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Los superhéroes de Disney y Warner se declaran la guerra
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SU ADAPTACIÓN DE LOS UNIVERSOS DE MARVEL Y DC COMICS TRASTOCA EL CÓMIC DE PAPEL

Los superhéroes de Disney y Warner se declaran la guerra

No es un pájaro ni un avión, aunque la novedad es que ahora también podría no ser Superman por quién pregunten así los habitantes de Metrópolis.

Foto: Los superhéroes de Disney y Warner se declaran la guerra
Los superhéroes de Disney y Warner se declaran la guerra

No es un pájaro ni un avión, aunque la novedad es que ahora también podría no ser Superman por quién pregunten así los habitantes de Metrópolis. Podría ser Batman, sin ir más lejos, la Mujer Maravilla, Flash o los integrantes de la Liga de la Justicia. Y la razón es simple: el nuevo Hombre de acero cinematográfico, que llegará a las pantallas el próximo junio, nacerá no con un pan, sino con un universo entero bajo el brazo.

Al menos es lo que se rumorea: que Legendary Pictures –responsable del inminente Superman de Zack Snyder a través de su productor, Christopher Nolan– pretende con esta entrega abrir al cine el llamado Universo DC, la inmensa mitología de superhéroes de la casa DC Cómics, fundada en 1935 y hoy propiedad de Warner Bros. No se espera que Superman tenga ahora ningún compañero con poderes, pero sí que allane el camino a los que vendrán, se dice, en los próximos años, que habitarán todos en el llamado Universo Compartido de DC y cuyas historias, por tanto, podrán entrecruzarse y sucederse a lo largo de diferentes títulos. "El Batman de Nolan fue creado deliberadamente para figurar solo, con un mundo aislado y sin conocimiento de otros superhéroes", explicaba recientemente a Entertaiment Weekly Jeff Robinov, presidente de Warner. "Lo que han hecho ahora Zack y Chris en esta película es permitir la introducción de otros personajes dentro del mismo mundo".

Ni confirma ni desmiente, sino todo lo contrario, y seguramente lo hace para no dar pistas a la competencia, no otra que la todopoderosa Disney. Los de Glendale compraron en 2009 Marvel Entertaiment Group, la historia casa de cómics reconvertida en triunfal productora de cine de superhéroes, y el año pasado ya declararon a Warner la guerra de los mundos –mundos de superhéroes, se entiende–, cuando estrenaron Los Vengadores reuniendo en un film a cuatro superhéroes con cinta previa propia –Hulk, Thor, Iron Man y el Capitán América– que volverán a tener película propia –la de Iron Man se estrenaba hace un par de semanas y la de Thor es inminente–, a quienes se añadirán nuevos personajes –Los Guardianes de la Galaxia en 2014 y se especula con el Doctor Extraño y Ant Man antes de 2020– y que volverán a reunirse en Los Vengadores II, proyectada para 2015.

La guerra de los mundos

Para algunos, no es que este sea el futuro de los superhéroes, sino su único futuro posible. "La verdadera esencia de los superhéroes no está en las historias singulares de cada uno, sino que reside en su universo, en el concepto del mundo, en el espacio común que todos habitan". Santiago García, crítico experto en cómics y autor de La novela gráfica –Astiberri, 2010–, comenta así el giro que se adivina en Marvel, apuntando que esta fórmula es más fiel al concepto comercial de las historietas. "Cuando eres aficionado y consumes cómic no compras uno y ya está, sino que compras el universo entero", explica. "A la hora de hacer lo mismo en el cine no me importa si esta fórmula persigue un objetivo artístico e industrial: lo cierto es que es más fiel al concepto original del cómic de superhéroes".

Porque, ¿qué son en realidad los géneros cinematográficos sino universos estancos? ¿Es una novedad que veamos a un personaje concreto reaparecer en diferentes películas de diferentes autores y en diferentes décadas? No, por supuesto. El pistolero Billy the Kid, por ejemplo, ha aparecido en casi cincuenta westerns tanto protagonizando como jugando un papel secundario o simplemente mencionado. Otro –este puramente ficticio–, Django, lo ha hecho en más de 20 cintas a lo largo de la historia. Ocurre lo mismo en el cine de piratas, en el negro y hasta en el oriental de artes marciales, donde no solo los personajes reaparecen en diferentes películas: también lo hacen los espacios, la música y hasta los sintagmas cinematográficos más simples, como la planta rodadora que anuncia un duelo en el western, el violento zoom a los ojos que hace lo propio en las artes marciales o las campanadas dando las doce en el cine de terror.

Disney, por tanto, no se dispone a inventar nada, aunque sí algo de novedoso en su maniobra: pretende conseguir de forma planificada lo que, hasta hoy, había ocurrido de forma más o menos espontánea en la evolución del cine. No sabemos si lo conseguirá, pero la identidad del espectador de hoy y la experiencia reciente obligan a pensar que, desde luego, tiene todas las de ganar. "La creación de un universo propio es el fenómeno que define las grandes ficciones de masas de nuestra época", sintetiza Santiago García. "Como en la serie Perdidos, que la gente seguía más por lo que podría pasar que por lo que realmente pasaba, o la adaptación de El señor de los anillos, en donde los aficionados rellenan los huecos de la historia con fan fiction porque pueden hacer, porque conocen las claves del universo en el que trascurre".

Y con el cine de superhéroes, según García, la fórmula no puede traer sino ventajas. "No hay que ser demasiado nostálgico con las antiguas adaptaciones de cómics", advierte. "Las primeras películas no eran realmente cine de superhéroes. Hollywood quería contar una historia protagonizada por Superman o Batman a través de los códigos de la fantasía o de la ciencia ficción, pero no a través de los del cómic. Eso es lo que está cambiando poco a poco y creo que hay que felicitarse por ello".

¿El fin de las viñetas en papel?

Hay quien no se felicita tanto, no al menos por el soporte original del cómic. "Durante décadas, cuando el cine era analógico y los efectos especiales muy rudimentarios, el papel era la mejor manera de representar aquello de lo que hablan los cómics, y por eso nacieron y crecieron precisamente en ese soporte. Hoy, sin embargo, tras la revolución del cine digital, la mejor manera de contar una historia de superhéroes es indudablemente a través de la gran pantalla".

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Pepo Pérez, dibujante, crítico de cómics y coautor de Súpercomic –Errata Naturae, 2013–, se pregunta así "por qué se leen menos tebeos que nunca precisamente cuando se hacen y se ven más películas de superhéroes que en cualquier otro momento", aunque conoce la respuesta: porque compiten. "El éxito comercial de estas producciones ha contribuido enormemente a la irrelevancia del cómic en papel", sentencia.

Los dibujantes, sin embargo, nunca han sido mancos, y por eso el futuro del cómic pasa por buscar su espacio precisamente allí donde el cine y la televisión no pueden llegar, al menos de momento. "Lo hemos visto en The Walking Dead, que es un cómic terriblemente violento, muy crudo, protagonizado por los supervivientes de un apocalipsis zombi", explica Pérez. "A lo mejor la adaptación para televisión impresiona a alguien, pero lo cierto es que está muy, muy suavizada. La televisión simplemente no puede sacar esas escenas".

En otras palabras: el cine digital es solvente hoy con las explosiones, los vuelos rasantes, los rayos y los superpoderes, pero para aquello del sexo sigue siendo tan remilgado como en su era analógica. Y si los cómics en papel no pueden ya hacerle la competencia en lo fantástico, sí pueden hacerle sombra a la hora de desafiar el recato con erotismo, crudeza y, para muchos, mal gusto. ¿Veremos retratados en el cine los baños de sangre y los cráneos abiertos del manga Alita, ángel de combate, a los superhéroes de Marvel comerse los unos a los otros como hacen en la serie Marvel Zombie o siquiera la abierta homosexualidad que DC Cómics confirió recientemente a su primer Linterna Verde, Alan Scott? Es probable que no. Al espectador masivo no le gustan esos temas y a Hollywood mucho menos. No digamos ya a Marvel, cuyo timón maneja hoy Disney, una casa que produce fundamentalmente para el público infantil.  

Disney gobierna a los superhéroes

Porque está claro: nadie, ni siquiera Marvel Group, ha regido nunca los destinos de los superhéroes con un puño de hierro más poderoso que el que hoy cierra sobre ellos The Walt Disney Company, la mayor compañía de medios de comunicación y entretenimiento del mundo.

Lo dijo el catedrático e historiador Román Gubern en su discurso de ingreso la semana pasada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando: "A primera vista, la promiscuidad entre Capitán América y Hannah Montana o de Mickey Mouse y el Increíble Hulk resultaba ética y estéticamente repulsiva y aberrante", aseguró. "Pero el mundo de los negocios, también en el llamado entertainment, tiene su lógica y sus estrategias. En esta ocasión, más que de hibridación aberrante, habría que concluir que la cultura digital posfotográfica y posnaturalista había emparentado en buena lógica a las criaturas fantasmales que nacieron del dibujo a plumilla y han convergido en su génesis por epifanía digital, la nueva forma de dibujo difundida por la informática en nuestra cultura posmoderna".

La eclosión de lo fantástico y su reunión en unas únicas manos, en otras palabras, tiene mucho de inevitable en un mercado, el audiovisual, que tiende a la concentración de forma mucho más marcada que otros. Y la compañía de Glendale nunca ha sido sutil al respecto. A principios de siglo, cuando ya era por volumen el primer conglomerado audiovisual del mundo, Disney cambió de estrategia en sus adquisiciones, dirigiendo su apetito ahora a marcas como Pixar Animation Studio –que compró en 2006 por 7.400 millones de dólares–, Marvel Entertaiment Group –que compró en 2009 por 4.200 millones– y, más recientemente, Lucas Film, la productora fundada por George Lucas responsable de franquicias como Star Wars e Indiana Jones, que Disney adquirió en octubre de 2012 por 4.050 millones de dólares.

Y lo que Disney pretende hacer con las criaturas de Lucas no es muy distinto de lo que pretende para sus superhéroes. La casa ya ha anunciado que, tras el estreno en 2015 del séptimo episodio de la saga de Star Wars, lanzará una nueva película al año ambientada hace mucho, mucho tiempo en una galaxia muy lejana. ¿Cómo? Alternando los episodios propiamente dichos –de momento el VII en 2015, el VIII en 2017 y el IX en 2019– con spin-offs, películas centradas en algunos de los personajes más emblemáticos de La guerra de las galaxias.

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No es un pájaro ni un avión, aunque la novedad es que ahora también podría no ser Superman por quién pregunten así los habitantes de Metrópolis. Podría ser Batman, sin ir más lejos, la Mujer Maravilla, Flash o los integrantes de la Liga de la Justicia. Y la razón es simple: el nuevo Hombre de acero cinematográfico, que llegará a las pantallas el próximo junio, nacerá no con un pan, sino con un universo entero bajo el brazo.

The Walt Disney Company