Es noticia
En el filo de lo increíble
  1. Cultura

En el filo de lo increíble

“Acaba de aparecer un nuevo libro. Lo he titulado B y es un libro en prosa. Tal vez sea una novela”. Eso nos dice el poeta

Foto: En el filo de lo increíble
En el filo de lo increíble

“Acaba de aparecer un nuevo libro. Lo he titulado B y es un libro en prosa. Tal vez sea una novela”. Eso nos dice el poeta y crítico Alberto Santamaría, padre de la criatura. Se refiere a ello como algo “nuevo”, y lo es, no sólo en el sentido de “efímero ocupante del escaparate de una librería”, sino en el de “experimento”, una forma muy personal de narrar no muy alejada de su obra poética precedente. Es nuevo porque es su primera obra narrativa. Es nuevo porque se distingue de la narrativa general, no por aportar técnicas o estructuras novedosas, sino la mirada única del autor -algo que parece inevitable, pero no lo es-.

 

El argumento es tan breve como la misma obra: B habla ante una cámara; se confiesa, pero no se explica, sino que narra aleatoriamente fragmentos de su vida, sabedor de que la muerte lo acecha. No como a cualquiera, en un horizonte indeterminado o lejano, sino presente: la muerte es su compañera desde que su hermano le disparara -¿accidentalmente?- en la rodilla. “La bala, como una cápsula terrorista, esparcirá por tu cuerpo todo su veneno”. Pero va advirtiendo su presencia, golpe a golpe: su amante, que deambula con el hijo de ambos, muerto, en el bolso; su hermano asesino, que se pasea con una cabeza de mujer en un cubo. Es una muerte compañera, una muerte de la guarda.

B se nos muestra a través de sus recuerdos, pero no es un narrador fiable. Su identidad es la mayor de las incógnitas, la que engloba a las demás, que surgen por doquier. ¿Quién es B? Sabemos que es escritor, que presumiblemente es un asesino o imagina serlo, que ha empeñado su vida en reconstruir vidas ajenas. Él se define así:

“No soy lo que se dice un tipo raro.

Soy alguien a quien en agosto le duele la rodilla.

Alguien que tiene una bala con núcleo de plomo en la rodilla izquierda.

Alguien con una bala en su rodilla y que va a morir.

Por eso estoy aquí, frente a ti.”

“Eso [la bala], en el fondo, es lo que soy”, dice en otro lugar. La muerte encapsulada marca su vida, que tiene como metáfora el desguace en el que pasó parte de su infancia. A él le ha hecho su hermano, de cuya existencia podemos dudar, pero no demasiado. Quizá sea una transferencia de su yo criminal, no en vano el libro predilecto de B es El extraño caso del Dr.Jekyll y Mr. Hyde. Esta puede ser o no la respuesta, porque el narrador puede dejar pistas falsas. Como un caleidoscopio, cada interpretación del lector cambia el sentido de lo narrado. ¿La intención del autor? Confundir: la perniciosa inclinación humana a buscar el orden a su alrededor. Pese a todos los esfuerzos de la filosofía desde Hume, aún no se ha convencido la humanidad de la inanidad de este empeño. B es un narrador del que no nos podemos fiar, porque no podemos valorar su experiencia con nuestros paradigmas, pues “En el planeta Me Estoy Muriendo es fácil inventar e invertir el orden de los acontecimientos (…). En el planeta Me Estoy Muriendo la palabra orden carece de traducción posible”.

Y no sólo en ese topos límite, en el que B está tan vivo y tan muerto como el gato de Schrödinger, también en la escritura. “Escribir (…) no es más que tratar de ordenar algo sabiendo de antemano que todo orden es imposible”. Además, “El desvío es el camino correcto”. Santamaría escribe en la frontera entre la poesía y la narración, donde todo es doble, difuso. Y la novela, que se arriesga a la ininteligibilidad, seduce por la belleza de su estructura, un caos sujeto delicadamente por pinzas narratológicas, y por la belleza de su prosa, moldeada con la precisión de un poeta.

 B. Ediciones El desvelo. 112 págs. 15€. (Comprar libro)

“Acaba de aparecer un nuevo libro. Lo he titulado B y es un libro en prosa. Tal vez sea una novela”. Eso nos dice el poeta y crítico Alberto Santamaría, padre de la criatura. Se refiere a ello como algo “nuevo”, y lo es, no sólo en el sentido de “efímero ocupante del escaparate de una librería”, sino en el de “experimento”, una forma muy personal de narrar no muy alejada de su obra poética precedente. Es nuevo porque es su primera obra narrativa. Es nuevo porque se distingue de la narrativa general, no por aportar técnicas o estructuras novedosas, sino la mirada única del autor -algo que parece inevitable, pero no lo es-.

Novela