Melodías pictóricas de San Petersburgo

Cerca de Estepona, en el Resort El Campanario, se inaugura hoy una pequeña muestra de dos artistas de San Petersburgo. Bajo el título de Música de Dos se recoge el trabajo de Vladimir Komelfo (Fomichev) y Zoya Norina.

 

Ambos se distinguen por trabajar con colores deslumbrantes que combinan con tonos apagados, trasmitiendo por medio del papel y la pintura, sentimientos parecidos a los que se pudiesen experimentar paseando por el Jardín de Verano de San Petersburgo. Así, las obras de Komelfo-Norina con tan sólo unas líneas y con unas manchas de color, a primera vista, ocasionales, pueden despertar tristeza, ternura, alegría o nostalgia.

Los dos pertenecen a la última generación de artistas sanpetersburgueses que todavía tienen esa sensación de ser parte de minorías selectivas… Su obra creativa se desarrolla durante la época dura de la transición, la época de búsqueda general de nuevos ideales estéticos y espirituales, que, según se espera, van a permitir a San Petersburgo ocupar de nuevo un lugar decente dentro del arte europeo.

Estos creadores que aspiran a alcanzar la libertad creativa, cada vez se inspiran menos en el racionalismo autosuficiente, en los juegos malabares intelectuales con las réplicas y citas fácilmente reconocidas, en fin, en el aristocratismo de la alta escuela académica sermoneado durante décadas.

La técnica elaborada por los pintores trasforma la carne frágil de papel, presentándonos una alternación extraña de armonía y disonancia. Las transformaciones suaves de colores a veces están seguidas por los acordes vivos de manchas de colores opuestos, y el contorno refinado está al lado de trazos bruscos que se convierten en una línea nerviosa discontinua. Lo espontáneo y lo premeditado se combinan en su obra muy naturalmente, en la medida que lo exige la relación honesta en cuanto al método elegido. Las clarividencias intuitivas y los sentimientos libres están acompañados por la exactitud formal y el movimiento relajado del pincel se somete a la disciplina del oficio artístico.

El trato atento de la factura, la investigación amorosa de las calidades de la tela de papel (todos estos arañazos, pliegues, cortes y asperezas) forman parte de la continuación natural de sus búsquedas gráficas y coloreadas.

Todos estos detalles hacen de la muestra un pequeño y vibrante paseo por la ciudad del zar Pedro el Grande.