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Cartier-Bresson, el dueño del instante
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Cartier-Bresson, el dueño del instante

Estaba siempre donde tenía que estar acompañado de su inseparable Leica. Un beso robado, un gran salto en un charco, una sonrisa indescriptible… “Fotografiar es poner

Foto: Cartier-Bresson, el dueño del instante
Cartier-Bresson, el dueño del instante

Estaba siempre donde tenía que estar acompañado de su inseparable Leica. Un beso robado, un gran salto en un charco, una sonrisa indescriptible… “Fotografiar es poner en el mismo punto de mira la mente, el ojo y el corazón”, decía. Y parece ser que lo lograba, ya que nada se escapaba a Henri Cartier-Bresson (1908-2004) del que el pasado año se cumplieron cien años de su nacimiento. Oportunidades como ésta han de ser aprovechadas para homenajear a un fotógrafo tan prolífico como él. Es lo que ha hecho la Casa Europea de la Fotografía de París con una exposición convenientemente titulada Henri Cartier-Bresson, a primera vista.

 

La muestra recoge un total de 120 fotografías que provienen de sus dos series mayores, París y Los europeos, realizadas entre los años 1929 y 1978. En ellas se aprecia su gusto por las composiciones equilibradas, los retratos sinceros, los contrastes: "lo que me apasiona son las proporciones. No hay luz sin sombra, vacío sin lleno, curva sin recta".

 

Pero no fue la fotografía la primera inclinación de este hijo de una familia de industriales. La pintura, especialmente surrealista, fue su pasión temprana hasta que en 1932, después de pasar un año en Côte d’Ivoire descubre la que va a ser su cámara favorita: la mencionada Leica. La cosa le fue tan bien que su primera exposición es en Nueva York en la Galería Julien Lévy en el año 1933. Y no solo eso, sino que sus instantáneas son paralelamente expuestas en España en el Ateneo de Madrid.

 

Después de sus viajes por Europa del Este y México se comienza a interesar por la realización de películas mientras se le dedica en Nueva York su segunda muestra junto a los trabajos de Evans y Álvarez Bravo. De hecho, en 1936 ejerce de asistente de Jean Renoir en su dulce película Una partida en el campo.

 

El fotógrafo será hecho prisionero de guerra en 1940, pero tras lograr escapar en su tercera tentativa, trabajará para Ediciones Braun como fotógrafo de los artistas de la época Matisse, Braque o Bonnard. Será testigo, cámara en mano, de la liberación de París y durante su exposición en el MoMA en 1947 fundará la agencia Magnum junto a Robert Capa, David Seymour y William Vandivert. Seguirá viajando por oriente en los años que Mahatma Ghandi es asesinado y en los seis primeros meses de la República Popular China. Una de sus datos más honroso es haber sido el primer fotógrafo extranjero admitido en la URSS tras la muerte de Stalin.

 

Incansable cazador de imágenes, decidirá en el año 1973 volver al arte pictórico que desde sus inicios tanto le apasionó: "Después de tanto correr, llega el momento del elogio de la lentitud".

Estaba siempre donde tenía que estar acompañado de su inseparable Leica. Un beso robado, un gran salto en un charco, una sonrisa indescriptible… “Fotografiar es poner en el mismo punto de mira la mente, el ojo y el corazón”, decía. Y parece ser que lo lograba, ya que nada se escapaba a Henri Cartier-Bresson (1908-2004) del que el pasado año se cumplieron cien años de su nacimiento. Oportunidades como ésta han de ser aprovechadas para homenajear a un fotógrafo tan prolífico como él. Es lo que ha hecho la Casa Europea de la Fotografía de París con una exposición convenientemente titulada Henri Cartier-Bresson, a primera vista.