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El piloto, los nazis y un detective desconcertado
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El piloto, los nazis y un detective desconcertado

Cuando hoy asistimos a una competición de automovilismo, sea la F1 de Alonso o el rally de Sordo, el espectador vive con la intriga de la

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El piloto, los nazis y un detective desconcertado

Cuando hoy asistimos a una competición de automovilismo, sea la F1 de Alonso o el rally de Sordo, el espectador vive con la intriga de la victoria, mas no hace mucho era otra la mayor inquietud. Ayrton Senna fue el último grande en caer durante una carrera, pero ni mucho menos el único. Uno de los personajes históricos que aparecen en la tercera novela de David Torrejón, Tango para un copiloto herido, convulsionó a la España de los cincuenta con su fatal accidente en las Mille Miglia. La muerte del entonces celebérrimo Fon de Portago dio al traste con dicha carrera italiana, mientras que la Panamericana, que tan importante papel juega en la novela, había dejado de celebrarse años atrás por el elevado número de muertos y heridos que se producían en ella. Fue “una era heroica del automovilismo, naufragada para siempre en las costas del pasado” (p. 229).

 

El detonante de la acción novelesca es la desaparición de un mecánico español, Dionisio Lorenzo, copiloto del piloto uruguayo Ernesto Schneider, descendiente de alemanes y rico heredero, tras sufrir ambos un aparatoso accidente durante la disputa de la V Carrera Panamericana en 1954. Al mismo tiempo que desaparece el mecánico, a miles de kilómetros hace lo propio su esposa embarazada en el Uruguay. Ambos se esfuman sin dejar rastro, hasta que, muchos años después, el que podría ser el hijo de ambos inicia su búsqueda. La novela juega con una serie de hechos históricos, en apariencia inconexos, y un personaje que los une, Dionisio, posible padre de José, quien recurre a Ulises López de Ayala, un muy particular detective, para encontrarle o, al menos, confirmar su paternidad. Esa parte histórica, ampliamente documentada, es un recorrido por el siglo XX y algunos de sus momentos cumbre, desde nuestra Guerra Civil y la II Guerra Mundial, la posguerra española y la europea, el rutilante medio siglo en Hispanoamérica, la Carrera Panamericana, el exilio nazi, hasta hoy.

 

Dionisio es escurridizo y al investigador, a su cliente y a la atractiva hija veinteañera de éste, Irene, no les será fácil hallar pistas sobre su paradero o posible historia desde su desaparición en la Panamericana. Todo gravita alrededor de Dionisio y la Carrera Panamericana, pero todo existe para Ulises, para su evolución como personaje. Ulises, además de una relación con su padre y con su hijo que encuentra sus ecos en otros personajes de la novela, mantiene una vida amorosa atada por el recuerdo de un pasado hipnótico que le impide desenvolverse naturalmente en el presente. A lo largo de este viaje se formará un rombo amoroso que pondrá su equilibrio emocional a prueba, para romperse del todo o para iniciar su recuperación: la amante que deja en España, el reencuentro con aquélla que provocara el trauma y que causará uno nuevo -“después de hacer el amor conmigo o, debería decir mejor, de inseminarse de mí” (p. 175)-, y el enamoramiento de Irene. Podría parecer que son demasiados temas, que su conciliación es difícil, pero están bien ligados; un difícil equilibrio, pero bien conseguido.

 

Novela divertida e inteligente, con sorpresas -uno de los desenlaces habrá que leerlo en internet, con la clave que da el libro y las pistas que el lector habrá encontrado durante la lectura- y alguna trampa, que hace buen uso del detalle, vital en géneros como el detectivesco e histórico. Más ambiciosa de lo que parece, es mejor que muchas de su categoría que se publican y publicitan en editoriales principales, alcanzando por ello y solamente por ello mayores cifras de ventas. No es alta literatura, pero entretiene sin burlarse del lector con una trama ambiciosa, bien llevada con un ritmo ajustado que suple los defectos de estilo: una prosa correcta, fluida, pero algo forzada, especialmente en los diálogos y en concreto al tratar de emular el habla juvenil de Irene. Ésta es quien dice a Ulises: “Una fórmula perfecta: investigación, acción y un poquito de amor” (p. 66), si bien falla con las medidas: amor, investigación y un poquito de acción. No es una novela en la que el lector debe ir descifrando las pistas junto con el detective, porque los textos insertados, bien por Ulises, bien por José, van avanzando la solución; el enigma es la excusa para narrar el drama personal del detective y esa historia entrevista del siglo XX.

 

 Tango para un copiloto herido. Ed. La Discreta. 338 págs. 15 €. Comprar libro

Cuando hoy asistimos a una competición de automovilismo, sea la F1 de Alonso o el rally de Sordo, el espectador vive con la intriga de la victoria, mas no hace mucho era otra la mayor inquietud. Ayrton Senna fue el último grande en caer durante una carrera, pero ni mucho menos el único. Uno de los personajes históricos que aparecen en la tercera novela de David Torrejón, Tango para un copiloto herido, convulsionó a la España de los cincuenta con su fatal accidente en las Mille Miglia. La muerte del entonces celebérrimo Fon de Portago dio al traste con dicha carrera italiana, mientras que la Panamericana, que tan importante papel juega en la novela, había dejado de celebrarse años atrás por el elevado número de muertos y heridos que se producían en ella. Fue “una era heroica del automovilismo, naufragada para siempre en las costas del pasado” (p. 229).