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"La monarquía jugó un papel muy importante en la Transición y eso nadie debería negarlo"
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LA BIOGRAFÍA DEL HISPANISTA INGLÉS SOBRE SANTIAGO CARRILLO ESTÁ LEVANTANDO AMPOLLAS EN LA MEMORIA DEL POLÍTICO

"La monarquía jugó un papel muy importante en la Transición y eso nadie debería negarlo"

El historiador británico Paul Preston lleva varias décadas indagando en el pasado del que la propia sociedad española parece empeñada en no hablar. Con una docena

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"La monarquía jugó un papel muy importante en la Transición y eso nadie debería negarlo"

El historiador británico Paul Preston lleva varias décadas indagando en el pasado del que la propia sociedad española parece empeñada en no hablar. Con una docena de libros a sus espaldas en los que recorre con detalle y rigurosidad diferentes aspectos del período que va desde la II República hasta la Transición, Preston siente especial debilidad por las biografías, según confesaba ayer en su casa de Londres frente a un café. De ahí que lo que en principio iba a ser un libro sobre el complejo proceso de la transición española haya acabado convirtiéndose, tres décadas más tarde, en una biografía sobre Santiago Carrillo. El Zorro Rojo. La vida de Santiago Carrillo (Debate) llegaba el jueves a las librerías españolas y con ella sin duda llegará la polémica puesto que los adjetivos escogidos para definir al que durante casi tres décadas fuera secretario general del PCE y uno de los personajes más significativos de la historia de España, no son exactamente los más positivos del diccionario español. “Manipulador, mentiroso, traidor, ambicioso” son sólo algunos de los muchos epítetos que abundan a lo largo de un libro tan entretenido y trepidante en su lectura como inclemente con su protagonista, aunque eso sí, se apresura a subrayar Preston, “como historiador es un libro escrito desde la documentación, todo lo que cuento tiene su justificación documental. Es más, si me hubieras preguntado hace años si tenía intención de escribir un libro negativo sobre Carrillo te hubiera dicho que no. Pero es el resultado de lo que he ido encontrando en mi investigación. Me ha chocado y ha cambiado mi perspectiva sobre él”.

Parece como si le hubiera sorprendido el libro que ha escrito…

Bueno, descubrir ciertas cosas ha sido decepcionante. Yo esperaba más de él. A lo largo de mi vida tuve mucho trato con Carrillo y me caía francamente bien. En España hay tres percepciones de Carrillo: la de la derecha, que le calificaba de ‘asesino rojo’ responsable del matanza de Paracuellos. Luego está la percepción de la mayoría de los españoles que es la creada por los casi 30 años de presencia publica de Carrillo y que es la de un tipo afable, muy simpático, con mucho sentido del humor, que aparecía en la radio en la televisión y que tenía un pasado esencial como figura clave de la Transición. Y por último está la de sus compañeros de partido: la mayoría hablan pestes de él. Yo me situaba en el segundo grupo, hasta que me puse a investigar a fondo.

Pero el tema de la responsabilidad de Carrillo en Paracuellos lo tocó en profundidad en su libro El Holocausto español en 2005.

Sí, y fue ahí, contrastando muchos materiales, cuando entendí que Carrillo mentía mucho. Por eso luego empecé a dudar de otros episodios de su vida… Claro que el episodio de Paracuellos –el fusilamiento de unos 2.000 presos rebeldes a manos de los republicanos- hay que entenderlo en su contexto histórico. No se puede clasificar a Carrillo de ‘asesino de Paracuellos’, porque aquello fue una operación de una envergadura enorme en la que sin duda participaron al menos una veintena de personas. Pero Carrillo sabía lo que se estaba haciendo puesto que estaba al mando de la Delegación de Orden Público cuando sucedieron los hechos y por tanto tuvo que participar en la organización de toda la operación. Lo alucinante es que se pasara toda su vida negándolo, aunque si cotejas sus libros o sus entrevistas, descubres que se contradice continuamente.

¿Qué episodios de la vida de Carrillo le han chocado más?

Me afectó mucho descubrir lo que le había hecho a Carmen de Pedro (militante comunista que fue clave para la evacuación de españoles tras la guerra), un interrogatorio salvaje que casi la lleva al suicidio y sin ninguna razón más que la de incordiar a sus rivales dentro del partido.

El libro está plagado de detalles sobre purgas despiadadas emprendidas contra sus propios amigos, desde Antón a Claudín y también de posiciones obsesivas como la de querer continuar la lucha de guerrillas en España tras la guerra, provocando víctimas innecesarias o la de ser excesivamente triunfalista y optimista respecto a la inminente caída del franquismo que nunca ocurrió. ¿Por qué cree que Carrillo nunca admitió sus errores?

Bueno, en realidad todos los políticos reescriben su propia historia. En la autobiografía de cualquier político siempre suele faltar la autocrítica.

¿Se le puede definir como un pequeño Stalin?

Sí, y te diré más. El título de la edición en inglés del libro es El último estalinista. Se educa en métodos estalinistas y los aplica primero para llegar al poder con unos juegos sucios tremendos y traicionando a compañeros y amigos y luego, con el poder absoluto en sus manos, sigue utilizando métodos estalinistas para mantenerse al mando.

Aferrarse al poder a toda costa parece ser algo muy común entre la clase política española.

En el caso de Carrillo era fruto del comunismo. Ningún dirigente dimitía, le ‘dimitían’. Pero sí, le gustaba el poder.

¿Y en la actualidad?

Últimamente no sigo la actualidad española como antes. La encuentro muy deprimente. Ver que un país al que quiero tanto tiene una clase política llena de chorizos me entristece muchísimo.

¿Tras vivir tan de cerca la Transición, se esperaba que España llegara a la situación de corrupción y crispación actual?

A mí me ilusionó mucho la transición, participé como traductor en algunos encuentros en Inglaterra entre dirigentes de entonces y políticos británicos y tenía muchas esperanzas puestas en ella, aunque se cometieran errores. Pero en los últimos años he visto cosas que me han decepcionado mucho. Por ejemplo aún recuerdo un debate sobre el Estado de la Nación en el que Aznar se dirigía a Zapatero con un odio que me transportó a 1936… Sí, estoy muy decepcionado.

¿Considera que hay que revisar la Transición?

Ahora está de moda criticar la Transición pero yo no estoy de acuerdo. Yo creo que la Transición como transacción entre los más moderados de la izquierda y ‘los más progresistas’ del franquismo era lo mejor que se podía esperar. Y lo que es indudable es que Carrillo tuvo un papel fundamental en ella, igual que el rey Juan Carlos. Pero incluso diciendo esto creo que se cometieron errores: lo que se hizo para quitar protagonismo a Cataluña y País vasco creando 17 autonomías fue una equivocación y contribuyó a la crisis económica actual; no se hizo nada para parar la corrupción que se arrastraba desde el franquismo y tampoco por la memoria histórica. No era necesario un ajuste de cuentas pero sí cerrar heridas, entiendo que era difícil hacer eso en los años setenta pero no hacerlo nunca… quizás en la segunda legislatura del PSOE se podía haber empezado a hacer algo. Y, ahora, parece que la sociedad está más preocupada en cómo llegar a fin de mes.

¿Cree que la corrupción actual de la política española tiene sus raíces en el franquismo?

Creo que ése es el problema más grave que la Transición no quiso tocar.

En todos los países hay corrupción, pero hay grados. Hay envidia y deseo de ganar dinero fácilmente en todos sitios. Pero en general en los países del sur de Europa hay una tendencia a ver el servicio público como algo que se hace para obtener beneficios privados. En cambio, en general, en los países nórdicos se tiende a ver la dedicación al servicio público como algo positivo y uno de los mayores pecados es utilizarlo en beneficio privado. Pero en el franquismo la corrupción se convirtió en pillaje. El régimen de Franco es un régimen de robo, la represión de la masonería, el comunismo y los secuestros de la propiedad son robo puro. La familia de Negrín era muy rica y se lo roban todo, hay un regreso al trabajo esclavizado y todo va parejo a una corrupción tremenda. Así se crean inmensas fortunas, como la de los Girón por ejemplo, que compró un montón de tierra en la costa del sol por dos duros, hizo que se cambiara la designación de los terrenos y termina siendo multimillonario. Casos así hay miles. El problema es que cuando llega la democracia hay una especie de mentalidad que dice: “Bueno, si esos cabrones lo han hecho, ¿por qué no lo hacemos también nosotros?”.

Parece que la corrupción también está tocando a la monarquía. Usted ha escrito una biografía sobre el rey Juan Carlos y siempre ha defendido su papel ejemplar durante la transición pero… ¿cree que ha llegado el momento de plantearse un referéndum sobre la corona?

Dadas las actuales dificultades de la política española no creo que fuera prudente. Si el rey está enfermo quizás haya esperar a que muera y ver qué pasa, pero en las circunstancias actuales intentar cambiar podría ser un factor desestabilizador. Mira, tengo tantos problemas para interpretar el pasado, que interpretar el futuro no es lo mío. Si de mi dependiera yo diría que hay que esperar un poco. Me han llamado de medio mundo preguntándome por la infanta. Es un caso que está en los tribunales y hasta que no haya sentencia no hay nada que decir. En cuanto a las amantes del rey y esas historias, creo su vida privada es suya. Las cosas cambian muy rápido. Hace siete u ocho años la situación era la contraria respecto a la corona inglesa. La monarquía española se veía como sólida y popular y la británica se tambaleaba por las imbecilidades que hacían los hijos de la reina. Hoy la reina Isabel II es como la Madre Teresa, la persona más querida en las encuestas y el país es mas monárquico que nunca. Yo no soy monárquico, tengo la casa llena de banderas republicanas (y muestra una camiseta de la república que lleva puesta) pero la monarquía ha jugado un papel muy importante en la Transición española y eso nadie debería negarlo.

Respecto a un referéndum sobre la independencia de Cataluña, ¿lo consideraría igual de desestabilizador que uno sobre la monarquía o más necesario?

Yo creo que es más necesario. Lo que se hizo durante la Transición, la creación de las 17 autonomías, es un problema para España. Mi solución si fuera posible sería un estado federal, un federalismo asimétrico. Evidentemente hay autonomías que no pueden ser iguales a las de Euskadi, Cataluña o Galicia, pero desde luego creo que hay que hacer algo porque la situación de crispación entre Cataluña y el gobierno central daña profundamente al país. 

El historiador británico Paul Preston lleva varias décadas indagando en el pasado del que la propia sociedad española parece empeñada en no hablar. Con una docena de libros a sus espaldas en los que recorre con detalle y rigurosidad diferentes aspectos del período que va desde la II República hasta la Transición, Preston siente especial debilidad por las biografías, según confesaba ayer en su casa de Londres frente a un café. De ahí que lo que en principio iba a ser un libro sobre el complejo proceso de la transición española haya acabado convirtiéndose, tres décadas más tarde, en una biografía sobre Santiago Carrillo. El Zorro Rojo. La vida de Santiago Carrillo (Debate) llegaba el jueves a las librerías españolas y con ella sin duda llegará la polémica puesto que los adjetivos escogidos para definir al que durante casi tres décadas fuera secretario general del PCE y uno de los personajes más significativos de la historia de España, no son exactamente los más positivos del diccionario español. “Manipulador, mentiroso, traidor, ambicioso” son sólo algunos de los muchos epítetos que abundan a lo largo de un libro tan entretenido y trepidante en su lectura como inclemente con su protagonista, aunque eso sí, se apresura a subrayar Preston, “como historiador es un libro escrito desde la documentación, todo lo que cuento tiene su justificación documental. Es más, si me hubieras preguntado hace años si tenía intención de escribir un libro negativo sobre Carrillo te hubiera dicho que no. Pero es el resultado de lo que he ido encontrando en mi investigación. Me ha chocado y ha cambiado mi perspectiva sobre él”.