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Un Pulitzer divertido, patético y genial
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Un Pulitzer divertido, patético y genial

Vamos a decirlo de una vez. Junot Díaz (1968) ha creado un monstruo. Pero un monstruo de los buenos. Oscar Wao es el nuevo Ignatius T.

Vamos a decirlo de una vez. Junot Díaz (1968) ha creado un monstruo. Pero un monstruo de los buenos. Oscar Wao es el nuevo Ignatius T. Reilly que en su día John Kennedy Toole crease para ese clásico norteamericano titulado La conjura de los necios. Este flamante Premio Pulitzer 2008 es un fantástico libro que desarrolla la historia de una familia de procedencia dominicana afincada en EE.UU. Una historia contada con un encantador estilo que recuerda a la soltura que suele ofrecer David Foster Wallace, pero inundada en este caso de referencias a la literatura fantástica o el cómic. El señor de los anillos, Watchmen, Dune y otros tantas referencias acampan a sus anchas en este texto preñado de spanglish o, como dice Díaz, "una especie de criollo" en la que uno parece necesitar el diccionario para seguirle.

Y es que el respeto por el texto original ha hecho que a la hora de traducirlo al español se haya echado mano de una traductora cubana, Achy Obejas, que ha trabajado codo con codo con el autor. Se nota. El libro se plaga de vocablos de todo pelaje: bróder, fly, nerdismo, fokin, jevita... Son términos que contribuyen a dar la sensación de ser la narración oral de una historia divertida y patética a partes iguales en la que la presencia del dictador Trujillo, que gobernó con puño de hierro durante 1930 a1 1961, es como "el ojo de Sauron", siempre presente y que parece tener que ver mucho con el fukú -maldición, condena- que sufre esta historia de tres generaciones.

La génesis del libro parece que no fue fácil. Junot Díaz, que buscaba su lugar en la literatura tras la buena acogida de su libro de relatos publicado en 1996, y titulado en España Los Boys, había dejado por el camino el proyecto de crear un libro apocalíptico, The Secret History (la historia secreta), algo en lo que tuvo mucho que ver el fatídico 11-S. Después de que la vida real le "hubiera superado", estuvo dando tumbos hasta que tras caer en sus manos La importancia de llamarse Ernesto pronunció el nombre de Óscar Wilde en dominicano "Óscar Wao". Había nacido su héroe: "tuve la visión de un pobre nerd [vocablo que se repite durante toda la obra y que hace referencia a los fracasados de la sociedad, a los raritos] negro y jodido del gueto (...) El tipo de nerd del gueto en el que me hubiera convertido yo si no me hubieran 'descubierto' las chicas".

Desde luego, Díaz apuntaba maneras de nerd. Cuando su padre les abandonó en los 80 y su hermano enfermó de leucemia, su familia entró en un periodo de pobreza que agudizó su imaginación y su pasión a la lectura. Empezó a aficionarse a las películas y los libros apocalípticos, sobre todo el trabajo de John Christopher, la saga de El planeta de los simios y la miniserie de la BBC, Edge of Darkness. Todas las dificultades le llevaron hacia la escritura, hacia esta primera novela fruto de un trabajo exhausto: "Me llevó siente años y muchas lágrimas" porque, como reconoce, "no eres de verdad un novelista hasta que llegas al agujero más profundo de tu jodida vida, y desde ahí escribes".

El resultado es magnífico. La maravillosa vida breve de Óscar Wao es un libro lleno de inteligencia y sentido del humor a la par que una gran denuncia de las barbaridades cometidas durante el trujillato. Con una estructura de voces cruzadas, de saltos temporales, Díaz lleva al lector donde quiere sin hacer perder a su historia un ápice de encanto. Sorprenden sus geniales notas a pie de página, que son aclaraciones y descripciones de las hazañas de algunos de los personajes más oscuros de esta dictadura caribeña, y hay momentos en los que la sonrisa se empeña en no marcharse de la cara del lector. Y es que estamos ante un libro destinado a ser un clásico y a tener un éxito editorial tan importante como el que cosechó en Estados Unidos. No lo pierdan de vista.

LO MEJOR: Es una lectura que te atrapa totalmente.

LO PEOR: Que te puedes perder con alguna de sus expresiones.

Vamos a decirlo de una vez. Junot Díaz (1968) ha creado un monstruo. Pero un monstruo de los buenos. Oscar Wao es el nuevo Ignatius T. Reilly que en su día John Kennedy Toole crease para ese clásico norteamericano titulado La conjura de los necios. Este flamante Premio Pulitzer 2008 es un fantástico libro que desarrolla la historia de una familia de procedencia dominicana afincada en EE.UU. Una historia contada con un encantador estilo que recuerda a la soltura que suele ofrecer David Foster Wallace, pero inundada en este caso de referencias a la literatura fantástica o el cómic. El señor de los anillos, Watchmen, Dune y otros tantas referencias acampan a sus anchas en este texto preñado de spanglish o, como dice Díaz, "una especie de criollo" en la que uno parece necesitar el diccionario para seguirle.