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Dover, el milagro irrepetible
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LA BANDA MADRILEÑA CELEBRA LOS 15 AÑOS DE UN DISCO QUE REVENTÓ LAS LISTAS DE VENTAS

Dover, el milagro irrepetible

Lo tenían todo: estribillos pegadizos, canciones redondas, un buen directo y un contexto favorable que ayudó a que Devil Came to Me reventara las cifras de ventas de la

Lo tenían todo: estribillos pegadizos, canciones redondas, un buen directo y un contexto favorable que ayudó a que Devil Came to Me reventara las cifras de ventas de la música independiente. El pelotazo Dover tuvo un apellido de casi 600.000 copias. Con Serenade, Loli Jackson y Devil Came To Me, los temas más sonados de su segundo álbum, el grupo consiguió su primer disco de oro en septiembre de 1997, alcanzó después los cinco discos de platino, ganó el Premio Ondas al Mejor Grupo Revelación y abarrotó los recintos en una larga gira. El huracán Dover arrasó convirtiéndose en un fenómeno único.

Era otra época, sí, pero no dejar de ser el gran y único éxito masivo de la música indie española. Carlos Galán, fundador y director de Subterfuge, sello discográfico que editó aquel disco, todavía se sorprende de lo vivido aquellos meses: “Lo principal fueron las canciones. Pero desde luego que lo veo como un milagro, teniendo en cuenta nuestra estructura”. Se refiere a cuatro personas y un gato en un cuarto piso sin ascensor, con cerca de diez años de trayectoria que no incluían un bombazo de tal calibre.

"Es el éxito de mi vida", dice Galán, que ya había vivido buenos días con elPizza pop(1993),álbum debut de Australian Blonde editado por Subterfuge y que contenía el famoso temaChup chup.Este discohabía alcanzado las20.000 copias y una gran visibilidad gracias al empujón que les regaló ser banda sonora de una película (Historias del Kronen)y aparecer en aquelanuncio dePepsidentro de la campañaNext generation. En cualquier caso, eso quedó en nada al llegarDevil came to me.

“No hay que quitarles mérito”, apunta Luis J Menéndez, director de la edición madrileña de la revista musical Mondosonoro, pero el ambiente que les acogió sirvió de balancín para columpiarles directamente al éxito. Era 1997. En la radio y en la televisión sonaban todo el día grupos como Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam, el panorama internacional vivía una explosión de grupos rock americanos con cierta vocación de masas y grabadas con multinacionales.Lo principal que generó el éxito fueron las canciones. Pero desde luego que fue un milagro, teniendo en cuenta nuestra estructura

También fue el año en el que se publicaron ¿Dónde jugarán las niñas?de Molotov, el Ok Computer de Radiohead, Ultrade Depeche Mode, U2 Popy The Prodigylanzó The fat of the land, entre otros. La competencia era fina y el contexto musical estaba repleto de discazos.

Pero lo que hizo rodar aDevil came to mefuela fiebrenirvaneratodavía presente en nuestro país, a pesar de queNevermind,el álbum más celebrado de los estadounidenses y el que más se ha relacionado conDevil came to me,se había publicado en 1991. También era el segundo de Nirvana y también fue un pelotazo, pero de 30 millones de copias.

Menéndez resume en una serie de claves el fenómeno que supuso aquel disco. “En España Nirvana todavía era muy seguidos. Dover eran muy fans de ese sonido y lo reprodujeron con canciones muy pegadizas, y de la mano de un sello que estaba trabajando muy bien. También les impulsaron mucho los programas y la prensa musical”.

Y los festivales. Las grandes citas veraniegas de la música independiente como Festimad, FIB y Doctor Music, que surgieron a mediados de los 90, dieron también un gran impulso a la carrera de los madrileños.

Sin olvidar la publicidad, que también aprovechó el tirón. La marca de bebidas Radical hizo de la canción Devil Came to me banda sonora de uno de los anuncios más recordados de aquellos años.En el final se podía escuchar eseI lied for you del estribillo.

"Los dos marcaron una generación". Eso sí, lo de Los Planetas fue más “emotivo” que comercial. Las cifras de ventas van en consonancia con las de los grupos de referencia para sendos grupos. Si Nirvana petaba las listas de ventas, Dover disfrutaba también de esa corriente de consumo. Si los referentes más representativos de Los Planetas eran grupos como Spiritualized y The Jesus and Mary Chain -que no vendían tanto en España-, la equivalencia era más o menos proporcional. Y continuando con otro ejemplo como El Inquilino Comunista, teloneros y seguidores de los neoyorquinos Sonic Youth, la cifra baja de forma equivalente.

Otros que lo intentaron

Australian Blonde, El Niño Gusano, El Inquilino Comunista, Nosoträsh, Fang, Sexy Sadie, Migala, Sr. Chinarro, entre otros, son ejemplos de grupos independientes y contemporáneos a Dover. Tuvieron su empuje, llegaron a ser populares, alguno sigue en activo hoy, pero en ningún caso alcanzaron el nivel pelotazo. Hasta las generaciones mayores o los más desconectados habían oído a las hermanas Llanos. Todavía más cuando empezaron a aparecer en la radio fórmula.

Hablando de otros estilos dentro del sector indie (ese anglicismo usado para decir "independiente"), se pueden encontrar pequeños milagros, eso sí, que no han conocido el platino, y la mayor parte ni siquiera el oro. La cultura del rock y del pop en España predominaba sobre el resto de estilos. Pero empezaban a despuntar otros.

En el mundo hip hop, los barceloneses Sólo los Sólo parecían alcanzar un público respetable con su primer LP, y 7 notas, 7 colores sacaban Hecho, es simple, uno de los discos referencia dentro del rap español. Pero las cifras de ventas más importantes de los versos urbanos llegaron más tarde con Violadores del verso (disco de oro y número uno en la primera semana en venta) en 2006, y con Mala Rodríguez en Lujo Ibérico (2000)y Alevosía (2003), editados por el sello Universal y que lograron disco de oro (entonces correspondía a 40.000 copias vendidas).

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En el rock urbano la obra divina se llama Extremoduro. Nunca fue un pelotazo, sino una permanencia continua en el tiempo. Casi todos sus discos hasta 2004 tienen al menos un disco de platino (100.000 copias), algunos de ellos incluso dos, como el mítico Agila(1996). La banda de Robe Iniestaeditaba sus discos siempre con el sello independiente DRO, absorbido posteriormente por Warner Music, con el que siguen publicando.

Y en música electrónica, coincidiendo con aquellos años gloriosos de Dover, surgió una pequeña marabunta de DJ entre los que destacaron especialmente algunos nombres como Oscar Mulero y Ángel Molina. Con las giras que reunieron a ambos en aquellos años parecía que iba establecerse una cultura de DJ más generalizada en España, pero no llegó a traducirse en ventas de discos.

¿Y si fuera hoy?

La escena actual independiente no permite pensar, ni por asomo, en esos números. Sería otro milagro, en cualquier caso. “Por la reconversión del mercado musical, y no me refiero al pirateo, llegar a esas cifras es imposible”, explica Carlos Galán. Hay más grupos que antes y más público interesado. “El indie es más masivo ahora”, opina Cruz. Pero en cuestión de ventas, la industria ha ido cayendo en proporción. Es más, el director de Subterfuge apunta que el concepto de álbum "está cayendo” porque ahora interesa menos comprar el disco entero.

Paco Martín, director artístico Universal Music Spain, remarca que en el aspecto creativo han cambiado muchos las cosas -“si no fuera de este modo sería muy trágico”, comenta-, pero la cuestión para él es un problema “exclusivamente económico”. En su opinión, en los 90 existían una oferta “mucho más amplia en cuanto a sellos y compañías independientes”, y no solamente en España e Inglaterra, sino en cualquier parte.

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Las comparaciones son odiosas, pero todos ellos llegan a la misma conclusión. Ahora mismo, el equivalente a un éxito como el de Dover es Vetusta Morla. La banda de Tres Cantos es la imagen actual del éxito de un grupo totalmente independiente, aún más que Dover en sus comienzos: ellos autoeditan sus discos desde su propio sello Pequeño Salto Mortal. Su segundo disco, Mapas, se colocó en tercera posición en la primera semana que salió a la venta. A finales de 2011 había logrado disco de oro con ese álbum, y disco de platino con el primero, Un día en el mundo.Dover aglutinó a seguidores de todos los estilos, desde el pop hasta el metal

Queda lejos del fenómeno Dover, desde luego. Pero además, otra cuestión que retrata la caída en ventas de los formatos físicoses el cambio paulatino en la certificación de discos de oro y platino que lleva a cabo Promusicae en España. En 1997, cuando apareció Devil came to me, un disco de oro equivalía a 50.000 unidades vendidas, mientras que para llegar al platino hacía falta vender 100.000 copias. Las cantidades han ido rebajándose con el tiempo, y hoy la equivalencia es 20.000 para el oro y 40.000 para el platino. En esa contabilidad no se incluyen las ventas en formato digital.

David López matiza la relevancia de esas cifras: “En ese momento –finales de los 90- se podía cifrar la popularidad de un grupo por las ventas de sus discos. Hoy entran en juego otros factores más intangibles, como las descargas, los clicks y cosas por el estilo que nos ha traído la era digital”. Y precisa un elemento perverso que conlleva la vorágine de internet: “Con este panorama es más fácil aún vender blufs”.

Lo tenían todo: estribillos pegadizos, canciones redondas, un buen directo y un contexto favorable que ayudó a que Devil Came to Me reventara las cifras de ventas de la música independiente. El pelotazo Dover tuvo un apellido de casi 600.000 copias. Con Serenade, Loli Jackson y Devil Came To Me, los temas más sonados de su segundo álbum, el grupo consiguió su primer disco de oro en septiembre de 1997, alcanzó después los cinco discos de platino, ganó el Premio Ondas al Mejor Grupo Revelación y abarrotó los recintos en una larga gira. El huracán Dover arrasó convirtiéndose en un fenómeno único.