar, precisa, el mecenazgo del sponsor o patrocinio, donde la empresa por contrato sí recibe algo a cambio, normalmente publicidad y presencia de su marca en el proyecto. El mecenazgo, por definición, no exige nada a cambio. Chauday explica que en el mundo anglosajón “el sponsor a veces toma un protagonismo desmesurado. Aunque al mismo tiempo parece que son los lugares más activos”.

Las claves para el buen desarrollo del mecenazgo, por tanto, se resumen en cuatro claves. Así se expuso el pasado mes de mayo en el encuentro franco-español sobre el mecenazgo cultural que tuvo lugar en la Universidad Internacional de Andalucía (Sevilla) en la que participó la asociación. En primer lugar, tener un marco jurídico estable; posteriormente, la movilización de los actores culturales para mantener y defender las condiciones (el acta del encuentro cita la rápida petición y movilización cuando, durante el verano de 2012, el Ministerio de Hacienda en Francia quiso volver a reducir las ventajas fiscales de la Ley de 2003).

Por otro lado, es imprescindible delimitar y diferenciar precisamente mecenazgo y patrocinio; en el mecenazgo las empresas buscan proyectos que tienen sentido para la empresa y cada vez más para sus empleados de la empresa. Y lo más importante y complicado, el cambio de mentalidad: demostrar que el mecenazgo es una oportunidad y no un factor de riesgo

El sector de la cultura española desespera desde hace tiempo ante la Ley de Mecenazgo prometida por el Gobierno que parece no llegar nunca. Sobre todo en la época de mayor sequía económica: las entidades culturales se han despedido de las subvenciones y miran a la iniciativa privada como la solución ante la sequía económica. Incluso les han facilitado el camino: la Fundación Arte y Mecenazgo ofreció al ministerio el pasado mes de marzo un borrador del proyecto de Ley. Mientras, el país vecino aporta luz sobre el camino a seguir.