Los viejos buenos tiempos

Val (Al Pacino) sale de prisión tras cumplir 28 años. Doc (Christopher Walken), su mejor amigo, compañero de farras y delitos, le espera a la salida. La noche es joven y Val tiene ganas de marcha, pero su pasado criminal acecha: Doc tiene que matar a Val si quiere permanecer con vida… 

Las cartas boca arriba desde los títulos de crédito. Tipos legales arranca con un montaje paralelo de Al Pacino y Christopher Walken. El primero camina jovial por el corredor de la cárcel en busca de la salida. El segundo se levanta, se pone un traje, carga su arma y se va a la puerta de la prisión. Suena soul. “Tienes muy mala cara”, le dice Pacino. “Tu también”, contesta Walken. Se vacilan. “Te eché un poco de menos”, dice uno. “Yo también”, contesta el otro. Se abrazan. Pacino lleva media vida en la cárcel.

Resumiendo, vamos a ver una de esas películas sobre un gánster venido a menos que sale de la cárcel e inevitablemente va a meterse en líos en cuanto pisa la calle. Pero también vamos a asistir a un duelo de titanes entre dos rostros legendarios del cine estadounidense. Ambos, criminales y actores, en el ocaso de sus carreras.

La última vez que vimos a Al Pacino salir del talego en una película fue la apoteosis. En Atrapado por su pasado (Carlito's Way, 1993), el director Brian de Palma se enfrentó a la gloriosa sombra de su pasado compartido con Al Pacino (El precio del poder, 1983) y salió reforzado. La cinta era un tremendo thriller sobre un tema clásico del cine negro: el fatalismo, la imposibilidad de escapar a un destino marcado por los delitos de una vida anterior, la dificultad de la redención. Un asunto quizás demasiado dramático para lo que pretende contar Tipos legales. El director Fisher Stevens apuesta por el tono ligero. La cinta bascula entre la gravedad y el humor simpático (aunque un tanto chusco). No se trata de un descenso a los infiernos, sino de que el espectador pase un buen rato con Walken y Pacino y rememore su pasado común con los actores. Tipos legales es una película con guiño. Cartas boca arriba y marcadas.  

La clave aquí es el concepto los viejos buenos tiempos. Los criminales que vemos en pantalla o están jubilados o no pueden tener una erección o necesitan oxígeno para dar dos pasos seguidos sin desplomarse. Pacino y Walken, por su parte, empiezan a tener aspecto de ancianos. Un juego de espejos realidad/ficción dinamizado por un Pacino tan pasado de rosca como siempre aunque más guasón (recordemos: el mito del actor se fraguó con los roles atormentados y pasados de vueltas; eso sí, en serio o de coña, Pacino siempre parece estar al borde de enloquecer). 

El contrapunto dramático lo pone aquí un estupendo Christopher Walken. Su célebre rostro picado tiene ahora unos surcos de anciano que lo hacen aún más grave e indescifrable. Walken es el único que parece tomarse totalmente en serio la función: Pacino y Stevens sólo lo hacen a ratos. Y eso que la trama daría para ello. Por un lado, la idea de que tu mejor amigo tenga que matarte. Por el otro, el solapamiento de dos condenas: un pasado delictivo y un presente de decrepitud física. Ambas apuntando sin freno hacia la muerte. Pero lo importante es celebrar la vida y la carrera de dos titanes de la vieja escuela. Es una pena ya que el filme  gana cada vez que se pone sombrío.

Sobra decir que la moraleja de la cinta es que los viejos tiempos eran buenos tiempos porque aún había un código de honor. Ahora queda saber si los dos viejos guerreros volverán a entregarnos alguna película a la altura de su leyenda.Tipos legales se ve con agrado y hasta resulta emotiva en ocasiones, pero se olvida rapidito.

Tipos legales

Director: Fisher Stevens

Reparto: Al Pacino, Christopher Walken, Alan Arkin

Género: Tragicomedia criminal

Nacionallidad: EEUU

Duración: 95 minutos