Es noticia
Cantantes a la carta para los conciertos exclusivos de los nuevos ricos
  1. Cultura
EL MERCADO RUSO Y EL ÁRABE SON LOS PRINCIPALES DEMANDANTES DE ESTOS EVENTOS

Cantantes a la carta para los conciertos exclusivos de los nuevos ricos

Desde los años noventa hasta ahora, con crisis o sin ella, se ha producido un cambio sustancial en la forma de consumir lujo: ahora se busca

Foto: Cantantes a la carta para los conciertos exclusivos de los nuevos ricos
Cantantes a la carta para los conciertos exclusivos de los nuevos ricos

Desde los años noventa hasta ahora, con crisis o sin ella, se ha producido un cambio sustancial en la forma de consumir lujo: ahora se busca más disfrutar que poseer. Así, la nueva moda entre los ricos es el ‘consumo emocional’, el de momentos especiales e intransferibles. Y aquí es donde entran en juego los conciertos exclusivos con las estrellas más cotizadas del momento como protagonistas.

Sobre la mesa de negociación se ponen cifras que superan, en muchos casos, el millón de dólares por apenas media hora de espectáculo. Detrás de estos datos se esconden carteras cuyos dueños ya no saben en qué gastar el dinero. Y es que, amenizar una fiesta, una inauguración, un cumpleaños, una boda, con un tocadiscos no es glamuroso. ¿Por qué poner música enlatada cuando se puede disfrutar de una actuación en directo, exclusiva y privada?

El pasado mes de mayo, Shakira puso la banda sonora a los esponsales de Vinita Agarwal, hija del rey del hierro Pramod Agarwal, un multimillonario indio, que pagó una cifra con muchos dígitos para tener a la cantante en exclusiva. La colombiana, escoltada por la seguridad propia más la que dispusieron los organizadores de la boda, fue trasladada en una góndola a Venecia, marco del exclusivo enlace matrimonial.

Con este acto, quedaba abierta la temporada de conciertos exclusivos al alcance de muy pocos bolsillos. Cualquier excusa es buena para hacer una llamada al representante de la discográfica de turno o a un organizador de festejos y hacerse con los servicios de su ídolo y de paso darle un toque de distinción al evento.

El millonario ruso Roman Abramóvich se encuentra entre los más generosos a la hora de desembolsar por sus apetencias musicales. Un millón de libras (algo más de 1,2 millones de euros) pagó en 2008 a Amy Winehouse para que ésta actuara en la gala de apertura, en Moscú, de la galería de arte, The Garage, que dirige su pareja, la modelo Daria Zhukova. La cantante deleitó a los 300 invitados de la pareja durante más de una hora. La construcción de la galería de arte en la que cantó Winehouse, ha sido promovida por Zhukova, en lo que constituye una de las operaciones económicas que hacen a la pareja ser una de las más ricas. Unos meses antes, el dueño del Chelsea, habría regalado a su hija un concierto más light de felicitación de cumpleaños. Para ello contrató a las bandas de electro-punk Klaxons y Cansei de Ser Sexy por 370.000 dólares cada uno.

A la cuenta corriente de Amy Winehouse le sienta bien la ciudad moscovita. Una de sus últimas apariciones fue ante un grupo reducido de empresarios rusos, que no dudaron en pagar 550.000 dólares por la interpretación de varias de sus canciones. En el cheque estaban las rúbricas del empresario Mikhail Prohorov y del presidente de la Asociación Rusa de fútbol, Sergei Kankovym. Ambos declararon a la web Contact Music que “Amy estuvo brillante y hubo muy buena conexión con los invitados. Tiene muchos fans en Rusia y a juzgar por la reacción del público, no decepcionó a nadie con su concierto”.

Y entre rusos anda el juego. Las cantantes Christina Aguilera y Shakira actuaron en Moscú en una velada para un público selecto de nuevos ricos rusos por la que habrían cobrado un millón de dólares cada una, según se hizo eco el diario Komsomolskaya Pravda. El concierto habría sido costeado por uno de los hombres más ricos de la Rusia actual, Suleiman Kerímov, político y propietario de la empresa petrolera Nafta Moskva con ocasión de su 40 cumpleaños. Como maestro de ceremonias, Kerímov contó con el actor Christopher Lambert. La cita reunió a invitados de honor, entre los que estaban Román Abramóvich, o el entonces alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov. No era la primera vez que Kerímov recurría a conciertos exclusivos para animar sus fiestas. En citas anteriores había ofrecido a sus agasajados las voces de Kylie Minogue, Pink, la ex Spice Girl Geri Hallywell o la soprano Sarah Brigtman, entre otros.

Christina Aguilera parece ser la voz imprescindible en una fiesta de cumpleaños rusa. Antes de cantar en la de Kerímov, en 2009,  ya había probado suerte, en 2005, en la del también empresario ruso Andréi Melnichenko, por la que se llevó un millón de dólares por interpretrar tan sólo tres temas. Más caro le salió su onomástica al millonario Telman Islailov. Dos millones de dólares pagó a Jennifer López por un repertorio de cuatro canciones. La cifra inicial era de 1,5 millones, pero como la actuación de la diva se retrasó, a instancias de los anfitriones, empezó a cobrar 200.000 dólares por cada 10 minutos de retraso. Al parecer, fueron los hijos del empresario quienes decidieron agasajarle con este regalo de cumpleaños.

Veinte minutos por 2,5 millones

Despedir el año también permite a los cantantes hacer caja. George Michael habría recibido 2,5 millones de dólares por sólo 20 minutos de actuación en la exclusiva fiesta de fin de año que un oligarca ruso ofreció en Moscú hace un par de años. El empresario, cuya identidad se desconoce, habría fletado un avión para que el artista y sus músicos pudieran volar a la capital rusa. Esos honorarios le hicieron entrar en el top ten de los artistas mejor pagados por los rusos, que son quienes más demandan estas citas exclusivas con las estrellas de la música. En dicho catálogo de cantantes aparece también el nombre de ex miembro de Take That y rey del pop británico Robbie Williams, que se embolsó dos millones de dólares por ofrecer un concierto privado en la Nochebuena de 2008.

No sólo los oligarcas rusos pagan cifras desorbitantes para que las voces de la música, de la talla de Shakira o Beyoncé, actúen en sus fiestas privadas. A la zaga le van los árabes. Como muestra un botón: Las puertas en el mercado árabe las abrió la intérprete del archiconocido tema principal de la película ‘Titanic’, Céline Dion, que actuó para el sultán de Brunei a finales del siglo pasado, quien, según The Sun, pagó en su momento 6 millones de dólares por escuchar su voz en directo en el emirato asiático. Los tiempos han cambiado, la oferta de artistas es ahora mayor y la crisis se ha instalado incluso en los bolsillos de los más poderosos. Por ello, Rihanna, que explota a la perfección su tirón musical, se ha conformado con 500.000 dólares, razón más que poderosa para visitar Abu Dhabi, donde la vocalista despidió 2009 con una actuación en el lujoso hotel Emirates Palace.

En España, más que las excentricidades de unos pocos megalómanos, son las empresas las que incluyen en sus políticas de ‘fidelización’ conciertos de grupos y cantantes superventas sólo para sus empleados. Deutsche Bank sorprendió a propios y extraños en Barcelona, en el Museo Nacional de Arte, en 2007 con un concierto exclusivo para cerca de 600 selectos socios y clientes de la casa. Los protagonistas: los Rolling Stones. Cobraron 5 millones de dólares por este show privado de 80 minutos. Mick Jagger bromeó sobre los asistentes: “Gracias por tenernos aquí. La mejor parte es que ésto está saliendo de sus sueldos”.

Corporación Caixa Galicia fue algo más modesta. En una de sus cenas de Navidad, los directivos decidieron premiar a sus empleados con un concierto de Alaska y Nacho Canut.

Actuaciones sin ética

Muchos son los cantantes que se suman a la práctica de los bolos exclusivos. Con tarifas que superan el millón de dólares por 40 minutos de actuación es difícil decir que no. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que hay que tener cuidado con el escenario que se elige. Los medios especializados en la industria musical de EEUU han desvelado en las últimas semanas el nombre de varios artistas internacionales que se han subido, en los últimos seis años, a los escenarios del clan Gadafi. Y ahora es el turno del arrepentimiento.

Beyoncé, Nelly Furtado, Mariah Carey… son algunos de los artistas a los que les toca entonar el ‘mea culpa’ (por la doble moral americana) por cantar para un dictador. El promotor de estos conciertos no era otro que Muatassim, hijo de Gadafi, quien despidió 2009 con una macrofiesta en la isla caribeña de San Bartolomé, con Beyoncé y Usher como cabezas de cartel. Un año antes fue Mariah Carey quien amenizó las fiestas navideñas de Muatassim.

Tras la revuelta en Libia y la presión internacional sobre la figura de muchos de estos artistas  pretenden devolverle el brillo a su imagen, por lo que están donando los beneficios de aquellos conciertos. “Teniendo en cuenta lo que se sabe de Gadafi y su gobierno, yo creo que hicieron la vista gorda deliberadamente para aceptar el dinero, y no me parece que eso sea ético”, ha criticado David T. Viecelli, agente de Arcade Fire, en una entrevista concedida a la revista Rolling Stone. Jennifer López si pensó en las repercusiones políticas y supo decir no al dictador. La cantante no se dejó engatusar, pese a que pusieron sobre la mesa de negociación dos millones de euros a cambio de sus ritmos trepidantes.

Una constante de este tipo de eventos es el máximo secreto con el que se organizan. Incluso, con frecuencia, quizás para evitar que se pierda el factor sorpresa, se incluyen cláusulas de confidencialidad en los contratos.

Desde los años noventa hasta ahora, con crisis o sin ella, se ha producido un cambio sustancial en la forma de consumir lujo: ahora se busca más disfrutar que poseer. Así, la nueva moda entre los ricos es el ‘consumo emocional’, el de momentos especiales e intransferibles. Y aquí es donde entran en juego los conciertos exclusivos con las estrellas más cotizadas del momento como protagonistas.

Beyoncé