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Los magos y sus historias famosas
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Los magos y sus historias famosas

Desde siempre, los cuentos han dado a sus maravillados oyentes, o lectores, coordenadas morales que les ayudaban a convertirse en miembros de pleno derecho del grupo.

Desde siempre, los cuentos han dado a sus maravillados oyentes, o lectores, coordenadas morales que les ayudaban a convertirse en miembros de pleno derecho del grupo. Era difícil, en esas épocas pasadas, recibir un mínimo de educación de otro modo y los cuentos cumplían esa función demostrando que la inteligencia narrativa ocupa un lugar principal en la estructura cognitiva del ser humano. Y, si esto ocurre entre los muggles, lo mismo pasa entre los magos. Albus Dumbledore, uno de los más poderosos de nuestra época, se paseaba con un gastado ejemplar de Los cuentos de Beedle el Bardo, un personaje del siglo XV autor de algunos de los cuentos más célebres entre los niños magos. Dumbledore le regaló su incunable a Hermione Granger, quien vertió las runas al inglés, para luego ser J. K. Rowling quien lo publicara en el mundo muggle.

 

Así ha llegado hasta nosotros esta breve antología formada por cinco piezas comentadas por el propio Director de Hogwarts. Son cuentos a la antigua usanza, con moraleja, en los que no cabe esperar que el cazador rescate a Caperucita en el último momento como en las versiones recientes y edulcoradas del clásico popular. Los cuentos pertenecen a dos grupos por su enseñanza moral: los universales humanos y los restringidos a los magos. El mago y el cazo saltarín y La fuente de la buena fortuna versan sobre la generosidad y el respeto al otro. En cambio, El corazón peludo del brujo, Babbitty Rabbitty y su cepa carcajeante y La fábula de los tres hermanos, que sonará a los lectores de la heptalogía de Harry Potter, son cuentos para magos que tratan de problemas derivados de la particularidad de tener aptitudes mágicas y las tentaciones que produce, como la inmortalidad, la invulnerabilidad o la resurrección de los muertos.

Es por ello que el mayor motivo que un muggle puede tener para comprar este libro es que la cuarta parte del dinero que paguemos por él irá destinada a ayudar a otros niños muggle. Rowling, junto con la Baronesa de Winterbourne, fundaron en 2005 The Children´s High Level Group para ayudar, por ahora sólo en Europa, a niños desfavorecidos. Los cuentos tienen poca chicha, y los comentarios de Dumbledore no son los que cabría esperar de todo un Director de una institución de la historia y prestigio de Hogwarts. Aunque sabemos que sus motivos eran otros, no podemos sino mostrar un total acuerdo con Lucius Malfoy en sus dudas sobre la capacidad del venerable anciano para ocupar tales funciones. Esperamos de todo corazón que Minerva McGonagall resulte una directora más capaz intelectualmente, aunque el carisma de Dumbledore durante los años oscuros haya sido incuestionable.

Historias de muggles

Los muggles tenemos nuestra particular visión del mundo mágico que, gracias a las indagaciones de la Rowling no resulta tan descabellada. Por su parte, Mónica Carretero describe la vida y milagros de las brujas, sus costumbres, mostrando que, pese a su adusta apariencia tienen más sentido del humor que lenguas de víbora. Su Manual de las brujas (Pearson) es imperdonable para todo aquel curioso del aspecto social de la nigromántica. Algo inquietante es también El pueblo de mala muerte (Sandra Comino, Comunicarte), donde las cosas tampoco son lo que parecen en este irónico volumen que aborda el tema de la muerte desde la tradición mexicana. Algo de miedo da, por supuesto, como miedo tiene Tiranosaurio Reg (Dan Crisp, Juventud), un pequeño T-Rex recién salido del cascarón y aterrorizado por los enormes dinosaurios que le rodean. ¡Si él supiera! Y ya, para paladares exquisitos, aunque jóvenes –a partir de 12 años- son los Cuentos de la periferia de Shaun Tan (Barbara Fiore Ed.), quince historias que ocurren en un barrio cualquiera de las afueras, y cuyo carácter onírico no esconde su poder evocador y reflexivo.

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Los muggles también cuentan en Navidad

 

Nadie mejor que Marta Rivera de la Cruz para abordar una entrañable historia navideña, y por eso se embolsó el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil 2008 con La primera tarde después de Navidad, un cuento que recuerda un poco a Mary Poppins sobre la visita de Marta, y su hermano Nacho, a su tía Melinda, cuya casa nunca habían visto y que encuentran animada por la magia y la fantasía. Y es que, en Navidad, magia y fantasía copan el campo experimental de los niños, como le ocurre a la cochinita de Olivia recibe la Navidad (Ian Falconer, FCE), que ayuda a decorar el árbol, a preparar la cena, mientras espera ansiosa la llegada de Papá Noel. Olivia es una niña, aunque cerda, muy común. Al contrario que Sam, que cree que es justo dar por Navidad Un regalo para Papá Noel (David Wood, Planeta), que se lo ha ganado. Mucho debe aprender de Sam el travieso protagonista de La fabulosa Navidad de Pablo Diablo (Francesca Simon, SM), pero claro, entonces no sería la estrella de la colección Barco de Vapor.

Y mañana... Una nube en mi cama, poética infantil de la mano de Heinz Janisch.

Desde siempre, los cuentos han dado a sus maravillados oyentes, o lectores, coordenadas morales que les ayudaban a convertirse en miembros de pleno derecho del grupo. Era difícil, en esas épocas pasadas, recibir un mínimo de educación de otro modo y los cuentos cumplían esa función demostrando que la inteligencia narrativa ocupa un lugar principal en la estructura cognitiva del ser humano. Y, si esto ocurre entre los muggles, lo mismo pasa entre los magos. Albus Dumbledore, uno de los más poderosos de nuestra época, se paseaba con un gastado ejemplar de Los cuentos de Beedle el Bardo, un personaje del siglo XV autor de algunos de los cuentos más célebres entre los niños magos. Dumbledore le regaló su incunable a Hermione Granger, quien vertió las runas al inglés, para luego ser J. K. Rowling quien lo publicara en el mundo muggle.