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Tres millones por dos horas: las estrellas no saben de ajustes
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Tres millones por dos horas: las estrellas no saben de ajustes

Las grandes estrellas de la industria musical no entienden de crisis, al menos en cuanto a los directos se refiere. Las entradas para conciertos no han

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Tres millones por dos horas: las estrellas no saben de ajustes

Las grandes estrellas de la industria musical no entienden de crisis, al menos en cuanto a los directos se refiere. Las entradas para conciertos no han reducido su coste, sino al contrario, y los emolumentos de los artistas tampoco han bajado. El Confidencial ha consultado a un importante promotor de conciertos por toda Europa y confirma que el modus operandi sigue siendo el mismo que antes del derrumbe económico mundial.

“Los artistas no se preocupan de la crisis y no sólo siguen cobrando lo mismo, sino que han aumentado su caché por lo general”, relata este organizador de eventos musicales, que prefiere mantenerse en el anonimato. Sobre las grandes estrellas se puede decir que si no pagan su caché, no se mueven de su casa; pero existen excepciones a esta regla. En caso de que la actuación sea en un festival de mucho renombre, donde su repercusión mediática va a ser importante, reducen sus emolumentos con tal de salir a escena. De este modo, artistas como Rihanna o Shakira, las cuales sitúan su caché en torno al millón de dólares, “pudieron actuar por menos” en la edición actual de Rock in Río. “Es porque les interesa”, comenta el promotor.

Metallica, que actúan el lunes 14 en este mismo festival, están situando su caché en la presente gira por encima de los 2 millones de euros; el doble con respecto a hace seis años. Entonces llenaron La Romareda de Zaragoza con 38.000 tickets vendidos a 36€ cada uno. Ahora, una entrada por ver a la banda de San Francisco cuesta unos 65€ (en Rock in Rio 69€).

Los imparables Rolling Stones saben de su tirón y el lleno asegurado en cada uno de sus shows. La banda inglesa cobra algo más que Metallica: el mencionado promotor asegura que le pidieron en la última gira 2,4 millones de euros por tocar. Aunque la palma se la lleva U2. El huracán irlandés ha llegado a solicitar 5 millones de francos suizos (3,6 millones de euros) por algo más de dos horas de actuación en el país helvético. Pero los 3,6 millones que U2 pedía eran para un estadio, el de Berna, con capacidad para 50.000 espectadores. Hagan cálculos para un Camp Nou con 90.000. De todos modos, su gira ha tenido que ser cancelada tras un accidente de su cantante, Bono, durante los ensayos de los conciertos.

Las cifras son aproximadas y en cualquier caso caducarán en breves meses. Los artistas y sus managers se ajustan al criterio de tanto genero, tanto gano (un caso similar al de los deportistas de élite o los actores de Hollywood). De ahí que este caché engrose si el recinto en el que tocan se llena. Porque ese caché es un mínimo de garantía que normalmente aumenta: en el contrato con estos grupos aparece una cláusula por la cual a partir de una cantidad de entradas vendidas se va a porcentaje.

Es más, artistas como AC/DC no suelen discutir su caché y saltan al escenario sabiendo que un 85% aproximadamente de la recaudación va a parar a sus bolsillos. Para el promotor local sigue siendo negocio puesto que, por ejemplo, la pasada gira, los australianos llenaron los cinco recintos donde tocaron con entradas a 65€. El quinteto liderado por los hermanos Young volverá a completar por el mismo precio dos aforos como los de San Mamés y el estadio sevillano de La Cartuja.

No obstante, “como es imposible saber la negociación del caché en cada actuación, hay una fórmula matemática para que cada uno sepa cuánto ha ganado una gran banda en su actuación. No es empírica pero se suele aproximar mucho y funciona para tenerlo en cuenta en futuras giras. Hay que multiplicar el precio de la entrada (sin gastos de distribución) por la capacidad total del recinto; ahora calcular el 45% del total y voilà”, explica el promotor consultado. De ahí que ponga el ejemplo de The Black Eyed Peas: “Antes de su éxito de I gotta Feeling tenían un caché en torno a los 60.000 ó 70.000 euros, pero ahora van a llenar el estadio de Cornellá El Prat con precios a partir de 59€…”.

Es importante separar las grandes estrellas de los músicos que continúan tocando en salas de gran aforo. En este caso sí que les afecta la crisis porque la mayoría de ellos tampoco ha reducido su caché. De este modo, el gran público que antes podía acudir a varias citas musicales ahora se decanta por una solamente (que suele ser la del artista de grandes recintos). “Recientemente me han contactado para ofrecerme a Lordi (ganadores de Eurovisión en 2006) por 5.000€… A ver quién paga eso hoy en día. Aquí nadie se baja del burro”, comenta en tono jocoso el promotor.

Y es que en muchos casos, las bandas -llamémoslas de salas- suben repentinamente su caché porque un festival o –la mayoría de las veces- un ayuntamiento, paga excesivamente por ellos. ‘Si han pagado esto una vez y ha funcionado, es que lo valemos’, piensan los managers de los músicos. En ningún caso colaboran a la hora de apretarse el cinturón y si no, echen un vistazo.

A todo esto, y metidos en el asunto del precio de las entradas, el cierre masivo de tiendas de discos donde antes servía como punto de venta habitual de entradas ya no existe. Ello ha supuesto un incremento cercano a un 10% por entrada en 'gastos de distribución'. Las grandes superficies e internet se han encargado de este encarecimiento. Y, para colmo, las entradas son las más feas de toda la historia de la música. En otros países, como en Inglaterra, este detalle lo cuidan más y allí todavía se pueden adquirir entradas para enmarcar.

Las grandes estrellas de la industria musical no entienden de crisis, al menos en cuanto a los directos se refiere. Las entradas para conciertos no han reducido su coste, sino al contrario, y los emolumentos de los artistas tampoco han bajado. El Confidencial ha consultado a un importante promotor de conciertos por toda Europa y confirma que el modus operandi sigue siendo el mismo que antes del derrumbe económico mundial.