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Dalí erige el arte en fútbol
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16.000 PERSONAS ACUDEN EL PRIMER FIN DE SEMANA A LA EXPOSICIÓN DEL MUSEO REINA SOFÍA

Dalí erige el arte en fútbol

Es un bufón y un rey midas. Es un mago y un alquimista que convierte la mierda en oro… en sus performances. Es un showman que aparece en el Un, dos, tres o en un anuncio

Es un bufón y un rey midas. Es un mago y un alquimista que convierte la mierda en oro… en sus performances. Es un showman que aparece en el Un, dos, tres o en un anuncio de Alka-Seltzer, un exhibicionista sin culpa ni vergüenza. Es caótico, disperso, accesible, complejo, histriónico y el primer artista de dimensiones populares. Mucho antes que el admirado Warhol. Es un pintor que puede ser leído sin necesidad de traducción simultánea, que llega al idioma del espectador aunque éste no comprenda lo que le está diciendo. Y ahora es la gallina de los huevos de oro que abarrota los museos con sus hinchas como si fueran campos de fútbol. ¿Cuáles son las razones por las que mueve tantas pasiones como el deporte rey?

UNO. Es un creador de acontecimientos (culturales)

Salvador Dalí es capaz de levantar un evento en el que se congregan enormes filas a las puertas de un museo que no está acostumbrado a recibir tanta atención y recibir 16.000 personas en el fin de semana de arranque de la exposición. Confirmado: Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, es el gran taquillazo que el Museo Reina Sofía esperaba. El dos de septiembre, cuando cierre, veremos si como parece también lo es de la historia de la institución.

El artista catalán es el centro de las atenciones y referencia de las masas. Está en todas las salsas artísticas y grandes museos del mundo. Nadie se atreve a cuestionar su popularidad, es un fenómeno que reconcilia el mundo de los eruditos con el de los aprendices. Reúne ecuánimes con fanáticos.

DOS. Es arte de consumo (y más)

Para encontrar el motivo de su popularidad hay que buscar en el propio artista, que se construye como un personaje popular. La popularidad ha hecho de Dalí puro arte de consumo, tal y como asegura Estrella de Diego, profesora de arte contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid y Medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes. “Siendo complejísimo sólo logramos entenderle como un fenómeno del arte de consumo. La parte superficial de Dalí es muy popular, lo obvio parece una cosa que es fácil de entender, pero es mucho más que eso”, explica.Al público le gusta porque cree reconocerle. Contactan con más facilidad con Dalí que con Miró

En los supermercados del arte la mejor oferta es la que mejor se vende. “Al público le gusta lo que le dicen que le tiene que gustar”, resume De Diego. Sin embargo, hay motivos para que ésta sea, además de un pelotazo de taquilla insólito en este museo, una retrospectiva importante al reunir obras que nunca se habían visto en España o que pocas veces se habían visto en un mismo conjunto. Por ejemplo, Las bañistas (del Museo de Saint Petersburg de Florida, EEUU), La perspectiva de la memoria (del MoMA) o Alucinación: seis imágenes de Lenin sobre un piano (de Pompidou).

TRES. Es más fácil (en apariencia)

De Dalí se ha dicho que es un Mantegna en descomposición y, sea putrefacto o vivito, nunca ha pasado desapercibido entre el gran público. La relación de atracción popular se extiende desde el primer momento, por una razón muy sencilla: “Al público le gusta porque cree reconocerle. Contactan con más facilidad con Dalí que con Miró”, apunta el poeta y crítico de arte Pere Gimferrer. Pero es una apariencia engañosa, porque a pesar de que se perciba como pintura figurativa sólo es una capa superficial.

El paso del tiempo y la desmemoria puede ser otra de las causas que hayan ayudado a convertir a Dalí en fenómeno popular. Gimferrer cuenta que se ha difuminado todo lo que tenía en su contra, como las enemistades con Miró y Tàpies, y el contenido político con el que se presentó, “aunque no era el único fascista que ha sido leído: no olvidemos a Ezra Pound o Pirandello”. El poeta reclama un altar para Dalí: se adelantó a Warhol y a tantas cosas.

CUATRO. Es realista (en sueños)

Está entre los mejores dibujantes de la historia de la pintura. Esa precisión y la exactitud son dos cualidades que favorecen el fenómeno masa. La comisaria de la exposición del Museo Reina Sofía, Montse Argue, explica que nos conecta con nuestros sueños, con nuestras angustias y miedos a través de paisajes que parecen realistas, “pero que nos desconciertan”. “Hay misterio que no nos deja indiferentes”, añade.

Parece fotografía pintada a mano”. Tiene el poder de conectar, como ocurre en el Museo de Figueres. Destaca el elemento enigmático que distrae esa mirada inocente y plácida. No es abstracto en un sentido amplio. “El visitante todavía necesita elementos a los que agarrarse”, reconoce.

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El profesor de arte contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid Javier Pérez Segura ha escrito el ensayo Picasso, Dalí y Miró en Estados Unidos (Eutelequia) cree que ese hiperrealismo del pintor catalán es una muleta que atrae mucho, sin embargo debajo hay otras muchas cosas “que quizás no todos estén capacitados para verlas”.

Según esa premisa el arte sería todo aquello que se asemeja a la realidad, pero el arte –para los historiadores- es mucho más. Sin embargo, para la mayoría el placer de la identificación es suficiente. En su opinión este tipo de exposiciones cumplen un objetivo exclusivamente turístico y son propias de las esclavitudes de “una sociedad que le parece mejor lo que más dinero produce”.

CINCO. Es muy divertido (y desconocido)

El historiador Ian Gibson escribió La vida desaforada de Salvador Dalí (Anagrama), ha estudiado y publicado vida y obra de Federico García Lorca y acaba de entregar una biografía sobre Luis Buñuel, que se publicará el próximo otoño en Aguilar. Es decir, es un experto en las tres figuras claves de la Residencia de Estudiantes. Del pintor surrealista destaca que era muy divertido y se dedicó cada minuto a “estar en el candelero”. “Y lo consiguió porque era gracioso”. Gala influyó mucho en la recreación del personaje. De hecho, para muchos de sus colegas investigadores el Dalí auténtico es el de la Residencia de Estudiantes, hasta el 39, cuando se va a EEUU.

El mundo daliniano mueve muchos intereses y la explotación de la imagen daliniana genera muchos beneficiosCuenta que tenía un encanto irresistible y que de alguna manera lo ha conservado para la posteridad, porque ha sido el pintor más exhibicionista de todos los tiempos. Es decir, la combinación de pintura y persona ha sobrevivido a su muerte, sobre todo, gracias a la filmación “de sus payasadas” con las que habla a la gente de manera personal y sencilla. Un hombre de una capacidad creativa que lo abarca todo. Ese aspecto extraordinario de su personalidad es el que ha quedado anulado en la exposición del Museo Reina Sofía, y el que nos impide ver cómo Dalí terminó atrapado por su propio personaje. No pudo mostrarse tal cual.

Pues a pesar de su presencia omnívora televisiva en unos años en los que podía presentarse sin avisar en cualquier programa para montar el circo, es un gran desconocido. Es un fenómeno muy habitual: se conoce al artista por su ruido pero no por su personalidad, ni por su obra. No se le ha investigado, se le ha explotado. El mundo daliniano mueve muchos intereses y la explotación de la imagen daliniana genera muchos beneficios.

SEIS. Es una sorpresa (permanente)

Joao Fernandes, subdirector de conservación, investigación y difusión del Museo Reina Sofía, reconoce que esperaban un incremento de la afluencia de público, pero no en estas dimensiones. Las visitas han tenido que regularse limitando el aforo para preservar la conservación de las obras expuestas. Asegura que Dalí siempre ha sorprendido a todos por su “extraordinaria imaginación” y por “romper las convenciones de la representación del mundo”. Le describe como una sorpresa que no se cansa y eso es lo que precisamente espera el espectador que se acerca al arte: “Que amplíe su concepción del mundo”.

Subyuga al espectador porque se presenta sin modestia como un dios del universo, rodeado de un aparato excéntrico que él mismo se construyó. Dalí hace del arte una experiencia completamente diferente al resto de las actividades humanas, por eso hechiza a los espectadores, porque es distinto: “Dalí es un momento de celebración del arte”, sentencia.

SIETE. Es (casi) incomprensible

El lenguaje del autor del Gran masturbador o La tentación de san Antonio son símbolos y metáforas que hacen referencia a un mundo que no es el real, aunque con elementos reales. Es decir, Dalí no tenía imaginación, sino fantasía: con la primera el artista crea de la nada, pero con la otra el artista crea a partir de elementos encontrados. Esta última es la manera de nuestro pintor. El historiador del arte y perito tasador de arte y antigüedades Jesús Lázaro Docio, autor de El secreto creador de Salvador Dalí (Eutelequia), aporta una razón a la atracción que genera Dalí: “Porque no terminamos de comprender del todo sus pinturas”.Dalí fue un amante de la libertad

Explica el profesor que nos atrae la idea simbólica de esas formas, la mayoría son inconscientes que toma de Freud. “No siempre entendemos su programa iconográfico y nos obliga a regresar una y otra vez”, explica. Dalí no se gasta nunca. No es tanto un misterio, aclara, es más una realidad imaginada por un acto creativo imparable. Esos elementos simbólicos son muy personales de él y a pesar de eso los tomamos como propios.

OCHO. Es una fórmula de superación (y de evasión)

El filósofo Ignacio Gómez de Liaño escribió El camino de Dalí (Siruela) años después de conocer de forma casual al pintor, en julio de 1978, y unos meses antes de la exposición retrospectiva en el Pompidou. Reconoce que el éxito de Salvador Dalí no es algo nuevo, porque hace 20 años, durante su etapa como profesor en China, ofreció conferencias sobre el artista ante un auditorio de más de 1.000 personas.

“En estos países como la China comunista y la Unión Soviética Dalí era un símbolo de libertad y de liberación, de alguien que no sólo va más allá en lo estético y en lo político”. Sin embargo, en España su estrecha relación con el dictador Francisco Franco no reforzaba la imagen de libertad. Gómez de Liaño explica que Dalí siempre quiso volver a su país y eso le obligaba a mantener condescendencia con Franco. “Él entendió que de no haber ganado la guerra Franco se habría establecido una dictadura estalinista y prefirió una dictadura a la otra. Además, no pactó con Hitler, se fue a EEUU. Picasso, sin embargo, estuvo en el París ocupado por los nazis y no fue molestado por ellos. Hay que poner a cada uno en su sitio”, explica el profesor de estética para aclarar que Dalí fue un “amante de la libertad”.

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La exposición llega en un momento en que estamos, continúa Gómez de Liaño, tan a ras de suelo con los problemas, que se presenta como un alivio a estos gracias a la gran capacidad creativa en múltiples direcciones del artista. “No es tanto una fórmula de evasión como de superación: el contemplador se siente incitado a ir más allá de sí mismo y dar un salto que le coloque por encima de la situación que le rodea”, añade.

NUEVE. Es un bigote (y dos ojos)

A Laia Rosa Armengol, autora del ensayo Dalí, icono y personaje (Cátedra), el artista más popular del mundo es… Salvador Dalí, claro. Porque es un artista que se consagra muy temprano. “Es el artista Pop antes de que se invente el Pop. Utilizó los medios de comunicación, la performance, los happenings, etc”. Sí, alcanza el reconocimiento y la atención muy pronto por una calidad indudable de sus obras pictóricas. Pero con eso no bastaba.

“La mayor obra de arte de Dalí es él mismo”. Ahora diríamos que creó su mejor marca. Sus extravagancias y llamadas de atención empezaban por sus atributos escénicos misteriosos. Armengol destaca sobre todo el aparejo y vestuario del artista los bigotes afilados y los ojos almendrados que conformaron para la eternidad su imagen pública. Un bigote a medio camino entre el de Montesquieu y el de Velázquez. “Son elementos de fácil reconocimiento social”.

DIEZ. Es muy conocido (y reproducido)

Relojes blandos que se escurren, patas de elefantes delgadas y afiladas, imágenes que se han adherido a nuestro inventario para siempre. Son elementos perfectos para la impresión y venta de millones de posters y tarjetas postales. Sí, lo sabemos, la obra de Dalí es muy conocida, pero gracias a que es reproducida de manera masiva.

Es un bufón y un rey midas. Es un mago y un alquimista que convierte la mierda en oro… en sus performances. Es un showman que aparece en el Un, dos, tres o en un anuncio de Alka-Seltzer, un exhibicionista sin culpa ni vergüenza. Es caótico, disperso, accesible, complejo, histriónico y el primer artista de dimensiones populares. Mucho antes que el admirado Warhol. Es un pintor que puede ser leído sin necesidad de traducción simultánea, que llega al idioma del espectador aunque éste no comprenda lo que le está diciendo. Y ahora es la gallina de los huevos de oro que abarrota los museos con sus hinchas como si fueran campos de fútbol. ¿Cuáles son las razones por las que mueve tantas pasiones como el deporte rey?