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El 'tuning' se pone al servicio de Su Majestad
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'THE FAST AND THE FURIOUS 6' RENUNCIA AL MOTOR Y SE PASA AL GÉNERO POLICÍACO

El 'tuning' se pone al servicio de Su Majestad

¿Qué mola más que una furiosa carrera ilegal de coches tuneados?, se preguntaron hace tiempo los custodios de la franquicia The Fast and The Furious. Fácil, 

Foto: El 'tuning' se pone al servicio de Su Majestad
El 'tuning' se pone al servicio de Su Majestad

¿Qué mola más que una furiosa carrera ilegal de coches tuneados?, se preguntaron hace tiempo los custodios de la franquicia The Fast and The Furious. Fácil,  se respondieron: una furiosa carrera ilegal de coches tuneados con tanques y aviones. ¿Y qué conjunta mejor con las furiosas carreras ilegales de coches, tanques y aviones que una mujer explosiva e invariablemente en shorts?, se preguntaron entonces. También fácil: muchas mujeres explosivas e invariablemente en shorts. ¿Y quién en edad de merecer tiene más músculos aún que Vin Diesel? Dwayne Johnson, se dijeron. Que le saca a Diesel una cabeza, tiene las venas más reventonas y además se llama The Rock.

Más, más y más. Es por lo que apostaron desde el principio en The Fast and the Furious, una saga conocida en España como A todo gas, a la hora de reeditar el éxito de su primera entrega en 2001 –que costó 38 millones de dólares y recaudó 207–. Nada que reprocharle al método, por supuesto, en particular cuando se ha probado tan efectivo que cada película ha superado en taquilla a la anterior. La última, de hecho, se convirtió en el mejor estreno de Universal en toda su historia, con una taquilla de 89 millones de dólares en su primer fin de semana solo en Estados Unidos. Pero ocurre que este supuesto ya lo tiene cubierto un refrán y lo que dice al respecto es que, de tanto ir a la fuente, el cántaro puede romperse. Es lo que ha pasado. En la sexta entrega de la película –que se estrena en los cines españoles esta semana– sus creadores han dejado de hablar de aquello que mejor conocen, que son los coches, el tuning y el óxido nitroso, y han empezado a hacerlo de otras cosas. Para su desgracia, no se sabe muy bien de qué. 

Al arrancar la cinta nos lleva nada menos que a las Islas Canarias, en donde Dominic Toretto –Vin Diesel– y Elena –Elsa Pataky– viven junto a la hermana del primero –Mia, interpretada por Jordana Brewster– y su otrora enemigo, ahora solo cuñado, Brian O'Conner –Paul Walker–. Tras su golpe de 100 millones de dólares en la quinta entrega de la saga los personajes –estos y la docena restante, tantos como han podido dar de sí cinco películas previas– viven escondidos de la justicia en diferentes partes del mundo y los protagonistas han elegido las islas atlánticas para poner el huevo porque, dice Toretto en un momento dado, "no tienen acuerdo de extradición". El astuto Hobbs –Dwayne Johnson–, sin embargo, da con él y le pide ayuda para neutralizar a una banda de criminales que campa a sus anchas en Europa comandados por Owen Shaw –Luke Evans–, un exmilitar británico metido a genio del mal. El policía no necesita amenazarlo con llevarlo ante la justicia para Diesel reúna a su antiguo equipo: resulta que Shaw ha reclutado a Letty Ortiz –Michelle Rodriguez–, antes pareja de Dom, a la que creíamos muerta desde hace al menos dos películas, pero no. Vive y colea. Lo que ocurres es que, en un espectacular giro del guión, Letty está ahora totalmente amnésica.

Es el primer error de la película, el pensar que a un espectador que va al cine buscando tuning y carreras le interesa en modo alguno el culebrón en el que los personajes, lógicamente, se enmarañan ya a estas alturas de sí mismos. En The Fast and The Furious 6 los coches siguen siendo lo último en tuning, las chicas siguen llevando tatuajes tribales y Vin Diesel sigue siendo inexpresivo de puro chungo, pero atendamos a este detalle: la primera carrera ilegal –no persecución, no épica batalla al volante, no simplemente conducción temeraria: carrera ilegal– no llega hasta pasados los 40 minutos de cinta. Y, en puridad, será la única que veamos.

Aun así, no es el error más garrafal. Tal llegará poco después del arranque, cuando asistamos al primer enfrentamiento entre Diesel y el malo y, por tanto, veamos en pantalla el coche del malo. No es ni remotamente un turismo tuneado, sino una especie batmóvil en toda regla equipado con pertrechos de fantasía y hasta una rampa frontal a modo de quitanieves que sirve para apartar de su camino tanto como un malo quiere quitarse de en medio. Que, dada su condición, suelen ser muchas cosas.

Incluso cuando semejante brainstorming de guión acabe en furiosas batallas de coches con tanques y aviones, más parecido ya a Mario Kart o Los autos locos que a la primera entrega de The Fast and The Furious, tal no deja de ser una elevación al cubo de su mismo presupuesto. Pero que el malo tenga ya más de Lex Luthor que del traficante mafioso correspondiente, que los buenos trabajen ahora para el bien –la Interpol, vamos– y que tengan incluso un taller de tecnología punta en el que practicar con gadgets –lanzagarfios, bombas que implotan en lugar de explotar y cosas así– revela la hidra de géneros en la que se ha convertido The Fast and The Furious: una en la que los pilotos ilegales de Los Angeles se han convertido en agentes secretos al servicio de Su Majestad. 

Fast & furious 6

Director: Justin Lin

Nacionalidad: Estados Unidos

Duración: 130 minutos.

Reparto:  Vin Diesel, Paul Walker, Dwayne Johnson, Luke Evans, Michelle Rodriguez, Jordana Brewster, Elsa Pataky, Sung Kang,Tyrese Gibson, Gal Gadot.

¿Qué mola más que una furiosa carrera ilegal de coches tuneados?, se preguntaron hace tiempo los custodios de la franquicia The Fast and The Furious. Fácil,  se respondieron: una furiosa carrera ilegal de coches tuneados con tanques y aviones. ¿Y qué conjunta mejor con las furiosas carreras ilegales de coches, tanques y aviones que una mujer explosiva e invariablemente en shorts?, se preguntaron entonces. También fácil: muchas mujeres explosivas e invariablemente en shorts. ¿Y quién en edad de merecer tiene más músculos aún que Vin Diesel? Dwayne Johnson, se dijeron. Que le saca a Diesel una cabeza, tiene las venas más reventonas y además se llama The Rock.