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Farmacéutica Anna Crusafont debuta con 72 años con una novela de amor maduro
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Farmacéutica Anna Crusafont debuta con 72 años con una novela de amor maduro

Irene Dalmases Barcelona, 19 jul (EFE).- Siempre quiso ser escritora, pero la influencia familiar la llevó a estudiar farmacia y a regentar una

Irene Dalmases Barcelona, 19 jul (EFE).- Siempre quiso ser escritora, pero la influencia familiar la llevó a estudiar farmacia y a regentar una en su ciudad natal, Sabadell. Ahora, a sus 72 años, Anna Crusafont, hija del paleontólogo Miquel Crusafont, debuta como novelista con "Isola Bella", una historia de amor maduro en el norte de Italia.

En una entrevista con Efe, explica que siempre sintió vocación por la literatura, aunque, profesionalmente, se ha pasado la vida entre compuestos farmacéuticos y atendiendo a su clientela.

Sin embargo, hace diez años, con el negocio familiar más que consolidado, decidió apuntarse a un curso de escritura y, posteriormente, acudió a los que ofrecen en el Ateneo barcelonés, donde "tuve mucha suerte al poder conocer al profesor Andreu Ayats, un maestro, al que como alumna no paré de avasallar".

De este taller nació su primer proyecto literario y empezó a trabajar en "Isola Bella", que será editada en catalán por Columna, y en castellano por Rocaeditorial.

También está previsto que la novela traspase fronteras puesto que sus derechos también se han vendido a Portugal, llegando así al gran público.

Se trata de una historia de amor entre una mujer madura, en la cincuentena, y un atractivo actor de teatro que pasa una temporada en la italiana Stresa, donde quiere curar las heridas del pasado y escribir sus experiencias.

Entre Júlia y Llorenç, siempre entre una cortina de lluvia, surgirá una relación, basada en el respeto, contenida, "pero con mucha erótica", y con un final que Crusafont cree que "sólo podía ser de esta manera, porque ella no quiere dejar a un hombre para estar con otro".

En cierta manera, es un relato que puede tener un aire a "Los puentes de Madison", de Robert James Waller, según le han comentado algunos de los que ya han recorrido las páginas de "Isola Bella".

Admiradora de autoras como Virginia Woolf, Víctor Català o Mercè Rodoreda, dice esta escritora novel que con la "edad una se da cuenta de que tenemos mucho que decir, de que lo que está comprimido en nuestro interior tiene mucha fuerza y quiere salir".

Asimismo, su apuesta es por un lenguaje diáfano. "Tengo -prosigue- un respeto extraordinario hacia el lector, de manera que no quiero cargarlo. Siempre escribiré para que mis textos los pueda leer todo el mundo".

Sobre el eterno debate en torno a la denominada literatura sólo para mujeres, Anna Crusafont argumenta que en su caso "escribo como una mujer porque soy una mujer, pero nunca tuve la intención de crear un relato sólo para ellas" y agrega que "es más, soy de las que quiero un acercamiento con los hombres y que podamos entendernos mucho mejor".

Preguntada sobre si tiene en mente otro nuevo proyecto literario, indica que actualmente sólo acude a su farmacia unas dos horas diarias, dedicando el resto de su tiempo a escribir.

Por este motivo, ya tiene terminada otra novela, una saga, mucho más coral y con más páginas que "Isola Bella", con una estructura más complicada, y que recorre un período de tiempo que va de la inmediata posguerra española la actualidad. EFE.

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Irene Dalmases Barcelona, 19 jul (EFE).- Siempre quiso ser escritora, pero la influencia familiar la llevó a estudiar farmacia y a regentar una en su ciudad natal, Sabadell. Ahora, a sus 72 años, Anna Crusafont, hija del paleontólogo Miquel Crusafont, debuta como novelista con "Isola Bella", una historia de amor maduro en el norte de Italia.