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La Academia vuelve a vapulear a Spielberg
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La Academia vuelve a vapulear a Spielberg

Ocurre cada cierto tiempo. La Academia de Hollywood somete a una pequeña humillación a su rey Midas. Es un psicodrama clásico. Steven Spielberg fue el gran

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La Academia vuelve a vapulear a Spielberg

Ocurre cada cierto tiempo. La Academia de Hollywood somete a una pequeña humillación a su rey Midas. Es un psicodrama clásico. Steven Spielberg fue el gran derrotado de los Oscar. Lincoln se llevó dos de doce. La cantada estatuilla a Daniel Day Lewis a mejor actor le salvó al menos de tener su peor noche. El color púrpura se llevó cero de once en 1985. El peor rosco de todos los tiempos.

Spielberg ha sido nominado 15 veces a mejor película o mejor director. Sólo se ha llevado tres: dos por La lista de Schindler (1993) y uno por Salvar al soldado Ryan (1998), que perdió el Oscar al mejor filme ante la estupefacción general. Ni cuando gana el premio al mejor director, Spielberg puede irse contento a casa.

Y ahora vamos con los ganadores...

Ben Affleck, Oscar al mejor filme por Argo, ha sudado sangre para llegar hasta lo más alto de Hollywood. Casi se despeña por el camino. Y eso que empezó su ascenso como un tiro con El indomable Will Hunting (Gus Van Sant, 1997), que coescribió con su amigo Matt Damon. Los jovencitos Affleck y Damon se llevaron el Oscar al mejor guion. Eran la gran esperanza blanca. Pero las cosas se torcieron para Affleck.

Affleck aprovechó su popularidad para sumarse a todos los blockbustersposibles: Armageddon (1998), Pearl Harbor (2001) y Pánico Nuclear (2002) no pasarán a la historia ni por su calidad ni por las actuaciones de un rígido Affleck. Para colmo su relación con Jennifer López (2002-2004) se convirtió en un suplicio por la persecución de los medios. Affleck jugó a ser una celebritie y acabó descarrilando. “Me sentí como un conejillo de indias”, recordó hace unos días.

La redención de Affleck, al que alguna gente empezaba a no tomarse en serio, llegó al saltar a la dirección. Su primera película, el policiaco Adiós, pequeña adiós (2007), adaptación de una novela de Dennis Lehane, puso a casi toda la crítica de acuerdo: era muy buena. Lo suyo iba a ser el thriller criminal. Luego llegó la notable The Town (2010) y ahora el pelotazo de Argo. La Academia recuperó ayer para el show business al antiguo conejillo de indias. El hijo pródigo vuelve a casa por Navidad… mucho más madurito. A Hollywood le encantan estas historias de redención. Quizás por eso ganó ayer Affleck. Y por su película, claro.

Para explicar por qué Ang Lee se llevó el Oscar al mejor director por La vida de Pi hay que resumir su carrera en tres puntos. 1) No tiene película mala. 2) Es capaz de rodar cualquier género, en cualquier país y con cualquier presupuesto. 3) Es uno de esos raros casos de director que combina con éxito cine popular y cine artístico. Respaldo de la crítica y de las masas. Títulos como Tigre y dragón (2000), Brokeback Mountain (2005) y La vida de Pi (2012) lo demuestran.

La vida de Pi, su segunda estatuilla como director tras Brokeback Mountain, es su película más lucrativa. No tanto por los 112 millones de dólares recaudados en Estados Unidos como por los 465 millones amasados en el resto del mundo, una auténtica brutalidad.

Ang Lee ha ganado el Oscar en una ceremonia muy reñida porque es un hombre de consenso. La industria, la Academia y el público le quieren. ¿Y a Spielberg no? También, pero de otro modo, parece que Ang Lee cae mejor.

Ocurre cada cierto tiempo. La Academia de Hollywood somete a una pequeña humillación a su rey Midas. Es un psicodrama clásico. Steven Spielberg fue el gran derrotado de los Oscar. Lincoln se llevó dos de doce. La cantada estatuilla a Daniel Day Lewis a mejor actor le salvó al menos de tener su peor noche. El color púrpura se llevó cero de once en 1985. El peor rosco de todos los tiempos.