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Homenaje a Leño, memoria de un 'golpe de Estado' en el barrio
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Homenaje a Leño, memoria de un 'golpe de Estado' en el barrio

Para todos los iniciados en el rock patrio, decir Leño significa germen, raíz o principio de este estilo musical en lo que a la piel de

Foto: Homenaje a Leño, memoria de un 'golpe de Estado' en el barrio
Homenaje a Leño, memoria de un 'golpe de Estado' en el barrio

Para todos los iniciados en el rock patrio, decir Leño significa germen, raíz o principio de este estilo musical en lo que a la piel de toro se refiere. Ningún grupo del pop-rock ha alcanzado tal índice de mitificación en la historia reciente de España.

Debido a ello, hoy, martes, sale a la venta Bajo la Corteza. 26 canciones de Leño (doble cd más dvd con imágenes de la grabación), un tributo donde artistas de diversos estilos (desde Luz Casal a Miguel Ríos, pasando por Extremoduro, Pereza, Burning, Barricada, Mago de Oz, Javier Ruibal, La Shica o M-Clan) reinventan las canciones del trío que fuera liderado por Rosendo Mercado para traerlas de nuevo al presente.

Mención especial merece la versión interpretada por Antonio Vega, que, aparte de hacer llorar a los presentes en la grabación (incluido a los tres Leño), supone el último material discográfico del malogrado músico madrileño, muerto el 12 de mayo de 2009.

La fecha de lanzamiento del disco no es casual. El 23 de febrero nació hace 56 años Rosendo. Los otros dos componentes, Ramiro Penas (batería) y Tony Urbano (bajo) admitieron que de esta manera le harían una especie de regalo a su ex compañero, a la vez que querían, por qué no, "tocar un poco las narices a los fachas".

Este tributo no se trata de un homenaje al uso, puesto que han sido los tres miembros de la banda los que han propuesto a diversos grupos (algunos de ellos desconocidos y que tienen aquí una oportunidad de lanzamiento) que interpretaran sus canciones.

No queriendo molestar a los 'grandes' de nuestra actualidad musical, no avisaron a todos los que querían estar. Así, se dice que Enrique Bunbury (perteneciente a EMI, discográfica que lanza Bajo la corteza) protestó porque no se le hubiera comunicado lo que Leño se traía entre manos, y es que hubiera estado encantado de participar en el homenaje.

Algo parecido ocurrió con Amaral y Bebe. Y otro gran ausente es Fito Cabrales (Fito & Fitipaldis), quien ha hecho pública en numerosas ocasiones su devoción por la banda madrileña, llegando a incluir una versión acústica de uno de sus temas (Mientras tanto), cantada íntegramente por Rosendo, en Los sueños locos, su segundo disco con los Fitipaldis.

Repentina disolución

La culpa de que Leño sea un mito la tiene (además de su incontestable, duradera y espontánea calidad musical que le reportó para siempre la impronta de pioneros y grupo de referencia) su repentina disolución en octubre de 1983.

No habían pasado, entonces, ni siquiera seis años desde su formación, se encontraban en la cresta de la ola y dejaban atrás un corto legado de apenas 30 canciones a sus espaldas. Un repertorio nada extenso pero de una densidad, impacto y variedad tal, que aún hoy sigue siendo influencia para muchos músicos y motivo de disfrute para muchos aficionados.

¿Y cuál fue la clave del éxito? Pues quizá la verdad de sus historias, nacidas de las inquietudes de Rosendo, entonces (y todavía ahora) rockero de Carabanchel, una de los distritos con más solera del extrarradio de Madrid. Inquietudes que hacían referencia a temas muy diversos y que el guitarrista, compositor y voz de Leño transmitía en sus letras de tal manera que enganchó a los jóvenes de su generación y a muchos de las venideras.  

La aparición de Leño significaba que el talento podía estar escondido en la panadería de la esquina o en el banco del parque. Aquello se puede interpretar ahora como un ‘golpe de Estado’, pero este mucho más constructivo que el de Tejero, nacido en el barrio (no en oscuros cuarteles) y cambiando las pistolas por armas inofensivas: voz, guitarra, bajo y batería.

Leño se erigió como un grupo contestatario en una difícil época para España, en los primeros años de democracia. Canalizar tanta libertad repentina no fue una labor nada fácil para los cientos de miles de chavales de barrio que habitaban las grandes ciudades. Las historias de Leño tocaron la fibra de aquellos muchachos, mucho más ingenuos de lo que sus ‘malas pintas’ podían hacer creer a la ‘gente decente’.

La crisis económica, el paro, la inestabilidad del gobierno o la sombra, que aún era muy alargada tal y como quedó patente hace justo hoy 29 años, del reciente régimen fascista eran problemas reales al inicio de los ochenta, que se percibían con mayor nitidez en calles como las de Carabanchel. Canciones como ¡Que tire la toalla!, Cucarachas o Entre las cejas trajeron aire fresco y sirvieron de cierta brújula en las conciencias de algunos jóvenes de la época, que eran quienes más sufrían aquellos problemas.

Sensibilidad y profundidad

Muchas historias que contaba Leño salían del orgullo, en la versión más noble del término. Esa primera generación de jóvenes 'libres' tenía que lidiar con la incipiente tentación de la droga, que a tantos se llevó por delante, a la vez que quería reivindicarse como seres capaces de labrarse su destino, pero por un camino que quizá no era por el que les intentaban guiar sus mayores. El orgullo de ser rockero y joven quedó sellado en temas como Mientras tanto, Corre, Corre, No voy más lejos, No se vende el rock and roll, Como debe de ser y en el ya encumbrado como himno, Maneras de vivir, una decidida declaración de intenciones de cómo pasar por la vida.  

Y todavía queda otra parte del repertorio. En ella, Rosendo fue capaz de plasmar una sensibilidad que le transfirió una profundidad mayor a Leño que la que tenía el resto de grupos de lo que entonces se llamó rock urbano. Sorprendente, Insisto, ¡Qué desilusión!, La fina, Todo es más sencillo o Sin solución son letras de una belleza muy por encima de la estimación general que se tenía y se tiene sobre "aquellos melenudos que chillaban y aporreaban guitarras".

Prácticamente todas estas canciones y muchas más aparecen versionadas en Bajo la corteza. Ahora también los no iniciados en el rock español tendrán la oportunidad de disfrutar de la universalidad de los temas de Leño. Ya no hay excusas.

El resultado es un compendio de estilos. Rock clásico, rock duro, punk, tango, funky fusión, pop… en todos esos registros se pueden volver a escuchar o descubrir por primera vez las canciones del trío formado en Madrid en 1978.

Histórica reunión 26 años después

Para presentar el disco, el pasado miércoles se celebró una fiesta en la madrileña Sala Caracol. Sólo se podía entrar con invitación y el secreto mejor guardado hasta última hora fue que los Leño volverían a juntarse en un escenario.

El hecho, histórico para todos aquellos que lo presenciaron, ocurrió poco antes de las diez de la noche. La emotividad fue extrema, llegando a rodar por las mejillas de los afortunados asistentes alguna que otra lágrima. Tocaron cinco canciones (incluida Maneras de vivir con Miguel Ríos) y, tras terminar con la filantrópica estrofa "dime qué puedo hacer por ti", que cierra la canción Sorprendente, abandonaron el escenario tal y como se separaron en el 83: de repente y rodeados de éxito.

Con un “hasta dentro de otros 30 años” gritado por Rosendo, se echó el telón y se apagaron de golpe todos los rumores sobre un hipotético regreso. Nunca han cedido (ni por mareantes ofertas) al deseo general de que vuelvan y no tiene sentido que lo hagan ahora. Sólo queda desear que ojalá dentro de 30 años sigan existiendo tipos tan íntegros.

Leño pa’siempre. Gracias.

Para todos los iniciados en el rock patrio, decir Leño significa germen, raíz o principio de este estilo musical en lo que a la piel de toro se refiere. Ningún grupo del pop-rock ha alcanzado tal índice de mitificación en la historia reciente de España.