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Las artimañas del mercado del arte para revalorizar sus obras maestras
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LA POLÉMICA SOBRE LAS CERTIFICACIONES

Las artimañas del mercado del arte para revalorizar sus obras maestras

Hasta hace unos días ‘La crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles’ la custodiaba la Universidad de Oxford y estaba etiquetada como obra de

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Las artimañas del mercado del arte para revalorizar sus obras maestras

Hasta hace unos días ‘La crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles’ la custodiaba la Universidad de Oxford y estaba etiquetada como obra de Marcello Venusti. Pero gracias al estudio del experto en arte italiano Antonio Forcellino ésta ha encontrado un nuevo 'papá' más rico y mejor valorado en el mercado del arte: Miguel Ángel Buonarroti, el maestro del Renacimiento. De confirmarse las sospechas, el cuadro podría empezar a codearse con los más emblemáticos. Y es que, no es lo mismo ser o tener un Venusti que un Miguel Ángel colgado de las paredes. El segundo da más caché.

Forcellino ha identificado esta nueva pintura a través de una prueba de infrarrojos, como si de un análisis de ADN se tratara, y para el restaurador no hay duda de que la pieza es propiedad de Miguel Ángel. “Reconocemos de inmediato la diferencia entre sus creaciones y las de Venusti”, ha asegurado a The Independent.

De momento, a falta de que el sanedrín de expertos certifique la nueva paternidad, el ‘Calvario’, que fue adquirido por la residencia en una subasta en 1930, ya ha sido trasladado a un museo, el Ashmolean de Oxford, para que reciba la atención y los cuidados necesarios. Si uno es hijo de necesita el escenario apropiado para exhibirse y sacar beneficio económico de tan lustroso apellido.

El profesor de Campion Hall, el padre Brendan Callaghan, según ha recogido la BBC, ha declarado que seguir colgando la obra en la pared de su residencia ya no era “una buena idea”. El religioso ha explicado que en los tres años que lleva impartiendo clases el valor del cuadro se ha triplicado, “incluso si la obra no fuera finalmente de Miguel Ángel”.

Problemas de certificación

Lo grave es que mientras se ponen de acuerdo los estudiosos, el mercado del arte sufre el desconcierto lógico al hacer la valoración de las piezas, que pueden pasar de valer tan sólo 2.000 euros a 1.200.000 en una misma mañana. En España hay más voluntad que medios para enfrentarse a estos problemas de certificación. Unos años atrás, ‘La masacre de los inocentes’, era una obra de poco valor, colgada en una pared de un monasterio austríaco, donde pasaba totalmente desapercibida. Pero es que, en esos años, la pieza ‘era’ de Jan var der Hoecke. En marzo de 2002 se supo que no, que el autor no era él, sino el mismísimo Sir Peter Paul Rubens. Su nueva certificación consiguió que fuera vendido por 76,6 millones de dólares cuando antes no lo querían ni los museos.

El caso del pintor barroco Michengelo Merisi da Caravaggio suena, por lo menos, llamativo y, sin embargo, es muy frecuente. Una supuesta falsificación acabó por convertirse en auténtica. El historiador y coleccionista Denis Mahon pagó 100.000 dólares en su día por una copia del famoso pintor italiano y un año después su valor se multiplicó porque se demostró que era auténtica. La obra es la versión temprana  de ‘Los tramposos’ o ‘Los jugadores de cartas’, un cuadro expuesto en el Kimbell Art Museum in Fort Worth de Texas.

El dinero que se mueve en el mundo del arte suma cifras astronómicas. De ahí que importantes historiadores hayan realizado atribuciones alegremente. Muchas fichas de artistas se han realizado en base a una fotografía de pésima calidad sin ningún rigor científico. Aunque muchos lo admiten off the record, pocos se pronuncian sobre un asunto tan espinoso, en el que el interés cultural se convierte en siervo de don dinero.

No siempre las investigaciones concluyen dando la autoría a un autor de los imprescindibles. Ni Goya, ni Tiziano, ni Velázquez pintaron todas las obras que se les atribuyen. Otros pinceles responden por algunos de sus lienzos. No hay libro de Historia de Arte que se precie en el que no aparezca la famosa obra de ‘El Coloso’. En ellos, se estudia que el padre de la criatura es Francisco de Goya, aunque a partir de 1991 la autoría parecía no estar tan clara. En 2008, el Museo del Prado confirmó que el lienzo fue pintado por el único discípulo del autor maño: Asensio Julià. Ahora, la conocida pieza pertenece al club de los grandes gazapos del arte. No es un caso único, son muchos los ‘colosos’ convertidos en gigantes caídos.

Los métodos críticos aplicados a la disciplina del arte han proporcionado más de una sorpresa desagradable a las pinacotecas de todo el mundo. Muchas de ellas aún recordarán la revisión de pinturas atribuidas a Rembrandt, cuya ‘víctima’ más famosa ha sido ‘El hombre del casco de oro’, conservado en el Staarliche Museum de Berlín, que hoy se considera como una obra de su escuela, pero no del maestro.

Algunos de los danmificados

Todo ello parecía un poco lejano en España porque la revisión crítica aquí sólo había afectado a obras cuya atribución a los grandes genios era poco menos que absurda. Sólo eran explicables por el anhelo de los coleccionistas de presumir de ser poseedores de un cuadro -póngase el nombre que se quiera- o por un nacionalismo mal entendido, según el cual los más importantes pinceles deben estar representados por, al menos, una tela en algún museo español. Por ejemplo, la cabeza de ‘El Salvador’ del Museo Lázaro Galdiano, atribuida nada menos que a Leonardo da Vinci, ha sido ‘degradada’ a obra de escuela o imitador, lo que no quita para que sea una pintura bellísima y mucho menos conocida de lo que se merece. Ahora se apunta a Giovanni Antonio Boltraffio, discípulo del florentino, como su creador.

Sin duda, el más damnificado ha sido Francisco de Goya, quien, a lo largo de los años, ha perdido la paternidad de más de 70 obras, siendo el Museo del Prado uno de los centros más afectados -hay mucho dinero en juego: entre un Goya auténtico y una simple tela de su escuela puede haber decenas de millones- tras la nueva catalogación que publicó, en 1994, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en pintura española del siglo XVIII José Luis Morales. El Metropolitan de Nueva York, la Galería Nacional de Washington, el Museo Nacional de Estocolmo y el Museo Provincial de Zaragoza, que perdió un presunto autorretrato, también están entre las instituciones afectadas.

Tampoco está libre de pecado Diego Velázquez de Silva. Nadie parece ponerse de acuerdo con el número de obras que se le atribuyen -se oscila entre 80 y 120- porque algunas podrían haber sido pintadas por personas cercanas a él. Así, por ejemplo, el retrato del Conde Duque de Olivares se le imputa a Juan Bautista del Mazo, su yerno. Hay cuadros que ‘se le van’ y otros que ‘se le consolidan’. En 2006 se certificó la cuestionada autoría del retrato del Papa Inocencio X.

Hasta hace unos días ‘La crucifixión con la Virgen, San Juan y dos ángeles’ la custodiaba la Universidad de Oxford y estaba etiquetada como obra de Marcello Venusti. Pero gracias al estudio del experto en arte italiano Antonio Forcellino ésta ha encontrado un nuevo 'papá' más rico y mejor valorado en el mercado del arte: Miguel Ángel Buonarroti, el maestro del Renacimiento. De confirmarse las sospechas, el cuadro podría empezar a codearse con los más emblemáticos. Y es que, no es lo mismo ser o tener un Venusti que un Miguel Ángel colgado de las paredes. El segundo da más caché.