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El problema de ser pijo, según el Festival de Cannes
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SOFIA COPPOLA PRESENTA 'THE BLING RING' Y FRANÇOIS OZON 'JEUNE ET JOLI'

El problema de ser pijo, según el Festival de Cannes

A finales de la pasada década la policía arrestó a un grupo de jóvenes de Los Ángeles por robar en casas de famosos. Se habían colado

Foto: El problema de ser pijo, según el Festival de Cannes
El problema de ser pijo, según el Festival de Cannes

A finales de la pasada década la policía arrestó a un grupo de jóvenes de Los Ángeles por robar en casas de famosos. Se habían colado en las mansiones de gente como Lindsay Lohan, Orlando Bloom o Paris Hilton para mangarles piezas de ropa, bolsos y otros complementos. No se trataba de una cuestión de necesidad. Todos ellos provenían de familias adineradas. Simplemente querían poseer los mismos objetos de marca que las celebrities a las que admiraban. 

El quinto largometraje de Sofia Coppola, The Bling Ring, se basa en un artículo aparecido en Vanity Fair sobre este caso. La directora de Las vírgenes suicidas quiere ejercer una mirada crítica hacia este segmento de la juventud absolutamente fascinado por el mundo de la moda, los famosos y las apariencias. Su panda de fashion victims descubre que no resulta demasiado complicado colarse en las mansiones de los famosos y birlarles un bolso Vuitton, unos zapatos Miu Miu o un traje Chanel para luego marcharse de fiesta presumiendo de ropa nueva y colgar las correspondientes fotos en Facebook.

Coppola conoce bien el universo de los jóvenes mimados de Hollywood: los ricos que se aburren han sido una constante en su filmografía, desde Lost In Translation a Somewhere, pasando por esa María Antonieta desconectada del mundo real. Pero hasta el momento no se había planteado acercarse a su propio universo desde una postura frontalmente crítica. Y la apuesta no le funciona. A pesar de partir de una historia potente, The Bling Ring no tarda en agotarse y resulta demasiado simplista a la hora de destapar la supina estupidez de algunos de sus protagonistas (como el personaje que encarna de manera harto histriónica Emma Watson, la protagonista de la saga Harry Potter). 

A mitad del metraje, el filme se enroca en los asaltos a las casas, que se repiten una y otra vez sin demasiado sentido. Excepto en lo que al personaje masculino se refiere, el mejor perfilado de todos, Coppola acaba cayendo en la misma superficialidad que se supone le recrimina a sus personajes

The Bling Ring ha sido la película encargada de inaugurar Un Certain Regard (Una cierta mirada), la otra sección del Festival de Cannes, dedicada a acoger propuestas más arriesgadas, menos conocidas o, en el peor de los casos (y así sería en el del film de Coppola), simplemente menores.

Joven y bonita

También los protagonistas de las dos primeras películas a concurso en la sección oficial son jóvenes que en algún momento se mueven al otro lado de la ley. Jeune et joli (Joven y bonita) podría ser el título de cualquier canción pop, pero resultan ser las principales cualidades de la protagonista del nuevo filme de François Ozon (En la casa). El director francés narra, en cuatro tiempos que coinciden con las cuatro estaciones del año, el descubrimiento de la sexualidad de una estudiante de diecisiete años, Isabelle (la bellísima Marine Vacth). Los capítulos se puntúan cada uno con una canción de Françoise Hardy

Cuando en verano Isabelle pierde la virginidad con un atractivo joven alemán se ve a ella misma en una situación desconcertante. Nunca sabremos exactamente qué piensa la muchacha. Su actitud entre misteriosa y melancólica subraya el atractivo de una chica que no tarda en darse cuenta del poder que le confiere el hecho de ser joven y bonita. Tras su primer amor de verano, en otoño Isabelle decide probar suerte en la prostitución de lujo. En invierno, su familia descubrirá su doble vida y ella intentará relacionarse con los chicos de su edad... 

Ozon traza un retrato del paso de la adolescencia a la juventud que se escapa de algunas de las constantes de este tipo de filmes, sobre todo en lo que se refiere a la exploración de la propia sexualidad que decide llevar a cabo la protagonista. El cineasta no intenta ofrecer demasiadas explicaciones psicologistas sobre su personaje ni se recrea en la sordidez de algunas situaciones,lo que juega en favor del film. El tono lo acaba marcando cada una de las canciones de Hardy que cierran los diferentes capítulos.

Pobres y violentados

Heli arranca con una secuencia impactante. Vemos a dos hombres tirados en una camioneta con evidentes signos de violencia. El cadáver de uno de ellos es finalmente colgado de un puente por los conductores del vehículo. Amat Escalante, director de la película, afirma que esta es, por desgracia, una imagen habitual en México. Los narcotraficantes cuelgan a sus víctimas a la vista de todo el mundo a modo de macabro advertimiento. A partir de aquí, asistimos a un flashback que responde a la pregunta: ¿qué historia hay detrás de estos asesinatos?

Heli se sitúa en uno de los estados más violentos del país, Guanajuato. En un pueblo donde la mayoría de habitantes se ganan la vida en una fábrica de automóviles. A través de los diferentes miembros de una familia, Escalante va trazando el retrato de un día a día en apariencia tranquilo: padre e hijo van a la factoría, la esposa de éste atiende las labores del hogar, la hermana pequeña flirtea con un muchacho que aspira a entrar en las fuerzas especiales... Un mal paso de éste propicia que el ambiente de calma quede totalmente desgarrado. Unos hombres vestidos con uniformes irrumpen en el hogar de los protagonistas y empiezan a disparar.

La violencia insertada en la sociedad mexicana es el tema estructural de la filmografía de Amat Escalante, director mexicano nacido en Barcelona y apadrinado por un favorito de Cannes, Carlos Reygadas. Al contrario de en sus dos cintas anteriores, Sangre y Los bastardos, en Heli Escalante construye unos personajes con cierta complejidad emocional, que ya no se mueven por meros instintos o pulsiones primarias. Los dos hermanos protagonistas, Heli y Estela, incluso hacen gala de una madurez extraña en chicos de su edad. 

En su primera media hora, Heli se convierte así en la película más interesante el director hasta el momento. Todo cambia cuando la violencia irrumpe en el film. Primero, el cineasta nos brinda unos minutos de tortura explícita que incluso provocaron que más de un periodista se marchara de la sala en plena proyección. La cuota de cine-shock que nunca falta en este festival. Después, al seguir la evolución de Heli tras su experiencia con el maltrato, la película se pierde un poco, como si el director no tuviera demasiado claro hacia donde conducir a sus protagonistas... A pesar de ello, el film se mantiene como un poderoso esbozo de las consecuencias de la violencia en una pareja de hermanos a quienes interpretan con gran convicción dos actores no profesionales.

Y en la sección de Cine Classics, destinada a recuperar títulos históricos, se ha proyectado un film de lo más oportuno: Los paraguas de Cherburgo de Jacques Demy. Ellos, los paraguas, están siendo los verdaderos protagonistas de un Cannes más pasado por agua de lo que es habitual.

A finales de la pasada década la policía arrestó a un grupo de jóvenes de Los Ángeles por robar en casas de famosos. Se habían colado en las mansiones de gente como Lindsay Lohan, Orlando Bloom o Paris Hilton para mangarles piezas de ropa, bolsos y otros complementos. No se trataba de una cuestión de necesidad. Todos ellos provenían de familias adineradas. Simplemente querían poseer los mismos objetos de marca que las celebrities a las que admiraban.