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Summercase cierra dos noches de conciertos con el despliegue efectista de Daft Punk y Fatboy Slim
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Summercase cierra dos noches de conciertos con el despliegue efectista de Daft Punk y Fatboy Slim

La música consigue cosas que en la política son impensables. Madrid y Barcelona han compartido este fin de semana un solo sentimiento, fruto de la suma

Foto: Summercase cierra dos noches de conciertos con el despliegue efectista de Daft Punk y Fatboy Slim
Summercase cierra dos noches de conciertos con el despliegue efectista de Daft Punk y Fatboy Slim

La música consigue cosas que en la política son impensables. Madrid y Barcelona han compartido este fin de semana un solo sentimiento, fruto de la suma de otros miles: los de cada uno de los asistentes a Summercase, un festival que se ha celebrado en los dos lugares de manera simultánea y que ha congregado a algunos de los popes en el panorama internacional de la música pop-rock independiente y electrónica. Al FIB de Benicássim, que se celebra el próximo fin de semana, le ha salido una seria competencia siempre que los organizadores sepan superar en las próximas ediciones los fallos en la programación de los conciertos, los problemas de acoplamiento de sonidos de los escenarios y las colas de una hora para entrar o recoger una acreditación.

Los grupos que actuaban en una ciudad el viernes lo hacían el sábado en la otra y viceversa y, a pesar de todos los mitos que existen sobre las estrellas del rock, sólo hubo una banda –Mistery Jets– que se quedó en algún lugar del camino que va de Barcelona a Madrid. El resto hizo sus deberes y con más o menos acierto, dependiendo del caso, lograron el objetivo de todo festival: dejar a sus asistentes derrotados al volver a casa.

El viernes, los componentes de New Order tuvieron que apelar al recuerdo de Joy Division para intentar arrancar la empatía del público. Aunque la voz de Bernard Sumner no es la de Ian Curtis, Love Will Tear us Apart y Transmission hicieron que los miles de personas que se concentraban en uno de los escenarios principales comenzaran a saltar y que ya no dejaran de hacerlo cuando sonaron sus propios clásicos, como Blue Monday o Bizarre Love Triangle. Incluso la lluvia hizo acto de presencia al final del concierto y refrescó la que se presentaba como una calurosa noche en Boadilla del Monte.

A continuación, unos Primal Scream más rockeros que nunca dieron un recital en el que, entre tambaleo y tambaleo de Bobby Gillespie, cupieron los guiños al rock y R’n’B más clásico junto a constantes referencias a la psicodelia. La electrónica estuvo protagonizada en la primera jornada del festival en Madrid por la mayor apuesta sobre seguro que puede hacer un festival de música: The Chemical Brothers. Con el formato de dj set en vez de un concierto, Tom Rowlands y Ed Simmons se vieron mucho más sueltos que en otras ocasiones y brindaron una sesión plagada de llenapistas, aunque su ubicación en una de las carpas fue otro más de los asuntos que se deberían solucionar en próximas ediciones: demasiado conocidos para un escenario tan pequeño.

El sábado destacaban en el cartel de primera hora Dirty Pretty Things, Belle & Sebastian y The Cardigans. Los auténticos platos fuertes empezaban pasada la medianoche. Massive Attack ofreció lo que de ellos se esperaba. El problema de su concierto fue que estuvo mal programado dentro del horario del festival. Daft Punk acababa de ofrecer un espectáculo efectista y contundente, y a continuación debía ponerse a los platos el dj Fatboy Slim, seudónimo de un Norman Cook que prolongó su sesión hasta las cinco de la mañana y que parecía no caber de gozo cuando puso el Sunshine of your love de Cream. Las atmósferas envolventes de Massive Attack parecían ser un bache en el camino. Maxïmo Park, que actuaba en una de las carpas a la misma hora que los padres del sonido Bristol, fue la alternativa para muchas personas que prefirieron escuchar los certeros sonidos de su álbum de debut, A Certain Trigger.

La música consigue cosas que en la política son impensables. Madrid y Barcelona han compartido este fin de semana un solo sentimiento, fruto de la suma de otros miles: los de cada uno de los asistentes a Summercase, un festival que se ha celebrado en los dos lugares de manera simultánea y que ha congregado a algunos de los popes en el panorama internacional de la música pop-rock independiente y electrónica. Al FIB de Benicássim, que se celebra el próximo fin de semana, le ha salido una seria competencia siempre que los organizadores sepan superar en las próximas ediciones los fallos en la programación de los conciertos, los problemas de acoplamiento de sonidos de los escenarios y las colas de una hora para entrar o recoger una acreditación.