Peter Sellars: Mozart se adelantó a los movimientos feministas

Wolfgang Amadeus Mozart fue un adelantado del movimiento feminista, como de tantas otras cosas, según el director escénico estadounidense Peter Sellars. "En cada una de sus grandes óperas siempre es una mujer quien interviene y le da un giro inesperado a la historia", explica a EFE Sellars, que ha traído este mes al centro Barbican de Londres su festival Nueva Esperanza Coronada, inspirado en el genio salzburgués.

"Mozart situó la posibilidad del futuro de Europa en el poder de difusión de la voz de la mujer", agrega el norteamericano, para quien el compositor de La Flauta Mágica formó parte de un "muy selecto grupo" de francmasones que prepararon un futuro "libre de autocracias". "Esa preparación (del Viejo Continente) para la democracia, que pasa por la representación democrática de la voz de la mujer, exigió dos generaciones de artistas, entre los que hay que contar también a Haendel", agrega.

"Las composiciones de Mozart no son solamente música bellísima, sino también música liberadora, y de ahí que sus obras resultasen en su día tan atractivas como amenazadoras (para el poder)", explica Sellars, que ha montado Zaide y Cossì fan tutte, entre otras obras del compositor.

Preguntado si la liberación de la voz de la mujer es lo que le falta precisamente al Islam, Sellars señala que ello no es privativo del islam ortodoxo sino también del cristianismo o judaísmo ortodoxos. "Ha habido mujeres a la cabeza de países islámicos asiáticos, pero todavía no hemos tenido a una presidenta en Estados Unidos, y probablemente Hillary Clinton no sea elegible en mi país por su condición de mujer", señala.

Colaboración con Maloof

Sellars se confiesa admirador de la filósofa francesa Simone Weil (1909-1943), a la que la compositora finesa Kaija Saariaho ha dedicado un oratorio, La Pasión de Simone, con texto del escritor libanés Amin Maloof. "Maloof ha escrito un texto en el que un grupo de amigos de la filósofa recuerdan momentos de su vida. Es como una nueva comunidad que se forma en torno a la memoria de una persona que no está ya aquí", explica Sellars.

Para éste, la más profunda testigo de las catástrofes del siglo XX fue esa pensadora de origen judío que hacia el final de su breve vida se aproximó al cristianismo. Mientras se cocinaba el Holocausto y otros filósofos se dedicaban a debatir "todo tipo de temas en un lenguaje abstracto", Simone Weil se preocupó, recuerda Sellars, de algo tan real y concreto como las condiciones de los trabajadores en las fábricas tras convertirse en obrera de las fábricas Renault.

"Weil representó una combinación de dolor y esperanza, de idealismo y aplastante desesperación. Es una experiencia muy poderosa la de tratar de alguien que vivió su vida con fe tan profunda", afirma. Preguntado por su interés por la ópera, Sellars explica que lo más importante para él es que "permite colaborar a gentes que pueden entender las cosas de distinta manera, pero que están dispuestas a crear y compartir un espacio común".

"Queremos dar un mentís a quienes hablan de choque de civilizaciones porque el máximo florecimiento de las culturas se produce precisamente cuanto entran en contacto unas con otras", señala Sellars. El director norteamericano agrega que el cine es "la ópera de nuestro tiempo", y de ahí que ocupe también un lugar importante en su festival gracias a películas como Opera Java, del indonesio Garin Nugroho, o Dry Season (Daratt), del chadiano Mahamag-Saleh Haroun.