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La gran mujer detrás de Carlos V
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La gran mujer detrás de Carlos V

Se lamentaba hace una década Manuel Fernández Álvarez, en su monumental biografía de Carlos V (El César y el hombre, Espasa-Calpe), de la ausencia de biografías

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La gran mujer detrás de Carlos V

Se lamentaba hace una década Manuel Fernández Álvarez, en su monumental biografía de Carlos V (El César y el hombre, Espasa-Calpe), de la ausencia de biografías de valor de la emperatriz Isabel. A corregir este vacío se ha dispuesto Antonio Villacorta, autor de libros como Las mujeres de Lope de Vega o las biografías del rey don Sebastián de Portugal o Juana de Austria, la jesuita, que logró entrar en la Compañía de Jesús, vetada a mujeres, pronunciando los votos bajo el nombre de Mateo Sánchez. Salta a la vista que estos personajes tienen un interés propio, por su excentricidad o su relevancia histórica. Sin embargo, Isabel de Portugal parece cobrar importancia tan sólo por préstamo de su ilustre esposo, Carlos V de Alemania, I de España.

Apenas se sumerja el lector en las páginas de esta amplia y generosa biografía, encontrará con que no hubo préstamo, sino intercambio. Que la deuda íntima del Emperador con su esposa fue enorme. Es conocida la debilidad psíquica de Carlos de Gante, su indolencia, su falta de voluntad. Mientras su bien amada esposa vivió, algo pudo corregir aquellos defectos de carácter. Ella le trajo paz, equilibrio, además de herederos, entre ellos Felipe II. Su romántico amor, muy poco habitual en aquellos tiempos de matrimonios forzosos, lo narra Villacorta con profusión, con deleite. La huella que aquel amor dejó en el emperador fue imborrable, y el dolor por la temprana muerte de su esposa, igualmente imperecedero. Mucho tuvo que ver con el progresivo abandono de sus ansias de gloria, con su famosa abdicación.

 

Mas por las venas de Isabel corría una sangre que no se contentaba con el papel de enamorada. Descendiente de los grandes reyes de Portugal -Casa de Avis- y de los Reyes Católicos -Casa de Trastámara-, tuvo como modelo de muchas cosas a Isabel la Católica, y heredó sus buenas dotes de mando. Aunque su esposo no le dejó poderes absolutos cuando tuvo que salir de Castilla a sus muchos compromisos europeos, sí condujo favorablemente los periodos de regencia, revelando una capacidad política más que aceptable. Ella prefería ocuparse de sus hijos, que la amaron profundamente, y llevaba mal las largas ausencias de su esposo, pero cumplió con su deber para con sus súbditos, que le devolvieron sus atenciones con grandes muestras de cariño, aún después de muerta.

Es esta una biografía que, si no es “necesaria”, es conveniente. Escrita en la tradición del ensayo español, en línea directa con los Menéndez Pidal y Marañón, no oculta su perspectiva tradicional y católica, que sin embargo no obstaculiza la exposición de los hechos -antes bien, lo contrario-. El enfoque es amplio, y junto a la narración de la vida íntima de la Emperatriz tenemos noticia de un momento histórico difícil, en el que el mundo medieval que aún representa Carlos se descompone sin que sus virtudes y esfuerzos logren detener el imparable proceso de la modernidad. Ella, la protagonista entrañable y dulce de esta historia, calmará con su amor la zozobra del emperador encaminado a una inevitable derrota.

 La emperatriz Isabel. Ed. Actas. 606 págs. 36 €. Comprar libro.

Se lamentaba hace una década Manuel Fernández Álvarez, en su monumental biografía de Carlos V (El César y el hombre, Espasa-Calpe), de la ausencia de biografías de valor de la emperatriz Isabel. A corregir este vacío se ha dispuesto Antonio Villacorta, autor de libros como Las mujeres de Lope de Vega o las biografías del rey don Sebastián de Portugal o Juana de Austria, la jesuita, que logró entrar en la Compañía de Jesús, vetada a mujeres, pronunciando los votos bajo el nombre de Mateo Sánchez. Salta a la vista que estos personajes tienen un interés propio, por su excentricidad o su relevancia histórica. Sin embargo, Isabel de Portugal parece cobrar importancia tan sólo por préstamo de su ilustre esposo, Carlos V de Alemania, I de España.